Pascua Cósmica
Celebración del nuevo Universo
José María VIGIL
Este ritual fue creado originalmente por la hermana
Miriam Terese McGillis en
los años 80 para celebrar la nueva visión de la creación. Desde entonces se ha
realizado en todo el mundo en muchos contextos diferentes. A su vez, nuestra
versión, reelaborada a partir de la celebrada y difundida[1] en enero de 2017 por la Unitarian Universalist Church de
Santa Fe[2] (NM, uusantafe.org), quiere poner en valor los principales
saltos cualitativos o ‘emergencias’ de nuestro Universo.
Lo que ofrecemos es fundamentalmente un texto, lo que
podría ser el guión para la narración/proclamación
del nuevo relato cósmico que hoy tenemos a nuestra disposición los humanos, por
primera vez, y que constituirá el núcleo de la celebración. El texto es amplio
y puede resultar excesivo para algunas comunidades o en determinadas ocasiones;
quienes preparen la celebración deben ver si la reducen, ya sea eliminando
algunos párrafos menos significativos para la comunidad, o
reduciendo/recortando otros párrafos. Mantenemos nuestro ofrecimiento del texto
amplio, tanto porque es más fácil recortar un texto que ampliarlo, cuanto
porque en las celebraciones amplias y distendidas, como una vigilia pascual,
incluso podrá resultar corto. Además, el texto está pensado también para la
meditación/oración personal.
El texto no pretende ser un texto racional científico,
sino que está pensado, al contrario, para provocar la admiración, la reverencia
ante el Misterio que se nos manifiesta en el cosmos y su desarrollo evolutivo;
leerlo sin esta perspectiva espiritual y esta intención de oración, sería no
entenderlo. Las notas del texto no formar parte del texto a proclamar;
pretenden más bien dar pistas para una posible ampliación o profundización, y
ayudar cuando el texto se utilice para la oración-meditación personal.
Conviene que sea proclamado y acogido meditativamente en
un ambiente de intimidad celebrativa, y podría ser muy bien acompañado por la
proyección de unas imágenes alusivas al contenido de cada párrafo; hoy resulta
muy fácil encontrar imágenes adecuadas a este propósito en la red, o
fotografiándola de libros adecuados.
Toda celebración tiene normalmente un componente
simbólico, ritual. Esta celebración suele ser acompañada de una escenificación
espacial que visibiliza plásticamente la inmensidad del tiempo de la historia
del cosmos y los eventos evolutivos que jalonan esa historia. Puede verse en la
red, en youtube[3].
Pero puede ser bueno que cada comunidad estudie y
concrete libre y creativamente cómo realizará esa escenificación, y qué
significado le va a dar, y cómo lo transmitirá a los participantes.
Lector: Bienvenidos a esta celebración de la Cósmica. El Misterio nos hace
maravillarnos, y la maravilla nos produce asombro. Hoy [esta noche] podemos
asomarnos a contemplar la belleza de la historia de nuestro universo cósmico.
Es la historia del Universo. Es la historia de nuestra Tierra. Es la historia
del Ser Humano. Es tu historia y mi historia, la historia de todo lo que
conocemos.
1) Hace trece mil setecientos treinta[4] millones de años, a partir de un punto más pequeño que un átomo
explotó una gran bola de fuego
cósmico, que se expandió explosivamente fuera de sí creando el
espacio y el tiempo del universo, y dando lugar a toda la energía y la materia
que conocemos hoy. Las ondas electromagnéticas de aquella gran explosión
todavía siguen recorriendo incansables el universo. La gran explosión inicial
no fue un instante, no se detuvo, continuó, y continúa expandiéndose todavía. Todo
es consecuencia de aquella formidable explosión creadora de energía, y todo lo
que ha sucedido desde entonces es consecuencia de aquella misma explosión, que
no cesa, que hace que las galaxias se sigan separando unas de otras, y que el
Universo siga expandiéndose... Y el Gran Misterio está allí, expandiéndose en
el Universo, aleteando sobre el caos primordial.
2) A medida que el Universo se fue
expandiendo, comenzó a enfriarse, y después
de aproximadamente un millón de años las cosas se enfrían
lo suficiente como para que el hidrógeno y el helio produjeran nuevas formas de
materia. Todo estuvo a oscuras durante unos 200 millones de años. La gravedad
fue agrupando los gases, y calentándolos, hasta que las primeras estrellas
empezaron a dar luz, otros 200 millones de años más tarde. Y el Gran Misterio
está allí, desde el principio, incubando la emergencia de formas siempre
nuevas.
3) La fuerza de la gravedad condensa las primeras estrellas, como
gotas de lluvia de nubes gigantes de gas y polvo. Se forman nebulosas y
sistemas estelares, incluso con sus planetas. Hace 13.200 millones[5] de años, aparecen las primeras
galaxias, formadas por estrellas que se fusionan. Esas galaxias
se unen, y forman otras más grandes, y otras, y cientos de miles de millones de
galaxias... incluyendo la nuestra, la Vía Láctea, que se formó hace unos 11.000
millones de años[6]. Y el Gran Misterio está allí, incubando desde dentro esa
creatividad y fecundidad cósmica incesante.
4) Las estrellas, nacen, viven, se
agrupan... y mueren, con una formidable explosión en las pueden resultar
100.000 veces más luminosas, las supernovas.
