La Historia vale la vida

Circular fraterna, enero de 1995


Entrados ya en 1995, amigos, amigas, hermanas, hermanos, otra vez nos comunicamos, por circular. En ese círculo de comunión y comunicación vivimos; hablando en cristiano, comunión de los santos somos. A todos y todas, un abrazo muy fraterno, ¡y aquella P az!

Yo también siento la hora como pesada y también a uno le parece, a veces, que habría hasta derecho a sentirse cansado. La decepción ha crecido, como una marea alta, y estamos ante la tentación de un abstencionismo político, social, histórico y, quizás, eclesiástico...

No está muy bien el mundo, no.

La revista «Nueva Tierra Nuestra» titulaba una de sus últimas portadas: «Latinoamérica amenazada», y explicaba el título así: «Cuba, escenario de invasión. Panamá, nuevo canal. Ecuador, represión a indígenas.»

En El Salvador ha ganado ARENA, el partido que asesinó a nuestro mártir san Romero de América. Y bien que el sucesor del arzobispo mártir, monseñor Ribera y Damas, recientemente fallecido, había advertido a tiempo a la conciencia del pueblo salv adoreño sobre este particular. Y es interesante observar que el mismo mons. Ribera, en octubre pasado, alertaba sobre el «terremoto político que ha sacudido en sus raíces a los tres partidos más importantes del escenario nacional». «Si los dirigentes polí ticos -añadía- no dan muestras inequívocas de buscar ante todo el bien de la nación y no sus propios intereses, el pueblo se sentirá tentado a pensar que la democracia es sólo aparente. De ahí a las soluciones de fuerza no hay más que un paso».

El bueno de Obdulio, esposo de Julia Elba y padre de Celina, las dos compañeras mártires de los jesuitas de la UCA, ha muerto.

-¿Quién cuidará ahora de las rosas, Obdulio?

Guatemala no está todavía, ni de lejos, en paz; ciertamente no está en paz social. En la agenda del proceso de paz se formulan con ansiedad grandes cuestiones que habrán de definir el futuro de esa patria maya: la renovación a fondo del ejército ; la «reimplantación» de la URNG, que habrá de cambiar sus espacios y modos de presencia en el país; la estabilidad y credibilidad del gobierno; la unidad del movimiento popular, tan diversificado y a veces dividido por intereses gremiales; la pretendida hegemonía del CACIF, poder económico altamente concentrado, que no quiere ceder; también, evidentemente, aunque no figure en la agenda explícita, la misión profética de la Iglesia, de las Iglesias. Y el futuro merecidamente protagonista de la mayoría indí gena.

El Tribunal Permanente de los Pueblos acaba de presentar a Nicaragua como un ejemplo perfecto de la irracionalidad de las políticas del FMI y del BM y a la vez como un aviso mayor para detener el desastre en otras naciones del mundo. Económicame nte y socialmente Nicaragua está muy mal; con el 58% de desempleo en el país -según datos oficiales-, que en algunas áreas alcanza el 70 y hasta el 85%. El FSLN, que no deja de ser un símbolo mayor de liberación popular, se ha dividido -probablemente de u n modo irreversible- en dos «corrientes». La Iglesia «oficial» es la ya conocida Iglesia de Nicaragua, y la Iglesia de los pobres se siente abatida.

Honduras está como un país a oscuras y casi paralizado; hasta materialmente, porque de hecho con el deterioro de la mayor presa hidráulica nacional, el país vive ocho horas diarias sin energía.

En México, desgraciadamente, ha ganado el PRI otra vez. Y con eso la oligarquía política nacional ya tiene asegurados cinco años más de prepotencia. A no ser que al estallido de Chiapas le sucedan otros varios estallidos, sumados e incontrolable s.

