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Los discípulos de Emaús hoyLucas 24, 13-35Efraín CAMACHO
 
Karina: Épale… Nuria: Hola. ¿Qué hay? Karina: Bueno. Otro día más con esos diablitos de mis alumnos. Nuria: ¡Ay si! Por qué habremos estudiado educación y no otra cosa. Ya no sé que hacer para que esos… muchachitos me hagan caso. Karina: Y ahora tenemos que montarnos en una de esas camionetas de La Isabelica. Si es que pasa una y se para. Nuria: Y calarnos esa bulla. ¿Te acuerdas de los ballenatos de ayer? ¡Qué deprimente! Karina: ¿A ti no te sobra alguito para que paguemos un taxi entre las dos? Aunque seguro nos cobra bien caro. Porque a esta hora se aprovechan y quieren cobrarle a uno lo que no pudieron ganarse en el día. ¿Cuánto tienes? Nuria: Aquí tengo algo. ¿Y tú? Vamos a preguntarle a ese taxi a ver. ¿Señor? ¿Cuánto hasta La Isabelica? Ismael: ¡Buenas tardes! ¿Cómo están? Nuria-Karina: ¿? ¿? Ismael: A ver. ¿Diez mil está bien? Karina: ¿Fuertes o normales? Ismael: Normales. Total ya estoy terminando el día y yo vivo hacia esa zona. Nuria: Chama, no perdamos esa ganga. ¡Vámonos! (Se montan en el taxi) (Observan que en el taxi hay calcomanías sobre Jesús) (Conversan ignorando al chofer) Karina: ¿Tú estuviste en el Retiro de Cuaresma? Nuria: No manita. Pero me dijeron que estuvo muy bonito. Recuerdo que alguien dijo que había estado en la gloria, pero al siguiente día estaba otra vez en la tierra, en su realidad, en sus problemas. Karina: Recuerdo que yo reflexioné sobre las cadenas que nos ataban. Los miedos, los resentimientos, el pecado… En realidad sentí el perdón de Dios. Pero cómo dices tú al volver a la realidad ¡qué difícil es mantenerse! Nuria: Y acabamos de celebrar la Semana Santa. La resurrección. El padre Raúl decía que tenemos que levantarnos, que si Cristo venció nosotros también podemos vencer, ser felices, vivir en paz, victoriosos. Pero ¿cómo ser victoriosos con tanto rollo en la vida? ¿Con un trabajo que no te llena y que no tiene sentido porque no te sientes bien remunerada ni reconocida? El dinero no alcanza para nada. Karina: ¿Y qué decir de la familia? Rollos, rollos y más rollos. Problemas, discusiones con la pareja, con los hijos, con los hermanos. Nuria: Una quiere superarse y hay diez mil trabas para lograrlo. Karina: Y no hablemos de la situación del país. Porque si no nos ponemos a llorar y le inundamos el taxi al Señor. Ismael: ¿Por qué esa tristeza? ¿ese desgano? ¿ese sin sentido? Ustedes no se han dado cuenta de que Jesús tuvo que pasar por un camino difícil para vencer y lograr su misión? Así como ustedes se sienten, se sintió él antes de morir, solo, abandonado, tal vez no le veía sentido a todo lo que estaba pasando. Pedro ¿no era necesario todo eso para que llegara a la resurrección? No puede haber resurrección sino hay muerte. Hoy se repite la historia de él en nuestras vidas. Él quiere morir en ti para luego resucitar. Pero al morir quiere hacerlo con tu consentimiento con tu voluntad. Es tu decisión, no la de él. Él espera que tú quieras Karina: Pero eso es casi imposible. Si yo pudiera cambiar mi trabajo, mi familia, mi vida… Ismael: Él quiere que des un paso. Que sólo tú sabes cuál es. Él te quiere ayudar. Tú sólo déjate ayudar. Nuria: Ya yo lo he intentado varias veces y siempre vuelvo a lo mismo. Al desánimo, a la tristeza, al tedio. Ismael: ¿Y tú crees que él no lo sabe? Él es humano como nosotros. Él también sufrió. Él conoce nuestra naturaleza y aún así nos sigue amando igualito. Jesús hoy te quiere decir que todo lo que has vivido tiene una razón de ser. Sea bueno o malo. Es la historia de tu vida y Dios ha estado en cada uno de esos momentos, silencioso, presente, amoroso. Y en los momentos más dolorosos ha sufrido contigo también. Piensa un momento en algún hecho doloroso de tu vida en tu pasado, ¿qué aprendiste? ¿no saliste más fortalecido? ¿con más sabiduría y experiencia? Esos son signos de la resurrección de Jesús en ti. Karina: Ay Señor, ya llegamos. Gracias por sus palabras. El camino se hizo corto y agradable Nuria: ¿Está apurado? ¿Por qué no se queda un rato y seguimos conversando? Venga y le brindamos un cafecito con leche y pan dulce. Ismael: Bueno, está bien. (Se sientan en una mesa y comienzan a compartir el pan con café. En ese momento suena el celular de Ismael) Ismael: ¿Aló, quién es? Hola, hermano… ¿Qué te pasa? Tranquilo, tranquilo, ya me voy para allá. Disculpen, un amigo me está llamando me tengo que ir. Dios les dé la paz y no olviden lo que Jesús quiso decirles hoy… Karina: Chama, ¿piensas lo mismo que yo? Es como si Jesús mismo hubiera estado con nosotros. Yo sentía una emoción grande cuando escuchaba sus palabras. Nuria: Yo también, amiga. Dios nos está hablando. ¿Qué vamos a hacer? Karina: Vamos a compartir esto con nuestros amigos y veamos juntos como podemos celebrar en nuestra vida que Jesús ha resucitado.   Efraín Camacho Valencia, Venezuela  
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