Tiempo Ordinario
PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
Primeras lecturas del Antiguo Testamento
Primeras lecturas del Nuevo Testamento
Evangelios
I. Jesús anuncia la Buena Noticia con hechos y palabras: El Reino está entre nosotros
II. Jesús dice: Ven y sígueme».
III. Los hombres se preguntan: «¿Quién es Jesús?».
IV. Jesús es nuestro Señor y nuestro Dios
PRIMERAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
Se ha seguido el mismo criterio de ofrecer una visión global de la historia de la salvación en el pueblo de la nueva alianza o Iglesia, que surge a raíz del acontecimiento de la muerte y resurrección de Jesús y se describe en los libros de los Hechos y en las Cartas.
1. Elección de Matías: Hch 1, 15a. 21-26.
2. Curación del paralítico: Hch 3, 1-10.
3. Discurso de Pedro: Hch 3, 11-16. 26.
4. Los primeros cristianos: Hch 4, 32-36a. 37.
5. Prendimiento de los apóstoles: Hch 5, 17-29.
6. Intervención de Gamaliel: Hch 5, 34-42.
7. Martirio de Esteban: Hch 6, 8-9a. 9c-10. 12-15; 7, 54-60.
8. Felipe y el etíope: Hch 8, 26-31. 35-39a. 39c-40.
9. La vocación de Pablo: Hch 9, 1-22.
10. Pedro bautiza a Cornelio: Hch 10, 25-27. 34b-35. 44-48.
11. Concilio de Jerusalén: Hch 15, 1-13. 19. 22-24. 28. 30-31.
12. Predicación de Pablo en Atenas: Hch 17, 15a. 22a. 23-25. 30b-18, 1.
13. Águila y Priscila siguen a Pablo: Hch 18, 9-18a.
14. Predicación de Pablo en Éfeso: Hch 19, 1b-9a. 10.
15. Pablo resucita a un joven: Hch 20, 7-12.
16. Pablo se despide de los responsables de la comunidad de Éfeso: Hch 20, 17-25. 28. 32a. 33-37. 38b.
17. Defensa de Pablo: Hch 21, 17. 26b. 27b-28b. 30-33a; 22, 24b-23, 1. 6b. 7a. 10-11.
18. Pablo en Roma: Hch 28, 15b-16. 30-31.
19. Carta de Pablo a los Romanos: Rm 16, 3-9. 16. 22-23.
20. Primera carta de Pablo a los Corintios: 1 Co 13, 1-8a. 13.
21. Carta de Pablo a los Gálatas: Ga 5, 13-14. 16. 19-21a. 22-23a.
22. Carta de Pablo a los Efesios: Ef 6, 10. 14-20.
23. Carta de Pablo a los Romanos: Rm 12, 5-16a.
24. Carta de Pablo a los Filipenses: Flp, 3, 7-8. 12-14.
25. Segunda carta de Pablo a Timoteo: 2Tm 1, 1-6. 8. 11-12; 4, 6-8.
26. Segunda carta de Pedro: 2 P 1, 5a. 7. 12-15.
27. Carta a los Hebreos: Hb 12, 1-3.
28. Libro del Apocalipsis: Ap 3, 14-22.
29. Libro del Apocalipsis: Ap 21, 1a. 2-5b; 22, 1. 17. 20.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
A lo largo de estos domingos vamos a seguir la historia de la Iglesia desde los comienzos. En esta primera lectura aparece Pedro —uno de los doce apóstoles y escogidos por Jesús para vivir con él y anunciar su Evangelio—que propone elegir un nuevo apóstol que llene el hueco dejado por Judas, el traidor. También en esta nueva elección interviene Dios. Es que la Iglesia desde sus comienzos es obra suya.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 15a. 21-26
Uno de aquellos días, Pedro se puso en pie en medio de los hermanos y dijo:
—«Hace falta que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión».
Propusieron dos nombres: José, apellidado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Y rezaron así:
—«Señor, tú penetras el corazón de todos; muéstranos a cuál de los dos has elegido para que, en este ministerio apostólico, ocupe el puesto que dejó Judas para marcharse al suyo propio».
Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 138, 1-2 y 3b. 4-5 (R.: 1)
Monitor:
El Señor conoce nuestro corazón. Sabe de lo que somos capaces. Nos da la fuerza para seguirle y darle a conocer a los hombres. Agradecidos le decimos:
Salmista:
R. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
todas mis sendas te son familiares. R.