Nuestro «Tatíc» Samuel, verdadero premio Nobel alternativo, sigue mediando entre las legítimas reivindicaciones indígenas y la ciudadanía consciente y los poderes reaccionarios. La CONAI (Comisión Nacional de Intermediación) destaca para «el orden de p az con justicia y unidad», tanto en Chiapas como en todo México, los siguientes retos: 1º, reconocer las etnias como «regionalidades económicas», con la soberanía indígena previamente aceptada; 2º, la gobernabilidad local y nacional, que evidentemente exi girá superar, de una vez por todas, la dictadura política de más de 60 años que el PRI viene ejerciendo.

Al grito zapatista de la selva Lacandona no se le ha respondido aún...

En Colombia, el frente Francisco Garnica, de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, ha justificado la entrega de las armas porque «Colombia no resiste un tiro más ni aguanta un tiro más». Desde 1986, y sin estar en guerra, en el país ya han sido asesinadas más de 20.000 personas.

Aristide ha vuelto a Haití, pero bajo la nebulosa de unos acuerdos que él no pudo definir, y vive en cierta medida secuestrado y con mucho riesgo. Pero ha vuelto, y está con su pueblo, y su pueblo está con él. Ciertamente, el «lavalás» será ahor a menos eufórico, pero igualmente firme y significativamente histórico para el país. Ante la Asamblea General de la ONU, el 4 de octubre de 1994, Jean Bertrand Aristide definía su postura y la hora nacional: «entre la violencia y la venganza se interpone la reconciliación; entre la impunidad y la iniquidad, se interpone la justicia».

Su gran colaborador, el sacerdote montfortiano Jean Marie Vincent, destacado luchador contra la dictadura, dirigente de organizaciones de derechos humanos y director de Cáritas, cayó (y resucitó) mártir el día 28 de agosto pasado, en plena calle de Pue rto Príncipe.

Desgraciadamente seguirá doliendo, como una herida histórica, el llamativo reconocimiento diplomático en solitario, por parte del Vaticano, del gobierno militar golpista. El enviado especial del diario parisino «La Croix» a la isla caribeña, Dorian Mal ovic, afirma que la Iglesia jerárquica de Haití, con dos honrosas excepciones, sobre todo la de Romélus, ha intervenido sólo de una manera «tardía y ambigua_ frente a los asesinatos, violaciones y torturas». El misionero dominico Gilles Danroc reconoce qu e «la jerarquía ha fallado» y que hay una «ruptura patente entre la jerarquía y la base»; pero ve «posible restablecer el diálogo, por lo menos en dos tercios de los casos».

Al igual que Otto Maduro nos toca decir: «Con Haití en el corazón». Y con Simón Bolívar -mucho antes, en 1816, en su mensaje al Presidente Petion- debemos prometer que «Haití ya no permanecerá aislado entre sus hermanos».

Nuestro Brasil «brasileiro», cada vez menos tal, ha votado también. Y han ganado el FMI, el mercado total, el neoliberalismo. Ha perdido -creo yo- el pueblo brasileño; ha perdido América Latina. Según el instituto de estudios socioeconómicos INE SC, ha ganado «la candidatura producida por los principios neoliberales del Consenso de Washington». Y, según el cientista político José Luis Fiori, «el real [nuestra milagrosa moneda] no fue creado para elegir a Fernando Henrique Cardoso, sino que Fernan do Henrique Cardoso fue concebido para viabilizar en Brasil las tesis del Consenso de Washington».

Después de los escándalos de corrupción en torno al presupuesto nacional por parte de elementos del Congreso, la utilización interesada de la máquina del Estado para las elecciones «estaduales» y federales y la absolución de Collor, cada vez más se sie nte la urgencia de purificar sustancialmente el poder judicial. Hasta tal punto que la CNBB ha creado un grupo de trabajo que a nivel nacional articulará reflexiones y propuestas acerca de la administración de justicia en nuestro país.

Según el sociólogo polaco Ignaci Sachs, que lleva cuarenta años estudiando la problemática del desarrollo, en este Brasil democrático que tenemos, urge «crear alternativas para cien millones de marginados».

Para colmo de males, para mal de los indígenas, secularmente perseguidos, el sociólogo brasileño Helio Jaguaribe, que fue por cierto Secretario de Ciencia y Tecnología en el gobierno de Collor y es profesor en tres universidades de EEUU, nos salió ahor a con la profecía genocida de que Brasil dejará de tener indios a finales del próximo siglo.