Se calientan tanto que, en su interior, los núcleos de los átomos
se fusionan para formar elementos más complejos que el hidrógeno y el helio,
como el oxígeno que respiramos, el calcio de nuestros huesos, el fósforo de
nuestro cerebro, el hierro de nuestra sangre... Todos estos nuevos elementos,
más pesados, que luego serán necesarios para el surgimiento de la vida, se han
formado en el abrasador núcleo de estrellas que desaparecieron muriendo con una
gran explosión, como supernovas, reciclándose una y otra vez con cada
generación de estrellas, desde hace miles de millones de años. Cada uno de los
átomos que hoy nos constituyen a los seres vivos tiene fecha de origen: en la
explosión de alguna supernova. Todos nosotros, y todos los seres vivos, estamos
hechos de polvo de estrellas... Y el Misterio de la Vida está ahí, en el
palpitar del cosmos, animando su crecimiento en complejidad.
5) Hace 4500 millones de años[7],
de la muerte explosiva de nuestra estrella abuela, Tianmat,
que murió como supernova explosiva, surge nuestra estrella, la que
llamamos Sol,
y un gran disco de gas y polvo, escombros de materia estelar, que giran en
torno a él, de los que se formarán los planetas y otros miembros de nuestra
familia del sistema solar. Y el Gran Misterio estaba ahí, en las reverentes
vueltas danzantes de los planetas, en la magnitud y la pequeñez de este sistema
solar, en torno a una estrella mediana, perdido en la inmensidad del vacío
interestelar de nuestra Galaxia...
6) Hace entre unos cuatro mil
cuatrocientos y cuatro mil quinientos millones de años, se forma la Tierra[8], a partir del disco de materia de gas y polvo que giraba en torno
al Sol, hasta convertirse en un planeta caliente fundido, con una fina corteza
rocosa. Aquí comienza la historia de lo que se convertirá en la canica azul[9] y blanca en el espacio, que sólo hace unos pocos años que pudimos
fotografiar llenos de asombro. Durante los primeros mil millones de años de la
Tierra, cometas y meteoritos curten a golpes su superficie, mientras ella se va
enfriando. Alguno de los mayores impactos hace que el eje de la Tierra se
incline 23 grados respecto a la perpendicular del plano de la eclíptica, lo que
dará lugar a las estaciones y a los ciclos anuales de la vida que más tarde
aparecerá en el planeta. Fragmentos de restos en órbita colisionaron y se
fusionaron formando lo que hoy es nuestra Luna, que al principio estaba diez
veces más cerca, brillaba unas cien veces más, y ejercía una fuerza gravitacional
mucho más fuerte. Y el Gran Misterio está ahí, en la rotación torcida de la
Tierra sobre la eclíptica, en el luminoso cortejo nocturno de la Luna, en la
danza de las estaciones y de las mareas.
7) La corteza de la Tierra se engrosa y se
agrieta, se forman las capas tectónicas y sus fallas, y exuberantes volcanes
expulsan el magma húmedo de la tierra profunda a la superficie. El vapor se
condensa sobre la tierra, las nubes se acumulan y la lluvia cae por primera
vez. La tierra se va enfriando más y más, dejando de ser aquella ascua fundida
original. Las lluvias son torrenciales, se derraman sobre la superficie del
planeta hasta que corren los ríos sobre la tierra, y se acumulan en los
océanos, que llegan a ser mucho más extensos que la tierra firme, en este
planeta que podría ser llamado el Planeta Agua. La distancia concreta que la
Tierra va manteniendo respecto al sol permite que el agua pueda mantenerse en
sus tres estados, que es una de las condiciones esenciales de la vida. Se trata
del agua líquida, el líquido más peculiar y necesario para la vida. Y el Gran
Misterio está allí, en las lluvias, atemperando el clima del planeta, formando y modelando la
geosfera.
8) Hace tres mil quinientos millones de
años[10], aparece la vida en nuestro planeta. Aún no sabemos si vino de
fuera o si surgió aquí: es todavía uno de los grandes enigmas de la ciencia. En
el seno del agua, enriquecida con las sustancias químicas necesarias, bajo la
acción de la energía y del calor del sol, emerge el Misterio de la Vida, en
pequeñas células microscópicas, sumamente simples, que llamamos bacterias, y la
Tierra cobra Vida.
Las bacterias son tan simples que
prácticamente no mueren, simplemente se dividen para multiplicarse (mitosis).
Con la vida, la materia está intentando una nueva forma de existencia, en un
nivel nuevo, como materia auto-organizada y auto-poiética, que se mueve a sí misma e incluso se
reproduce manteniendo su identidad. La vida ya no es simple materia, sino una
forma de auto-organización que la materia adopta, una forma que perdura con el tiempo, a pesar de que la
materia concreta de que está hecho ese ser vivo esté continuamente cambiando...
La vida no es sin más la materia (o sustancia) de un ser vivo, sino una
«forma», el proceso de auto-organización que lo constituye... El cosmos, en la Tierra, entra con ello en un nuevo nivel
de existencia, el de la auto-organización y la autopoiesis: la Vida, la biosfera. Y no es un conjunto de bichos vivos...
sino un mismo proceso englobante, con un mismo origen, encarnado en millones de
seres vivos que desde entonces se reproducen y mueren, pero que forman una
unidad, una única y misma Vida en este planeta –no sabemos todavía si hay vida
en otra parte del cosmos–. Y el Gran Misterio está allí, en las primeras
células vivas, en el salto cualitativo gigantesco que representa la
«emergencia» de la Vida.