No ha llegado la palabra a mi lengua, y
ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Los apóstoles creían con todo su corazón que Jesús resucitado estaba con ellos.
Los verdaderos amigos de Jesús, como los apóstoles, creen que Jesús está vivo, nos acompaña en la vida, nos da luz y fuerza para amar como él amó. Vemos en esta lectura que Pedro y Juan curan a un paralítico en nombre de Jesús. Anuncian de este modo que Dios no quiere el dolor ni el sufrimiento, sino la vida. Por eso cada vez que hacemos algo para que otros sufran menos o tengan más vida, estamos anunciando que Jesús resucitado está con nosotros.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 1-10
En aquellos días, subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde, cuando vieron traer a cuestas a un lisiado de nacimiento. Solían colocarlo todos los días en la puerta del templo llamada «Hermosa», para que pidiera limosna a los que entraban. Al ver entrar en el templo a Pedro y a Juan, les pidió limosna. Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo:
—«Míranos».
Clavó los ojos en ellos, esperando que le darían algo. Pedro le dijo:
—«No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar».
Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó. Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios. La gente lo vio andar alabando a Dios; al caer en la cuenta de que era el mismo que pedía limosna sentado en la puerta Hermosa, quedaron estupefactos ante lo sucedido.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 104, 1-2. 8-9
Monitor:
Dios nos da fuerza para continuar haciendo bien a los hombres como Jesús. Llenos de alegría cantamos:
Salmista:
R. La misericordia del Señor llena la tierra.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.
Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.
PRIMERA LECTURA
Discurso de Pedro y primeras conversiones
Monitor:
Pedro y Juan habían curado a un paralítico en nombre de Jesús; la gente, asombrada, acudió a ellos. Pedro les responde invitándoles a creer en Dios que resucitó a Jesús. Jesús es el gran regalo de Dios a los hombres. Creyendo en él seremos dichosos.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 3, 11-16. 26
En aquellos días, mientras el paralítico curado seguía aún con Pedro y Juan, la gente, asombrada, acudió corriendo al Pórtico de Salomón donde ellos estaban. Pedro, al ver a la gente, le dirigió la palabra:
—«Israelitas, ¿por qué os extrañáis de esto?, ¿por qué nos miráis como si hubiéramos hecho andar a éste con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando había decidido soltarlo.
Rechazasteis al santo, al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos.
Como éste que veis aquí, y que conocéis, ha creído en su nombre, su nombre le ha dado vigor; su fe le ha restituido totalmente la salud, a la vista de todos vosotros. Dios resucitó a su siervo y os lo envía en primer lugar a vosotros, para que os traiga la bendición si os apartáis de vuestros pecados».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 8, 2 y 5. 6-7 (R.: 2)
Monitor:
Con el autor de este salmo nos admiramos del poder que Dios ha dado a los hombres y decimos:
Salmista:
R. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en
toda la tierra!
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Desde los comienzos de la Iglesia, los verdaderos discípulos de Jesús viven unidos y comparten sus cosas con los demás. Tal manera de actuar sorprendía a la gente porque es costosa y difícil. Pero los cristianos creemos que es posible porque el Espíritu de Jesús resucitado nos acompaña y da fuerza cuando se lo pedimos.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 4, 32-36a. 37
En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor.
Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo necesitaba cada uno.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 32, 12-13. 18-19 (R.: 12b)
Monitor:
Es un regalo haber sido escogido por Dios para seguir a Jesús; por eso decimos:
Salmista:
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
A veces las personas buenas y justas molestan, porque con su vida nos están diciendo que tenemos que cambiar de conducta. Los más orgullosos se ponen en contra y a veces intentan deshacerse de esas personas buenas metiéndolas en la cárcel o dándoles muerte, como a Jesús y a sus discípulos. Pero Dios, que resucitó a Jesús, se pone de parte de los apóstoles, que son también perseguidos. Vamos a verlo en este relato.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 17-29
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido, llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles:
—«Id al templo y explicadle allí al pueblo íntegramente este modo de vida».
Entonces, ellos entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la celda, y volvieron a informar:
—«Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro».
El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse que había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando:
—«Los hombres que metisteis en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo».