Africa es el «continente olvidado». Un periódico francés llegó a escribir unos años atrás que si Africa desapareciese del planeta nadie se enteraría. «No tengo ninguna esperanza para Africa», afirmaba hace poco el premio Nobel de economía Kenneth A rrow. Y el obispo de Madagascar Rakotonbravahatra ha llegado a decir, con ocasión del Sínodo africano, que «Africa es un simple decorado para una supuesta acción humanitaria reservada a unos salvadores venidos de fuera».

Estas son algunas de las hirientes cifras africanas: unos 20 Estados en guerra, más de 8 millones de refugiados, 8 millones de infectados por el sida, y una miseria terminal que obliga a emigrar a millones de jóvenes. Goma, en la frontera entre Zaire y Ruanda, que sólo tenía 30.000 habitantes, se ha visto de repente invadida por más de un millón de refugiados de la guerra poscolonial y tribal de Ruanda, que ya ha causado más de dos millones de muertos. En un chiste terrible de Umoya, uno de los cascos azules que viaja en el avión, supuestamente salvador, pregunta a la azafata: -¿Qué hora tenemos? Y la muchacha responde: -Tenemos un retraso de 500.000 muertos.

Africa, por otra parte, es un continente que se va «cristianizando». Para el año 2000 se prevé que Africa tendrá 195 millones de cristianos y, entre ellos, 130 millones de católicos. Es la comunidad cristiana continental que crece a ritmo más acelerado en el mundo.

Con 500 años basta

Los Amigos de la Tierra Internacional frente al FMI lanzaron este lema en la campaña de ONGs, con ocasión de las bodas «de oro» de las instituciones del Bretton Woods. Y escribieron estas palabras espantosamente claras: «El mundo económico, los gob iernos, las instituciones y la sociedad no pueden aceptar ya ni permitir las tentativas que se acostumbra a hacer para separar lo político de lo social. Separar lo uno de lo otro es dejar lo real con lo económico y lo utópico con lo social. Es dejar la so lución con lo económico y el problema con lo social». (Quién sabe si en la Iglesia se da también esa dicotomía histórica de dejar lo utópico -que es tan nuestro, porque somos Pascua- para la moral privada y la beneficencia, y aceptar con realismo fatalist a la supremacía de lo económico para lo público y lo estructural. Con una exégesis de la peor ralea, fácilmente nos atrevemos a desentendernos diciendo que «mi Reino no es de este mundo»).

Yo escribía a estos amigos de la Tierra Internacional, solidarizándome, que «con 50 años basta y sobra_ Sobra esa creciente marginación de las inmensas mayorías del Tercer Mundo, y esa creciente paralización del Primer Mundo también». Y reafirmaba que «si la deuda externa es la guerra más universal y más mortífera que haya soportado la humanidad en toda su historia, al FMI y al BM debemos particularmente el sostén y la justificación de esa guerra, homicida desde luego, y suicida también en un se gundo plazo». Y proclamaba -con todos vosotros, supongo, amigas, amigos- que «todavía somos capaces de vivir humanamente y nos negamos a la bestialidad neoliberal». Hasta resulta estimulante recoger la tan utópica como realista consigna de ciertos trabaja dores brasileños del petróleo: «É preciso enfrentar e derrotar o neoliberalismo».

Actualmente, el 6% de la población mundial consume un tercio de los recursos naturales del mundo. Es ilusorio, por tanto, y hasta sarcástico, proponer al Tercer Mundo ese modelo de desarrollo de los países que se llaman avanzados. Ese modelo podría inc orporar como máximo al 18% de la población mundial, a base de reducir definitivamente a la miseria al 82% restante. A propósito de la victoria neoliberal en Brasil y en el mundo, es impresionante recoger la declaración nada sospechosa del Newsweek, del pr imero de agosto pasado: «_los nuevos colonizadores son miembros de la sociedad internacional de los países del Primer Mundo, liderada por el BM y el FMI_ En América Latina, una región devastada por la deuda, la corrupción y la dictadura, cada país, desde México hasta Argentina, ha tenido que orientar su curso económico con la asistencia de los países del Primer Mundo y bajo el control del centro del nuevo colonialismo que es la oficina del director del FMI, Miguel Camdessus». Ya sabemos, por ejemplo, que las reformas estructurales del Consenso de Washington son las privatizaciones, la desreglamentación de mercados, la liberalización financiera y comercial y la puerta abierta de par en par a las inversiones extranjeras.