9) Desde el principio la vida fue monocelular, como las bacterias: pequeñas células,
sumamente elementales, procariotas, sin núcleo. Hasta que después de mil
millones de años en el intento, la vida consiguió dar una voltereta sobre sí
misma y reinventarse: surgieron las células
eucariotas[11], es decir, con núcleo: una especie de sistema nervioso central de
la célula, donde, entre otras cosas, se almacena la información de sí misma, la
información que dirigirá todos sus procesos, su propia arquitectura biológica,
la forma de metabolizar su alimento, su forma de producir las proteínas que
necesita, su forma de reproducirse... Las células eucariotas pronto formarán
organismos multicelulares, y en el núcleo de todas y cada una de sus células se
guardará toda la información que describe el funcionamiento de la vida de ese
organismo y de su especie. Esa información está codificada en un código de
cuatro letras, el ADN que Crick y Watson descubrirán y descifrarán sólo en los
años 50 del siglo XX... y que es común a absolutamente todos los seres vivos de
este planeta... Así, en este nuevo nivel, la vida ya no sólo es materia auto-organizada, sino materia informada, que obedece la
guía de la información que la controla, información que reproduce y transmite,
y que trata con inimaginable superabundancia de reduplicación: todas las
células guardan en su núcleo toda la información propia de la especie -¡el libro de la Vida, en el que está escrito y podemos
rastrear todo nuestro pasado ancestral!–... La Vida se ha hecho materia auto-organizada y auto-informada. La aparición de las células eucariotas fue
un salto, una nueva «emergencia» en el desarrollo de la vida, un cambio tan
enorme y significativo como el surgimiento de la propia vida, como un volver a
comenzar. Y el Gran Misterio tiene que emplearse a fondo para acompañar estos
saltos cualitativos, complejificadores, ascendentes,
de la energía, la materia, la vida...
10) Hace 3.000 millones de años, las
bacterias, que se han extendido por todo el planeta, han resultado tan exitosas
y se han multiplicado tanto, que se quedan sin fuentes de energía. En respuesta
a esa crisis de escasez, evolucionan hacia una forma de captar directamente la
energía del Sol, que pasan a utilizarla para crear nuevas fuentes de
alimentación, a partir del agua y de minerales simples: las algas verdiazules[12] inventan la fotosíntesis, que será –y continúa siendo– la base principal de la alimentación
de todos los seres vivos. Con lo más abundante y barato de la tierra, el agua y
el dióxido de carbono (que además es tóxico), la fotosíntesis toma la energía
del sol y la «encapsula» formando glucosa, que será la materia alimenticia proveedora
de energía (la energía misma del sol ahí encapsulada) para los seres vivos.
Sabemos cómo funciona, pero todavía no somos capaces de hacerlo; el día que lo
logremos se desatará una revolución mucho mayor que la industrial. Mientras, el
Sol es la fuente de energía para toda la comunidad de vida de este planeta. Sin
embargo, con el comienzo del proceso de fotosíntesis, los nuevos organismos
emiten oxígeno, un gas corrosivo mortal que se va acumulando en la atmósfera y
amenaza toda la vida de aquel entonces. Y el Gran Misterio está ahí, en el
proceso, en este hallazgo que posibilitará la alimentación de la mayor parte de
la vida futura, y en los esfuerzos evolutivos de la vida por mejores fórmulas
de supervivencia y desarrollo.
11) Hace 2 mil millones de años emergen
células que utilizan el oxígeno. La primera crisis ambiental planetaria es
evitada por la creatividad de estas criaturas celulares minúsculas, que
inventan un uso para el oxígeno: respirarlo y utilizar su energía. El oxígeno
deja así de ser nocivo para los seres vivos. El nivel de oxígeno continúa
aumentando hasta alcanzar niveles cercanos a los actuales. Estas bacterias
individuales aprenden a cooperar y se especializan dentro de cooperativas de
células gigantes. Dentro de cada célula, algunos microorganismos bacterianos
crean pequeños motores eléctricos donde otros organismos captan o almacenan la
energía, mientras otros utilizan esa energía para sintetizar los alimentos. Las
partes individuales se vuelven menos independientes, pero más seguras, como
miembros ahora inseparables de nuevos conjuntos. Todos estos tipos de
organismos son ya de la misma materia que todas las plantas y animales de hoy
en día. Y el Gran Misterio está allí, en esa cooperación.
12) Hace unos mil millones de años surge
la sexualidad[13] como un momento avanzado de la vida. Irrumpió una célula con membrana y dos
núcleos. En ellos se encuentran los cromosomas con el DNA. Técnicamente es
conocida como eucarionte o también célula diploide, célula con doble
núcleo.
Su
importancia es que en ella se origina el sexo. En su forma más primitiva, el
sexo significaba el intercambio de núcleos enteros entre células binucleadas,
llegando a fundirse en un único núcleo diploide, que contenía todos los
cromosomas en pares. Hasta aquí las células se multiplicaban solas por mitosis
(división) perpetuando el mismo genoma. La forma eucariota de sexo, que se da
por el encuentro de dos células diferentes, permite un intercambio fantástico
de informaciones contenidas en los respectivos núcleos. Y eso origina una
enorme biodiversidad. La vida se teje a base de
cooperación, de intercambios, de simbiosis, mucho más que de lucha competitiva
por la supervivencia. La evolución ha llegado hasta la fase actual gracias a
esa lógica cooperativa entre todos. Y ahí continúa el Gran Misterio, amando y
amando la co-creatividad y la biodiversidad.