El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease. Los condujeron a presencia del Sanedrín, y el sumo sacerdote les interrogó:
—«¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ese? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los apóstoles replicaron:
—«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 33, 2 y 9. 19-20 (R.: 7a)
Monitor:
Dios escucha a sus amigos perseguidos injustamente. Es la experiencia de los hombres que compusieron este salmo que vamos a recitar.
Salmista:
R. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Los primeros cristianos fueron perseguidos como Jesús por los hombres de su tiempo. Pero Dios, que estaba con ellos, les dio fuerza para continuar anunciando el Evangelio con valentía y a pesar de todas las prohibiciones. Entonces como hoy, Dios acompaña con su fuerza a los hombres que se dedican por entero al Evangelio de Jesús.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 34-42
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a aquellos hombres y dijo:
—«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. No hace mucho salió un tal Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, dispersaron a todos sus secuaces, y todo acabó en nada.
Más tarde, cuando el censo, salió Judas el Galileo, arrastrando detrás de si gente del pueblo; también pereció, y dispersaron a todos sus secuaces.
En el caso presente, mi consejo es éste: No os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se dispersarán; pero, si es cosa de Dios, no lograréis dispersarlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y llamaron a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el Evangelio de Jesucristo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 26, 1. 4 (R.: cf. 4a)
Monitor:
Ser amigo de Dios produce tan gran alegría que el autor de este salmo sólo pide habitar en la casa de Dios. Podemos unirnos a su canto.
Salmista:
R. Una cosa pido al Señor:
habitar en su casa.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Los enemigos de Jesús mataron también a Esteban. Esteban es el primer mártir de la Iglesia. Al igual que su maestro, muere perdonando a quienes le quitaron la vida. ¿Cuál es el secreto de su valentía? Esteban confía en Dios, dueño de la vida, y dice: «A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu». Los hombres pueden matar el cuerpo, pero nadie puede quitarme la vida, que es don de Dios.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-9a. 9c-10. 12-15; 7, 54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
—«Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés».
Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.
Oyendo sus palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
—«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
—«Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito:
—«Señor, no les tengas en cuenta este pecado».
Y, con estas palabras, expiró.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 30, 3b-4. 6 y 7b-8a (R.: 6a)
Monitor:
También nosotros, amigos de Jesús, decimos como Esteban: A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Salmista:
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Señor, sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;
yo confío en el Señor.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Dios ama a los hombres. Es padre de todos, incluso de los que aún no le conocen. Quiere dejarse encontrar por ellos. Y para lograrlo acompaña con su Espíritu a los discípulos que están cerca de los hombres que buscan a Dios.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-31. 35-39a. 39c-40
En aquellos días, el ángel del Señor le dijo a Felipe:
—«Ponte en camino hacia el Sur, por la carretera de Jerusalén a Gaza, que cruza el desierto».
Se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un ministro de la reina de Etiopía, que había ido en peregrinación a Jerusalén. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo el profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe:
—«Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer, y le preguntó:
—«¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó:
—«¿Y cómo voy a entenderlo, si nadie me guía?».
Invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. Felipe se puso a hablarle y le anunció el Evangelio de Jesús. En el viaje llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el etíope:
—«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, y Felipe lo bautizó. Cuando salieron del agua, siguió su viaje lleno de alegría.
Felipe fue a parar a Azoto y fue evangelizando los poblados hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 65, 8-9. 16-17 (R.: 1)
Monitor:
También nosotros deseamos que todos los hombres conozcan a Dios; por eso cantamos:
Salmista:
R. Aclama al Señor, tierra entera.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R.
Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y
lo ensalzó mi lengua. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Dios nos acompaña siempre con su Espíritu. Nos da luz y fuerza para vivir como Jesús. A veces, la fuerza del Espíritu es tan grande que hace cambiar a un hombre de perseguidor en amigo y discípulo de Jesús. Es el caso de Pablo.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 1-22
En aquellos días, Saulo seguía echando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor. Fue a ver al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse presos a Jerusalén a todos los que seguían el nuevo camino, hombres y mujeres.
En el viaje, cerca ya de Damasco, de repente, una luz celeste lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
—«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
Preguntó él:
—«¿Quién eres, Señor?».
Respondió la voz:
—«Soy Jesús, a quien tu persigues. Levántate, entra en la ciudad, y allí te dirán lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
—«Ananías».