El veredicto que dictaba en octubre pasado, en Madrid, el Tribunal Permanente de los Pueblos, convocado por la Fundación Internacional Lelio Basso, condenaba como «políticas homicidas» las políticas del FMI y del BM, porque violan los derechos humanos y los derechos de los pueblos. Subrayaba que las beneficiarias del BM son las 300 empresas transnacionales que hoy dominan al mundo.

El testimonio escalofriante acerca de la perversidad de esas políticas lo ha dado Pierre Galand, secretario general de OXFAM, renunciando a colaborar con el BM, en las vísperas mismas de la celebración de los 50 años de esa institución, «para no ser c ómplice de esta inexorable fatalidad». «Ustedes -les dice a los señores del BM- son uno de los principales enemigos de los pobres y de los derechos que ellos reivindican en el marco de las Naciones Unidas. Ustedes son hoy la maquinaria más extraordinaria y sofisticada de relaciones públicas que existe en el mundo para imponer a todos un angustiante sentimiento de fatalidad que los resigne a aceptar que el desarrollo está reservado a unos pocos. Y a todos los demás, los que no son considerados suficienteme nte competitivos o domesticables, sólo les espera una inevitable pobreza».

El obispo chileno Isaías Gutiérrez, presidente del Consejo de Iglesias Evangélicas Metodistas de América Latina, señalaba irónicamente que «el excelente modelo económico neoliberal tan admirado en el resto del mundo, ya ha llevado al 45% de habitantes de Chile a la extrema pobreza».

Pero acontecen cosas buenas

El 0'7% por fin ha sido aprobado en España. Este compromiso, asumido por el Estado español con otros países desarrollados, ya en 1972, ante la ONU, trata de aportar el 0'7% del BIP a la cooperación internacional. Algunos heroicos defensores de lo que en última instancia no pasa de ser una mínima devolución al Tercer Mundo, consiguieron con sus huelgas de hambre, las acampadas y la movilización nacional, que España cump liera... después de 20 años.

La CNBB organizó, con verdadero éxito nacional, la II Semana Social Brasileña: «Brasil, alternativas y protagonistas. Por una sociedad democrática». El objetivo era ayudar a superar la exclusión social que se agrava en Brasil y en el mundo. Para ello, personas e instituciones han de evolucionar hacia una ética de justicia y de fraternidad que valore fundamentalmente la vida, supere todo tipo de privilegio y potencie la solida ridad efectiva. Los temas básicos versaron sobre al desarrollo económico, el Estado democrático, la ciudadanía y los sujetos y valores emergentes.

Puntos centrales de la verdadera doctrina social de la Iglesia de Jesús se tuvieron particularmente en consideración:

  • la dignidad de la persona humana como exigencia fundamental en la elaboración de un proyecto estratégico alternativo;
  • el bien común buscado tanto en los espacios privados como en los espacios públicos;
  • el valor del trabajo de quien produce, como centralidad social, y el primado del trabajador sobre el capital, de lo social sobre lo económico;
  • los pobres como jueces de la vida democrática de una nación (y del mundo);
  • la orientación de la organización económica hacia la atención de las necesidades básicas de los ciudadanos;
  • la subordinación siempre de la propiedad privada al destino universal de los bienes;
  • la relación de la persona humana con la naturaleza, en la búsqueda de la calidad de vida de las personas y comunidades presentes y de las generaciones futuras;
  • la vocación humana a la libertad contra cualquier tipo de cosificación;
  • la convicción de que la realidad socioeconómica y cultural es siempre un desafío a la audacia y a la esperanza.