13) Hace 600 millones de años unas manchas
en la piel, sensibles a la luz, proporcionaron a algunos microorganismos
marinos una ventaja evolutiva, al poder huir de los dañinos rayos ultravioletas
del sol dentro del mar. Con el tiempo, esas proteínas sensibles a la luz se concentran
en la parte delantera de los organismos multicelulares avanzados, evolucionando
durante millones de años hacia formas de visión más complejas, los ojos. La
Tierra se ve a sí misma por primera vez. Nosotros hemos heredado en nuestro
propio cuerpo todo aquel esfuerzo evolutivo...
Los animales de cuerpo blando evolucionan
en los océanos. Durante los siguientes 70 millones de años surgen las conchas y
las mandíbulas, los picos y los esqueletos. Y el Gran Misterio está ahí,
acompañando la evolución y la complejificación.
14) Hace 460 millones de años, dejando el agua, animales
tales como gusanos, moluscos y crustáceos... hacen frente a las dificultades
para respirar el aire, sobrevivir al clima y levantarse y caminar a pesar de la
gravedad. Las algas y los hongos se aventuran tierra adentro. Los musgos
evolucionan. Aparecen los insectos, que evolucionan hacia cuerpos casi sin peso, que les permiten
conquistar el aire como los primeros voladores, y que tendrán tanto éxito
evolutivo que se convertirán en el grupo animal más numeroso del planeta (hasta
hoy hemos descrito ya más de un millón de especies). Y el Gran Misterio está
ahí, en las algas, los hongos, los insectos... y el milagro de la vida que alza
el vuelo.
15) Hace 365 millones de años[14], el Tiktaalik[15], un pez óseo fue uno de los primeros animales en salir del agua y adentrarse en tierra, convirtiéndose en anfibios (que todavía regresaban al agua para
depositar sus huevos). El pez óseo transformará sus branquias en pulmones, y
sus aletas evolucionarían hacia patas, pezuñas... Hoy nuestras manos son
todavía deudoras del diseño óseo de aquellas aletas, y nuestro feto desarrolla
por un momento branquias rudimentarias, como memoria genética que recuerda lo
que fuimos... Y el Gran Misterio está ahí, acompañando a la Vida a la conquista
de la tierra firme, y de los aires...
16) Hace 335 millones de años aparecen los primeros
bosques. Generación tras generación, se cargan con el carbono extraído de
la atmósfera, que se convierte más tarde en carbono fosilizado como carbón y
petróleo... A medida que los grandes bosques se extienden, los anfibios se
transforman en criaturas pre-reptilianas, y la
innovación de los huevos con cáscara que puede contener líquido, les permite
avanzar hacia el interior. Comienza la gran edad de los reptiles. Todavía nosotros
llevamos, en la parte más arcaica de nuestro cráneo, un cerebro reptil, que
controla las emociones primarias del hambre, la defensa, la sexualidad... Y el
Gran Misterio está allí, en el viento que agita las hojas de los bosques y el
reptar de los reptiles.
17) Hace 235 millones de años, después de
la cuarta y mayor extinción masiva en la tierra, el final del período Permiano es seguido por la aparición de los dinosaurios. Durante
170 millones de años estos animales se multiplican. Con 40 metros de longitud a
veces, eran animales sociales que a menudo viajaban y cazaban en grupos.
Desarrollaron una novedad conductual antes desconocida en el mundo de los
reptiles: el cuidado parental. Algunos dinosaurios enterraban cuidadosamente
sus huevos y se quedaban con sus crías recién nacidas, alimentándolas hasta su
independencia. Y el Gran Misterio está allí, con los dinosaurios y su
parentalidad.
18) Hace 225 millones de años, los
primeros mamíferos, pequeños y nocturnos,
saltan y escalan y nadan en medio del mundo
de gigantes de los dinosaurios. Algunos evolucionan hacia la lactancia,
permitiendo que las hembras pasen más tiempo en el nido manteniendo a sus crías
tanto alimentadas como calientes. Desarrollan el cerebro límbico, el del
afecto, la caricia, el abrazo, los lamidos... un cerebro límbico que rodea
nuestro propio cerebro reptil, porque también los humanos somos mamíferos. Y el
Gran Misterio está allí, en la emergencia de los mamíferos.
19) Hace 150 millones de años emergen los pájaros, descendientes
directos de ciertos dinosaurios cuyos huesos de las patas delanteras
evolucionaron hacia huesos de ala, cuyos huesos de mandíbula evolucionaron
hasta convertirse en picos, y cuyas escamas evolucionaron hasta convertirse en
plumas. Estos pájaros antepasados eran mucho más grandes que las aves de hoy,
con una envergadura de hasta doce metros con las alas. Y el Gran Misterio
estaba allí en los pájaros.
20) Hace 115 millones de años[16]
las plantas desarrollan las magníficas exposiciones sexuales que
llamamos flores, haciéndolas irresistibles a los insectos, por sus colores,
fragancias y deliciosos néctares. Los insectos, sin saberlo, transportan polen
de una flor a otra, fertilizando las plantas de las que se alimentan. Las
plantas, enraizadas, y los insectos, voladores, bailan una misma danza, la
Tierra resplandece en color y movimiento, y el Gran Misterio está ahí, en la
reciprocidad entre las flores y los insectos.
21) Hace 65 millones de años, poco después
de que hayan aparecido los primates, el cretácico termina con la quinta extinción masiva,
después de que un asteroide de diez kilómetros de diámetro golpee la península
de Yucatán. Esto marca el final de la era de los dinosaurios, y con ello, el comienzo de la era de los mamíferos, la era Cenozoica.
