Felipe y Saris
Hechos 8, 37-39
Idael MONTERO PACHECO
Preguntó Felipe:
-¿Crees de todo corazón?
Respondió Saris:
-Confieso mi fe en el Dios artesano
Artífice del barro, desórdenes, vaciedad…
Que no se añeja en doctrinas ni culturas,
Mas cual río inagotable de poesías
Se aventura a saciar la sed de la Creación.
Confieso mi fe en un Dios vestido de misterio, realidad y Maravilla,
Que se revela en la sabiduría que conjuga el amor y la justicia.
Confieso mi fe en un Dios Gente, diluido en la humanidad
Con rostro de vid, pan, camino y vida hasta el cansancio.
Mi fe está en Él porque es maestro de coherencia
Y no dejó que la muerte tuviese la última palabra
Cuando ofreció al mundo semillas de Esperanza.
Confieso mi fe en el Espíritu del Dios de Palabras Artesanas,
Sembrador de Mesías en terrenos humildes;
Que teje hermandad-sororidad alrededor del pan,
Nos instruye en el arte de armonizar los dones…
Creo en Él porque se quedó a nuestro lado para regar
Los corazones que hospedan las simientes
Y atizar la tea de amor que discierne el camino hacia el Reino.
Confieso mi fe en la Comunidad de Mesa, salmuera de la integridad de la creación, de pies polvorientos, toalla en la cintura y en su morral, aceite y vino.
Bajaron los dos al agua, Felipe y Saris; cuando salieron, el Espíritu los acompañó por sus sendos caminos.
 
Idael Montero Pacheco
La Habana, Cuba
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