    En septiembre del año pasado se celebró en Esmeraldas, Ecuador, el VI Encuentro de Pastoral Afroamericana (EPA), sobre espiritualidad afroamericana precisamente, organ izado por el Departamento de Misiones del CELAM y ya se anuncia para 1987, en Honduras, el VII EPA, con el tema «Jesús, luz y libertador del pueblo afroamericano».

    Sobre el Sínodo africano (realizado en Roma) ya se ha escrito mucho. Mucho todavía se deberá escribir y hablar, y sobre todo hacer. No fue un Sínodo ni tan africano ni tan re alista, a la hora de enfrentar los verdaderos problemas culturales, sociales, políticos y económicos del continente más pobre, y a la hora de asumir creativamente líneas pastorales de una Iglesia que quiera inculturarse verdaderamente en el continente neg ro.

    El cardenal inglés Basil Hume, que fue relator del Sínodo de obispos sobre la Vida Religiosa, recordó oportunamente, aun diciendo bastante poco, que los religiosos y religios as «no tendrían razón de existir en una Iglesia inmóvil, sentada, que pensase que ya ha llegado. Por eso -añadía, muy inglés- el mundo religioso, constituye una modesta piedrecilla en los zapatos de raso rojo de los obispos».

    En el mundo hay actualmente más de 875.000 religiosas y más de 241.000 religiosos. Y en el último decenio la vida religiosa -o la vida consagrada, como se quiera- ha tenido 280 mártires.

    El documento base de preparación para el Sínodo («Lineamenta») recibió duras críticas de numerosas Conferencias episcopales, de las Uniones de superiores y superioras generales y de muchas Conferencias de religiosos y religiosas, por su sesgo canónico, por su falta de calor evangélico y por no abordar los problemas más candentes hoy en la vida religiosa.

    A lo largo del Sínodo sin embargo, «otoñal y pacífico» según un cronista, se fue llegando a 55 proposiciones más positivas que recogían adecuadamente el clima de la asamblea.

    Como otros varios Sínodos, no marcará época en la renovación de la vida de la Iglesia. Porque difícilmente llegará a producir la tan invocada «refundación» de las instituciones de vida consagrada. Mientras los Sínodos sean simplemente consultivos_ ¿se quedarán en consulta?

    En este mes de enero, y en Chile, se celebra la III Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Iglesias, CLAI, con el tema luminoso de «Renacer para una esperanza viva».

    Del 18 al 23 de julio se va a celebrar, en la ciudad brasileña de Belo Horizonte, el V Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA V), con el tema, ya fruto de Santo Domingo, « El Evangelio en las culturas, camino de vida y esperanza», y con el lema, bien joánico, «Venid, ved y anunciad».

    La muy benemérita Comisión de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina, CEHILA, va a realizar del 25 al 28 de julio de 1995, en São Paulo su II Conferencia Gen eral, haciendo un balance de los últimos 50 años de la historia de la Iglesia en América Latina y el Caribe.

    Mi congregación claretiana está celebrando el centenario de su llegada a estas tierras de Santa Cruz. Actualmente los misioneros claretianos tenemos dos provincias religiosas en Brasil y la misión de Paranatinga, en este mismo Mato Grosso.

    Con sus ambigüedades, pero también con su importancia internacional, la ONU ha promovido dos grandes conferencias mundiales; la ya realizada en septiembre último sobre Desarrollo y Población en El Cairo, y la que se va a realizar en marzo de este año, en Copenhage, Dinamarca, como Cumbre mundial sobre Desarrollo Social.

    Para el «gran jubileo» del año 2000 el Papa Juan Pablo II sueña con relanzar en la Iglesia la unidad entre los cristianos, el diálogo con las otras religiones, enfrentar el d esafío de la «crisis de civilización» y «hacerse voz de todos los pobres del mundo».