Con los dinosaurios desaparecidos, el nicho
antes oscuro y protegido que los animales pequeños ocupaban, se expande,
y esas pequeñas criaturas caminan con rapidez a la luz del día,
moviéndose rápidamente para ocupar la mayor parte de la ecología planetaria
posible. En los próximos 60 millones de años, la tierra acoge a los roedores,
las ballenas, los monos, caballos, gatos, perros, antílopes, gibones,
orangutanes, gorilas, elefantes, chimpancés, camellos, osos, cerdos,
babuinos... y los primeros humanos.
Es la edad de los mamíferos. Y el Gran Misterio está ahí, en la
extinción, la recuperación... y en la evolución que no cesa de avanzar y de complejificarse.
22) Hace cuatro millones de años los
homínidos ponen de pie y caminan sobre dos piernas; abandonan los árboles, y se adentran
por la sabana llana, mudan de hábitat y de formas de vida... Esto parece estar
relacionado con los cambios climáticos, debidos a un cambio de inclinación en
el eje de rotación de la tierra o también a un cambio en la energía recibida
del sol... Termina un período glacial y el cambio climático invita y empuja a
estas especies del género homo a salir de la selva y de África. Los estudios
genéticos actuales del material genético contenido en las mitocondrias de
personas de todo el mundo avalan la hipótesis llamada de la Eva negra, según la
cual todos los actuales homo sapiens sapiens descendemos de una hembra
que vivió en algún lugar de África hace unos 300.000
años. Estudios sobre el gen de la hemoglobina, ratifican que todas las
poblaciones humanas modernas derivan de una población ancestral africana de hace unos 200.000 años,
cuyos miembros no habrían sido más de 600 individuos, grupo
probablemente descendiente del homo ergaster o el homo antecessor[17]. Y el Gran Misterio está ahí, en los cambios climáticos de la
Tierra y en las transformaciones que provoca en la vida de todos los seres
vivos que la habitan.
23) La bipedestación deja libres las
manos, reduce los maxilares, facilita la encefalización con una capacidad
craneal creciente, caminando hacia un cerebro cada vez mayor que, a la altura
de nuestros días, llegará a ser la obra más compleja y sofisticada que hoy por
hoy conocemos que exista en este Universo. Muy poco a poco va surgiendo el lenguaje, con el que damos
un nombre a todas las cosas, empalabramos el mundo, y con las palabras re-presentamos la realidad en
nuestra mente, la elaboramos y la compartimos con los demás... Hace unos cien mil años emerge entre los humanos modernos el
pensamiento
simbólico, los signos, los adornos, el arte, las
metáforas... Desde el principio hemos sido curiosos, admiradores, indagadores,
reflexivos, imaginativos, poetas... y necesitados de sentido: sin un horizonte
de sentido no podemos vivir, sin sentido se nos hace insoportable la vida, nos
desesperamos. Si no encontramos el sentido, nos lo inventamos, lo imaginamos,
lo creamos, y lo creemos, y le damos el máximo rango de credibilidad. Nuestros
relatos, los mitos fundantes, nos dotan de sentido y de fuerza –personal y
comunitariamente–, incluso de entusiasmo y hasta de trance místico, y nos hacen
viables y poderosos aun en las condiciones ambientales más adversas y en la
ignorancia más supina. Es en esta época paleolítica cuando nos fraguamos como
especie capaz de ver donde no hay, de crear lo que no existe, y de creer
realidades basadas en mitos que no son verdad... Todo ese software cultural pasa a formar parte de nuestra propia naturaleza.
Lo compartimos y lo transmitimos en las largas tertulias de las noches, junto
al fuego, cuando los ancianos cuentan las historias de la tribu y toda la
comunidad, los jóvenes sobre todo, graban el software
de programa operativo cultural común... Y el Gran Misterio está también ahí, en
la imaginación y la creatividad, en la fantasía creadora, en las historias
contadas junto al fuego que encienden mentes y corazones, en ese proceso lento
de la hominización...
24) Durante las últimas 40.000
generaciones[18] (durante la última hora del calendario cósmico) hemos sido nómadas,
viviendo en grupos de cazadores recolectores, siguiendo a los animales en sus
migraciones, haciendo herramientas, controlando el fuego, sintiéndonos muy
unidos a la Tierra, celebrando sus solsticios y equinoccios como ritos de paso
universales. A lo largo de todo este tiempo paleolítico hemos exhibido una
conducta espiritual, transida de reverencia y culto hacia la naturaleza y hacia
los signos astrológicos del cielo. El animismo y las religiones chamánicas nos han hecho
sentirnos muy en casa, parte de una naturaleza sagrada rebosante de energía
mística. Por todas partes aparecen las imágenes femeninas de la diosa, la Gran
Diosa Madre, identificada con la Naturaleza, fuente de poder y de fecundidad.
Por entonces, para nosotros todo es sagrado... y la espiritualidad forma parte
integral de toda cultura humana. Y el Gran Misterio está ahí, latiendo en el
asombro y la adoración de los hombres y mujeres ancestrales.