Respondió él:
—«Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo:
—«Ve a la calle Mayor, a casa de Judas, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando, y ha visto a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó:
—«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo:
—«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a pueblos y reyes, y a los israelitas. Yo le enseñaré lo que tiene que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
—«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y te llenes de Espíritu Santo».
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y lo bautizaron. Comió, y le volvieron las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios. Los oyentes quedaban asombrados y comentaban:
—«¿No es éste el que se enseñaba en Jerusalén contra los que invocan este nombre?, y ¿no había venido aquí precisamente para llevárselos presos a los sumos sacerdotes?».
Pero Pablo se crecía y tenía confundidos a los judíos de Damasco, demostrando que Jesús es el Mesías.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)
Monitor:
Pablo, convertido en discípulo de Jesús, se dedica con ardor a predicar par todas partes el Evangelio, para que todos los pueblos conozcan a Dios y amándole sean dichosos. También nosotros, amigos de Jesús, escuchamos la invitación que él nos hace: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Salmista:
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Cornelio era bueno, amaba a Dios. Guardaba una religión distinta a la judía, no conocía sus ritos y costumbres. Tampoco conocía a Jesús y su Evangelio. Pero un día el Espíritu de Dios iluminó a Pedro. Éste reconoció que Dios no hace distinciones entre los hombres y desea que todos los hombres formen parte de su Iglesia. Vamos a leerlo en este relato.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 25-27. 34b-35. 44-48
Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo:
—«Levántate, que soy un hombre como tú».
Entró en la casa conversando con él, encontró a muchas personas reunidas y les dijo:
—«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea».
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras.
Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos,1 que hablan venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles 2
Pedro añadió:
—«¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?».
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo.
Le rogaron que se quedara unos días con ellos.
Palabra de Dios.
1 «Circuncisión»: Es la incisión que se hace en el prepucio. Costumbre de algunos pueblos antiguos para significar la integración en la vida religiosa judía. Volver
2«Gentiles»: En la primitiva Iglesia, se daba este nombre a los hombres que guardaban una religión distinta a la judía o la cristiana.Volver
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 97, 1-2a. 2b-3a. 3b-4 (R.: 4a)
Monitor:
También nosotros deseamos que todos los pueblos alaben a Dios, y decimos:
Aclama al Señor, tierra entera.
Salmista:
R. Aclama al Señor, tierra entera.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Los primeros cristianos se querían mucho, vivían muy unidos entre sí. Pero este amor no impedía que a veces discutieran sobre algunos puntos importantes como el de la circuncisión. Algunos pretendían que se impusiera esta costumbre judía a los convertidos de otras religiones. Otros, como Pablo, decían que no. Para zanjar la cuestión, se reunieron en Jerusalén y tuvieron un Concilio, el primero de la historia de la Iglesia. Pedro, en una importante intervención, recordó a los presentes que Dios quiere salvar a todos los hombres gratuitamente. Se decidió, por tanto, liberar de la carga de la circuncisión3 a los no judíos.
3 «Circuncisión»: Es la incisión que se hace en el prepucio. Costumbre de algunos pueblos antiguos para significar la integración en la vida religiosa judía. Volver.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1-13. 19. 22-24. 28. 30-31
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo:
—«Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto. Después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
—«Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora, imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo:
—«A mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios».
Los apóstoles y los presbíteros eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta:
—«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo.
Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras. Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables».
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la Iglesia y entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, se alegraron mucho.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 56, 8. 10-11 (R.: 10a)
Monitor:
En el relato que acabamos de leer, hemos visto una vez más la inmensa bondad de Dios, que abarca a los hombres de todos los pueblos; por ello decimos: Te damos gracias ante los pueblos, Señor
Salmista:
R. Te daré gracias ante los pueblos, Señor.
Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar. R.
Te daré gracias ante los pueblos,
Señor; tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes. R.
PRIMERA LECTURA
Predicación de Pablo en Atenas
Monitor:
Muchos hombres buscan a Dios y se preguntan: «¿Quién es?» No han tenido la suerte de conocer a Jesús. En los primeros tiempos de la Iglesia, los griegos buscaban a un Dios desconocido. Pablo les anuncia la Buena Noticia: Dios se nos ha dado a conocer en la persona de Jesús muerto y resucitado. Muchos se ríen. Otros creen en Jesús y se incorporan a su Iglesia.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 17, 15a. 22a. 23-25. 30b—18, 1
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo:
—«Atenienses, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido".
Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo.
Dios manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos».
Al oír «resurrección de muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron:
—«De esto te oiremos hablar en otra ocasión».
Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más.
Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 148, 1-2. 11-12
Monitor:
Al comprobar que Dios se va dando a conocer a los hombres que le buscan, cantamos agradecidos: Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Salmista:
R. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y las doncellas,
los viejos junto con los niños. R.
PRIMERA LECTURA
Águila y Priscila siguen a Pablo
Monitor:
Después del Concilio de Jerusalén, Pablo, judío de raza, antes perseguidor de los cristianos y ahora seguidor de Jesús, se dirige a Grecia y anuncia el Evangelio a los paganos. Algunos judíos le persiguen a muerte, porque siguen sin aceptar que Jesús es el gran regalo de Dios a los hombres. Otros creen en Jesús, y se unen a Pablo para anunciar el Evangelio en otros lugares.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 18, 9-18a
Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión:
—«No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío».
Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al tribunal y lo acusaron:
—«Éste induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la Ley».
Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos:
—«Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, seria razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos».
Y ordenó despejar el tribunal.
Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo caso.
Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Águila.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 10
Monitor:
La paz es un regalo que Dios nos da. Le damos gracias y le decimos: Anunciaré tu paz a mis hermanos.
Salmista:
R. Anunciare tu paz a mis hermanos.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria,
contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.
Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
En este relato se habla del bautismo y de la importancia que Pablo le da, porque en él recibimos los cristianos el Espíritu Santo. Con la ayuda de ese Espíritu, Pablo anuncia sin cansancio y en medio de grandes dificultades el Evangelio de Jesús.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 19, 1b-9a. 10
En aquellos días, Pablo atravesó la meseta y llego a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó:
—«¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?».
Contestaron:
—«Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo».
Pablo les volvió a preguntar:
—«Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?».
Respondieron:
—«El bautismo de Juan».
Pablo les dijo:
—«El bautismo de Juan era signo de conversión, y él decía al pueblo que creyesen en el que iba a venir después, es decir, en Jesús».
Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres.
Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses habló en público del reino de Dios, tratando de persuadirlos. Como algunos se obstinaban en no dejarse convencer y desacreditaban el camino aquel delante de la asamblea, Pablo prescindió de ellos y formo grupo aparte con los discípulos.
Esto duró dos años, y así todos los habitantes de Asia, lo mismo judíos que griegos, pudieron escuchar la palabra del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 67, 4-5a y 5c. 6a y 7a (R.: 33a)
Monitor:
Agradecidos a Dios por las maravillas que realiza en nosotros, cantamos:
Salmista:
R. Reyes de la tierra, cantad al Señor.
Los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor;
su nombre es el Señor. R.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Desde los primeros tiempos de la Iglesia, los cristianos se reúnen los domingos, día en que resucitó Jesús, para celebrar la misa o «partir el pan»: los discípulos dan gracias a Dios, escuchan la palabra, parten el pan de la eucaristía y comulgan. Y Dios, que da la vida, se hace tan presente entre ellos que Pablo llega a resucitar a un muerto.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 20, 7-12
El primer día de la semana, nos reunimos a partir el pan; Pablo les estuvo hablando y, como iba a marcharse al día siguiente, prolongó el discurso hasta medianoche. Había lámparas en abundancia en la sala de arriba, donde estábamos reunidos.
Un muchacho, de nombre Eutiquio, estaba sentado en la ventana. Mientras Pablo hablaba y hablaba, le iba entrando cada vez más sueño; al final, vencido por él, se cayó del tercer piso abajo. Lo levantaron ya cadáver, pero Pablo bajó, se echó sobre él y, abrazándolo, dijo:
—«No os alarméis, que tiene aliento».
Volvió a subir, partió el pan y cenó. Estuvo conversando largo hasta el alba y, por fin, se marchó.
Por lo que hace al muchacho, lo trajeron vivo, con gran consuelo de todos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 115, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 12)
Monitor:
En la misa damos gracias a Dios porque es bueno con nosotros. Se lo decimos también recitando este salmo.
Salmista:
R. ¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza
invocando tu nombre, Señor. R.