    Si yo pudiera, propondría estos cuatro grandes objetivos mayores para ese jubileo:

  • 1. La opción eficaz por los pobres, creciente mayoría de excluidos.
  • 2. La condenación explícita, consecuente, del capitalismo neoliberal, homicida y suicida también.
  • 3. El ecumenismo y el macroecumenismo.
  • 4. El pleno reconocimiento práctico de todos los derechos de la mujer, en igualdad con el hombre, tanto en la Sociedad como en la santa madre Iglesia (que, por ser madre, bien pudiera ser un poco menos masculina).

    Ha valido la vida también, entre penas y alegrías, la pequeña historia de 25 años de nuestra Iglesia de São Félix do Araguaia. Por eso la vamos a celebrar; acompañados de tan tos hermanos y hermanas solidarios que, de cerca o de lejos, han hecho posible en buena parte esta «caminhada».

    El salmo 144 y su lema «el Señor dirige nuestra historia» se está volviendo himno oficial de nuestro jubileo de plata y de sangre. Tres grandes objetivos nos hemos propuesto para las celebraciones de este año de acción de gracias, que irá de julio de 1 995 a julio de 1996:

  • Conversión,
  • Misión,
  • Organización.

    Ya ha salido un calendario propio, con el mural, a todo color, de la Pascua de nuestra catedral, pintado por Cerezo Barredo, y con las fechas mayores de nuestra Iglesia y de esta región.

    Del 7 al 9 de julio de este año tendremos la gran Asamblea del Pueblo de Dios, con la ordenación sacerdotal de Flanklin Machado Pereira, hijo de nuestra Ilha do Bananal. Y el 27 y 28 de julio de 1996 celebraremos la gran Romería de los Mártir es, en el «Santuário dos Mártires da Caminhada», en Riberão Cascalheira, con el lema «Vidas por la Vida», y haciendo memoria comprometida de todos los mártires de Nuestra América.

    El problema de la tierra y la Causa indígena continúan candentes entre nosotros. Concretamente, se está agudizando la situación del área llamada «Suia Misu», oficialmente declarada reserva Xavante, pero invadida por centenares de ocupantes de la s más diversas categorías y procedencias. Ha empezado ya la demarcación y el clima de tensión se calienta. Nosotros, lógicamente, defenderemos el derecho primero de los indígenas que fueron desalojados de esa área; defenderemos también el derecho a una ti erra -no sobre la tierra indígena- de los verdaderos «sin tierra» y creemos que se debe reconsiderar la buena fe con que, ya mucho antes, entraron en esa área ciertas familias de poseiros o de «fazendeiros» pequeños.

    El Secretariado Internacional Cristiano Oscar A. Romero de Solidaridad con América Latina, SICSAL, va a celebrar su Asamblea anual y el Encuentro Internacional de Solidaridad en El Salvador, entre el 19 y el 24 de marzo de este año, para conmemorar el 15º aniversario del martirio de nuestro san Romero. Mons. Ribera y Damas acogió con mucho cariño esta propuesta. Allí estaré yo, Dios mediante; y en Guatemala antes, para una se mana sobre Vida Religiosa, organizada por Confregua, entre los días 14 y 16. No podré visitar otros países de América Central este año. La agenda se pone cada vez más apretada. En este relleno 1995, además de los compromisos habituales, tenemos visita ad límina -Roma y Asís-, las asambleas nacionales del CIMI y la CPT, y el COMLA V. Para que no se diga que los obispos no trabajamos; o que no viajamos, por lo menos.

    «Y porque en este tallo, en aquel fruto,

    cada pregunta tiene su respuesta»

    Eso es lo que canta Mario Benedetti, recordándonos que «el sol nos reconoce, el campo huele a primavera y somos militantes de la vida».

    Frente a la «utopía cautiva» que podríamos detectar, con Pablo Suess y Carlos Mesters, en este mundo de después de las utopías, debemos convocar, también con ellos, «la confederación de las víctimas».