25) Hace 11 mil años los seres humanos
inventan la agricultura. Comenzamos a dar forma a nuestro ambiente eligiendo cultivar y
evolucionar algunas especies y abandonar otras. Logramos igualmente la
domesticación de algunos animales. La del caballo, por ejemplo, da un vuelco a
las tribus euroasiáticas de las praderas siberianas, que a partir de ese momento, montados a caballo, se lanzan a la conquista de nuevas
tierras para sus ganados. Son las invasiones kurgans,
en tres oleadas, entre los años 4500 y 2800, que dan un vuelco a la
civilización matrística y pacífica de la vieja
Europa, anterior a la «aurora de la historia», con Sumer. Durante mucho tiempo,
la imagen del dios de la guerra y la conquista, representado como un guerrero a
caballo, va a ser la imagen religiosa más frecuente, que desplazará totalmente
a las estatuillas de la Gran Diosa Madre. Es un golpe de estado de los dioses
masculinos y del patriarcado. Es el momento en que comienzan a aparecer las religiones clásicas,
emergiendo primero el hinduismo y el confucianismo, seguidos por el judaísmo,
el budismo, el cristianismo y el islam. Cambia radicalmente nuestra relación
con la Naturaleza, por obra de una nueva estructura de pensamiento que se
impone: la naturaleza deja de ser considerada divina y es reconsiderada como
fabricada por Dios; no es ella la divinidad, sino un producto fabricado por la
divinidad, una divinidad que es un espíritu, no natural, no material,
incorpóreo, superior: «Dios». Aparece el teísmo, que va a acompañarnos durante
mucho tiempo. Y el Gran Misterio está allí, en nuevas formas de percibir y
reverenciar lo Sagrado.
26) Hace 400 años[19]
[hace apenas un segundo, el último, en la escala del calendario
cósmico anual] los humanos despertamos a un nuevo espíritu de indagación y
conocimiento que llamamos «modernidad». Nos entra una fiebre de conocer desde
bases firmes. Abandonamos los fundamentos milenarios del saber tradicional (la
fe, la creencia, la tradición, la autoridad...) y creamos un método científico,
de búsqueda implacable y demostrada –hasta donde sea posible– de la verdad.
Hacemos observaciones empíricas para tratar de descubrir los secretos de la
naturaleza y sus leyes, de un modo seguro, y humilde, nada dogmático, es decir,
siempre dispuestos aceptar cualquier nueva interpretación que se pruebe ser más
plausible. Con ello hemos comprendido que el mundo funciona mediante leyes
naturales, sin necesidad de seres sobrenaturales que lo conduzcan. Con la
ciencia hemos creado tecnologías poderosas que han transformado y facilitado
inimaginablemente nuestras vidas, y hemos construido instrumentos que nos
permiten observar hasta los límites del universo o las intimidades cuánticas
del mundo subatómico. Por primera vez en la historia de la Humanidad, estamos
disponiendo todos (todas las culturas, los países, las religiones...) de un
mismo relato sobre el origen y evolución del cosmos, y una imagen del Universo
que es realmente diferente al aquel en el que creíamos estar, un Mundo Nuevo,
que tiene una nueva coherencia y una nueva potencialidad de sentido. De esta
nueva visión, va a derivar probablemente una nueva Humanidad[20]; estamos probablemente en un tiempo-eje que va a abrir un nuevo
estado evolutivo de la humanidad y de la Tierra.
Y el Gran Misterio está ahí, en la
agitación apasionada del espíritu humano buscando el conocimiento, la verdad en
el corazón mismo de la naturaleza y del cosmos, por la que la Tierra comienza a
verse a sí misma, a sentirse, a pensar, a reflexionar, en el ser humano y su ciencia.
27) Con la ciencia no sólo se nos desnuda
el mundo físico, sus procesos, sus causas, las leyes que lo rigen... sino el
mundo de la vida. En el siglo XIX Darwin ha extendido la revolución científica
al campo de los seres vivos: también la evolución de la vida puede explicarse
sin recurrir a entidades sobrenaturales, sin creador directo externo, sin
segundo piso ni a explicaciones míticas. La ciencia nos ha demostrado también
la perfecta continuidad entre el mundo físico, el biológico y el cultural,
enraizados todos ellos en el substrato cuántico. Esta nueva comprensión
científica de la vida nos ha descolocado, nos ha sacado del fanal de especie
absolutamente diferente que creíamos ser, en un eslabón más, el último –sólo
por ahora–, con mucha menos diferencia respecto de los demás seres vivos.
Nuestra visión sobre la vida y sobre nosotros mismos es nueva: ya no nos
sentimos por encima, ni mucho menos separados, sino en comunión y con un
sentido de pertenencia pleno. De dueños estamos pasando a considerarnos
cuidadores, y del antropocentrismo estamos pasando a poner en el centro la Vida
misma.
Como todas las especies, somos un intento
de la vida por avanzar siempre hacia nuevas formas... y estamos destinados a la
extinción... Y entra dentro de lo posible que nos extingamos...
28) En 1929 se descubre evidencia empírica
de un universo en expansión:
Hubble descubre el corrimiento hacia el rojo en la luz de las
estrellas lejanas, lo que revela que se están alejando... Descubrimos que el
Universo se está expandiendo, y que lo está haciendo con una velocidad
constantemente acelerada... Con nuestros nuevos potentísimos telescopios
descubrimos que cuando vemos con ellos las estrellas que están a miles de
millones de años, estamos también viajando en la máquina del tiempo, viendo
cómo era el universo hace miles de millones de años... Prácticamente hasta
Hubble pensábamos que el cosmos tenía 6000 años de antigüedad (como la Biblia
nos enseñó), y ahora sabemos que tiene –que tenemos– 13.730 millones de años...
y que hay en él cientos de miles de millones de galaxias... En 1995 descubrimos que
«tiene que haber» exoplanetas, y ponemos los telescopios de nuestros
observatorios astronómicos a buscarlos, y a la altura de hoy ya hemos
contabilizado y localizado más de 2000 –y sabemos que habrán de ser trillones
los que haya en el cosmos–. Descubrimos que no estamos solos... Y el Gran
Misterio está ahí, en nuestro permanente redescubrimiento del Gran Misterio semper maior.