    Si es verdad que el capitalismo neoliberal es el sistema de la exclusión de las mayorías, también es verdad lo que ha dicho el premio Nobel de literatura de 1981, Elías Canetti, recién fallecido, en uno de sus famosos aforismos: «lo esperanzador de tod o sistema: lo que queda excluido de él». Y Jean Cardonnel, muy bíblicamente, ha declarado que «el pueblo elegido es la masa de los excluidos»; los 'apirús-hebreos de siempre, ¿no?

    En el encuentro de obispos y pastores latinoamericanos que celebramos todos los años -¡bendito sea el Señor!- aquí en Brasil, tuvimos la oportunidad de oír a Rigoberta Menchú, a Gustavo Gutiérrez, Pablo Suess y a Ronaldo Muñoz, entre otros hermanos y hermanas de camino esperanzadamente alternativo.

    Los temas fueron sumamente actuales: relaciones de las Iglesias particulares entre sí y con la Santa Sede; la Iglesia de los pobres ante la globalización de la economía mundial y la marginación de las mayorías del continente; inculturación y evangeliza ción, particularmente en el mundo indígena.

    Ronaldo Muñoz nos recordaba que nuestra vivencia cristiana, como la propia Iglesia y el mismo Jesús, conjugan siempre tres grandes perspectivas: histórica, desde los orígenes; actual, en la experiencia presente; mistérica, por su misterio eterno y univ ersal.

    Cuatro solemnes ancianos eclesiásticos le llenan a uno la mente y el corazón en estos meses últimos: Juan Pablo II, Bernard Häring, Edward Schillebeeckx y Vicente Enrique Tarancón. Este último ya se fue a la mercida Paz con un glorioso puro en la b oca. Schillebeeckx se ha declarado, en una confesión autobiográfica de mucha libertad y esperanza, un teólogo feliz. Häring, ahora en versión brasileña, nos ha proporcionado un verdadero manual de descentralización eclesiástica, de ecumenismo valiente y d e confianza radical en el Evangelio de Jesús: É possível mudar. Em defesa de uma nova forma de relacionamento na Igreja. Y el Papa, tan fecundo en documentos, nos ha dado sus mensajes fuertes sobre la vida, la fidelidad a la fe, el ministerio ecles iástico y el tercer milenio. En el best-seller Cruzando el umbral de la esperanza, la opinión pública ha querido ver incluso una especie de testamento espiritual del Pontífice.

    Punto y aparte merecería el documento de Juan Pablo II con respecto a la ordenación sacerdotal de la mujer. Es ciertamente la palabra «definitiva» de un papa, pero en un documento pontificio menor. Otro papa, con la misma autoridad pontificia, podrá de cir un día otra palabra. Para mi fe y la de muchos y muchas, sobre todo, el Espíritu y la Esposa dirán en su día su palabra definitiva, diferente.

    La historia vale la pena, la historia vale la vida.

    El poeta Ferreira Gullar cantó, hace tiempo, que «a vida vale a pena, / embora o pão seja caro / e a liberdade pequena». La vida vale la pena; vale la pena la historia, que es la colectiva vida humana. La historia es nuestra vida. Y Dios mismo se h a hecho historia en nuestra historia. En la historia acontece ya el Reino de Dios. No es la historia, por muy prepotentemente neoliberal que sea, una maquina fatal que no podamos y debamos manejar hacia el Reino siempre.

    Acabo de leer y meditar un libro muy revelador del jesuita uruguayo Juan Luis Segundo, La historia perdida y recuperada de Jesús de Nazaret. Del mismo, recojo, para terminar esta circular fraterna que quisiera ser también un hálito de esperanza comprometida con nuestra diaria historia, estas palabras certeras: «De la misma manera que Dios hace suyo el proyecto histórico del Reino de Dios por el que luchó y murió Jesús, así hará con los proyectos por los que todos los hombres [y mujeres, claro] d e buena voluntad hayan tratado de poner amor, solidaridad, justicia, humanización, allí donde todo eso faltase en el universo entero entregado a su responsabilidad histórica». A nuestra responsabilidad histórica hoy, aquí, hermanos, hermanas.

    São Félix do Araguaia, MT
    Pedro Casaldáliga
    Entrando en 1995


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