29) Desde el comienzo de la revolución
industrial[21] (apenas unos segundos del año cósmico), con el maquinismo, hemos
comenzado a quemar intensivamente los combustibles fósiles, el carbono que los
bosques enterraron bajo tierra haciendo una atmósfera más sana para los seres
vivos. En las últimas décadas estamos observando un anormal calentamiento del planeta.
Es cierto que su temperatura ha variado con frecuencia, por factores naturales;
es por ello por lo que muchas personas no han querido darle importancia; pero
hoy sabemos que este calentamiento concreto actual es por causa de la quema de
ingentes cantidades de combustibles fósiles para satisfacer sus insaciables
necesidades energéticas. Estamos ya seguros de que al paso que vamos, al final
de este siglo, o en el siguiente, la temperatura alcanzará niveles
insoportables, y se agravará hasta niveles apocalípticos la extinción masiva de
especies que ya está en curso. A la altura de 2016, dieciséis de los diecisiete
años más cálidos registrados, han sido en este siglo[22]. Y lo que es peor: parece obvio que no tenemos voluntad política de
evitar la catástrofe. La especie humana, la única que se da cuenta de lo que
está pasando y de lo que nos amenaza, parece no estar a la altura de las
circunstancias. Cabe la posibilidad de no evite su propia extinción, y que su
paso por este mundo acabe siendo un desgraciado episodio, hablando en términos
biológicos. Y el Gran Misterio parecería estar ausente, o ignorado por los
humanos, que en este punto parecen desconocerlo.
30) Más recientemente todavía, a partir de
1964[23], hemos descubierto la evidencia del origen del universo en el eco del big bang: es la evidencia del
fulgor primordial, del origen del origen, de la explosión que no cesa, la
explosión que sigue expandiendo el cosmos y sigue expandiéndolo hacia adentro,
hacia su complejificación y el crecimiento de la
conciencia. Confinados como estamos en nuestro planeta –la única casa habitable
que conocemos hoy por hoy– toda la información que tenemos sobre el cosmos
(solo conocemos el 5%) nos llega por la luz, en sus diferentes longitudes de
onda: luz visible, infrarroja, ondas de radio, rayos X… En septiembre de 2015
hemos descubierto las ondas gravitacionales, vibraciones del espacio-tiempo, el
material del que está hecho el universo; en 1916 Albert Einstein sugirió que
hay objetos que convierten parte de su masa en energía y la desprenden en forma
de ondas que viajan a la velocidad de la luz y deforman a su paso el espacio y
el tiempo. Acabamos de captar por primera vez estas ondas gravitacionales, que
nos dan un sentido más y nos permiten saber qué está pasando allí donde hasta
ahora no veíamos nada, por ejemplo, en un agujero negro. Hasta donde sabemos,
es la primera vez que alguien en este universo reconecta hacia el pasado
captando las ondas de la gran explosión inicial y esta nueva ventana de
conocimiento del Universo.
Y el Gran Misterio está ahí, siendo,
haciendo ser, haciendo resonar hasta el infinito las ondas del big bang y
dejándose captar en la luz, en las ondas gravitacionales y en todas sus
vibraciones de energía que aún estamos por descubrir. El Gran Misterio está
aquí, en la Tierra y el Cosmos que, en nosotros, se vuelven conscientes de sí
mismos, y veneran, adoran, se extasían contemplando agradecidos el Misterio que
somos y que todo lo llena.
Este es el relato de nuestro cosmos, desde
la nueva visión de la cosmogénesis. Es su historia, tu historia, mi historia,
nuestra historia sagrada. En este tiempo, los humanos estamos reconociendo al
cosmos, por primera vez, como nuestra placenta, nuestro hogar material y
espiritual. Con el Gran Misterio, somos parte de la creación y co-creación
permanente del cosmos. Y es lo que celebramos
con todo nuestro corazón.
BIBLIOGRAFÍA MÍNIMA y otras REFERENCIAS
Serie «Cosmos», del National Geographic Chanel, presentado por Neil DE GRASSE TYSON.
Especialmente recomendado el «calendario cósmico», en el capítulo primero.
ABRAMS-PRIMACK, The New Universe and the Human Future Cosmology Could Transform the World,
Yale University Press, New
Haven/London 2011.
ABRAMS-PRIMACK, The New Universe and the Human Future Cosmology Could Transform the
World, Yale University Press, New Haven/London 2011.
Agenda Latinoamericana’2017, dedicada a la Ecología
Integral trata de mostrar las bases de la espiritualidad ecocentrada...
Está en la red, y además ofrece cuatro libros digitales gratuitos sobre
espiritualidad ecológica: https://eatwot.academia.edu/JoséMaríaVIGIL/Agenda-Latinoamericana
BERRY, T., The Sacred Universe: Earth, spirituality and religion in the 21th
century, Columbia University Press, NY 2009.
BERRY, Thomas, Reconciliación
con la Tierra. La nueva teología ecológica. Cuatro vientos, Santiago de
Chile 1997.
FLANNERY, El clima
está en nuestras manos. Historia del calentamiento global, Taurus, Madrid
2007.
AYALA, Francisco José, ¿Soy un primate?, Ariel, Barcelona 2011.
FUNG, Jojo M., Llamado a un misticismo contemplativo
y profético, RELaT 446.
GONZALO, Manuel, Génesis
1, narrado hoy, Páginas Neobíblicas nº 22, servicioskoinonia.org/neobiblicas
GONZALO, Manuel, Gracias,
Tiburón. Un viaje por la evolución del universo, Ediciones SB, Buenos
Aires, 2006.
HUBBARD, Barbara Marx, Humanity Ascending, video. Conscious Evolution. Awekening the Power of Our Social Potential. New World Library, Novato CA, revised
edition 2015.
HUBBARD, Barbara Max, Humanity Ascending,
edición en DVD. Conscious
Evolution. Awekening the Power of Our Social
Potential.
MACY, Joanna, Volver a la Vida. Prácticas para conectar de nuevo
nuestras vidas, nuestro mundo. Desclée,
Bilbao 2003.
MOLINEAUX, David, En el principio era el sueño, edición
digital en línea de la Agenda Latinoamericana: https://www.academia.edu/32054168
MOLINEAUX, David, Polvo de estrellas. El Universo, el Planeta
y los Humanos, edición digital en línea de la Agenda Latinoamericana:
https://www.academia.edu/32054168
O’MURCHU, Ancestral Grace. Meeting God in our human history, Orbis Books, NY
2008; Graça ancestral, Paulus, São Paulo 2011.
O’MURCHU, Diarmuid, In The Beginning Was The Spirit: Science, Religion and
Indigenous Spirituality, Orbis Books, NY 2012.
SHUBIN, Neil, Tu
pez interior, editorial Capitán Swing, Madrid 2015.
SWIMME, Bryan, El
Universo es un dragón verde. Un relato cósmico de la creación. Sello Azul, Santiago de Chile, 2ª ed. 1998.
VIGIL, José María, Humanos, Naturaleza y Dios (1.5). Renovar
madura y libremente el «paradigma antropo-teo-cósmico» de nuestra visión religiosa, a la luz de lo
que sabemos hoy científicamente. En https://www.academia.edu/34938195/
En Youtube,
cuatro celebraciones del Cosmic Walk,
de la UU de Santa Fe, CA, USA:
2013 Cosmic Walk Celebration
2014
Cosmic Walk Celebration
2015
Cosmic Walk Celebration
Stations of the Cosmos 2017 at UU Santa
Fe
Another Cosmic Walk
ritual: A celebration of the universe story, by Rich Heffern, Jan. 28, 2011
https://www.ncronline.org/blogs/eco-catholic/cosmic-walk-ritual-celebration-universe-story
[1] Ver en Youtube: https://goo.gl/HFv9hq
[2] A quien agradecemos su servicialidad generosa,
y su permiso para poder seguir reelaborándola; especialmente a la
Rev. Gail Marriner.
[3] Véanse las direcciones de youtube en la bibliografía
y referencias, al final de este texto.
[4] Según las mediciones más precisas de la Sonda de Anisotropía de
Microondas Wilkinson (WMAP), lanzada por la NASA en 2001.
[5] El 13 de enero del conocido «calendario cósmico», que distribuye a
lo largo de un año, todos los acontecimientos cósmicos que se han registrado a
lo largo de sus 13.730 millones de años. Esta idea la popularizó Carl Sagan en
su libro Los dragones del Edén y en la serie de televisión Cosmos que él
presentó. En ella cada segundo equivale a 438 años, cada hora 1'580.000 años, y
cada día 37'800.000 años. La vida humana promedio dura 0’15 segundos.
[6] El 15 de marzo del calendario cósmico.
[7] El 31 de agosto.
[8] El 14 de septiembre.
[9] La canica azul es una famosa fotografía de la Tierra tomada el 7 de
diciembre de 1972 por la tripulación de la nave espacial Apolo 17 a una
distancia de unos 45 000 kilómetros.
[10] El 21 de septiembre.
[11] Como consecuencia de la
incorporación simbiótica de diversas células procariotas. Es la teoría endosimbiótica de Lynn Margulis en los años 80 del siglo
pasado, que supone un vuelco a la interpretación prevalente en los últimos 100
años, en los que la fuerza de la evolución biológica se ha creído ver en la
competencia radical por la supervivencia… Según Margulis, al contrario, fue la
cooperación la que permitió el avance de la vida.
[12] Las cianobacterias, por
su nombre técnico.
[13] L. BOFF, La memoria sexual: base
biológica de la sexualidad humana, servicioskoinonia.org/boff, nº 650.
[14] El 17 de diciembre del calendario cósmico.
[15] SHUBIN, Neil, Tu pez
interior, editorial Capitán Swing, Madrid 2015, pág. 14, y passim.
[16] El 28 de diciembre.
[17] CAMPILLO, José Enrique, La cadera de Eva, Crítica, 2007 Barcelona,
208-209.
[18] Durante la última hora del calendario cósmico.
[19] Apenas hace un segundo, el último en la escala del calendario
cósmico.
[20] TEILHARD de CHARDIN, La activación de la energía, F725.
[21] Apenas los últimos dos segundos del año cósmico.
[22] Son datos relativos a 2016, reconocido a su término como el año más
caluroso desde que tenemos registros, véase: http://elmundo.es/ciencia/2017/01/18/587faed446163fa1518b45c9.html (Publicado el 18 de enero de 2017).
[23] Penzias y Wilson, descubridores de las
primeras evidencias del big bang.
|