PRIMERA LECTURA
Pablo se despide de los responsables de la comunidad de Éfeso
Monitor:
Después de una estancia en Grecia, Pablo siente que el Espíritu Santo le urge volver a Jerusalén para continuar anunciando en esa ciudad el Evangelio de Jesús. Pablo obedece y marcha. Vamos a leer su despedida a los responsables de la comunidad de Éfeso.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 20, 17-25. 28. 32a. 33-37. 38b
En aquellos días, desde Mileto, mandó Pablo llamar a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso. Cuando se presentaron, les dijo:
—«Vosotros sabéis que todo el tiempo que he estado aquí, desde el día que por primera vez puse pie en Asia, he servido al Señor con toda humildad, en las penas y pruebas que me han procurado las maquinaciones de los judíos.
Sabéis que no he ahorrado medio alguno, que os he predicado y enseñado en público y en privado, insistiendo a judíos y griegos a que se conviertan a Dios y crean en nuestro Señor Jesús.
Y ahora me dirijo a Jerusalén, forzado por el Espíritu.
No sé lo que me espera allí, sólo sé que el Espíritu Santo, de ciudad en ciudad, me asegura que me aguardan cárceles y luchas. Pero a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios.
He pasado por aquí predicando el reino, y ahora sé que ninguno de vosotros me volverá a ver. Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.
Ahora os dejo en manos de Dios. A nadie le he pedido dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han ganado lo necesario para mí y mis compañeros. Siempre os he enseñado que es nuestro deber trabajar para socorrer a los necesitados, acordándonos de las palabras del Señor Jesús: "Hay más dicha en dar que en recibir"».
Cuando terminó de hablar, se pusieron todos de rodillas, y rezó. Se echaron a llorar y, abrazando a Pablo, lo besaban. Y lo acompañaron hasta el barco.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 39, 2 y 4a. 10. 11b (R.: 8)
Monitor:
Pablo obedeció al Espíritu. Con el corazón bien abierto le escuchaba y le respondía: Aquí estoy para hacer tu voluntad. Podemos unirnos en la recitación de este salmo.
Salmista:
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito;
me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.
He contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
El relato nos describe los sufrimientos de Pablo al ser perseguido por unos judíos que no creían en Jesús muerto y resucitado. Pablo no teme la muerte, está dispuesto a dar la vida por Jesús. Pero sabe también que Dios no quiere la injusticia, la mentira ni el dolor; por eso se defiende y pide ser juzgado por un tribunal romano. En todo tiempo Jesús está con Pablo, le da fuerza y lo mantiene firme y animoso para anunciar su Evangelio tanto en Jerusalén como en Roma.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 21, 17. 26b. 27b-28b. 30-33a; 22, 24b—23, 1. 6b-7a. 10-11
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron gustosos. Pablo entró en el templo, y los judíos de Asia, que lo vieron en el templo, alborotaron al gentío y agarraron a Pablo, gritando:
—«¡Auxilio, israelitas! Éste es el individuo que ataca a nuestro pueblo, a nuestra ley y a este lugar».
El revuelo cundió por toda la ciudad, y hubo una avalancha de gente; agarraron a Pablo, lo sacaron del templo a rastras e inmediatamente cerraron las puertas. Intentaban matarlo, cuando llego noticia al tribuno de la guarnición de que toda Jerusalén andaba revuelta. Inmediatamente cogió soldados y centuriones y bajó corriendo. Al ver al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
El tribuno se acercó, agarró a Pablo y dio orden de que lo ataran con dos cadenas.
Ordenó que lo hicieran hablar a latigazos, para averiguar por qué gritaban así contra él. Mientras lo estiraban con las correas, pregunto Pablo al centurión que estaba presente:
—«¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano sin previa sentencia?».
Al oírlo, el centurión fue a avisar al tribuno:
—«Mira bien lo que vas a hacer, ese hombre es romano».
Acudió el tribuno y le pregunto:
—«Dime, ¿tú eres romano?».
Pablo respondió:
—«Sí».
El tribuno añadió:
—«A mí la ciudadanía romana me ha costado una fortuna».
Pablo contestó:
—«Pues yo la tengo de nacimiento».
Los que iban a hacerlo hablar se retiraron enseguida, y el tribuno tuvo miedo de haberle puesto cadenas, siendo ciudadano romano.
Al día siguiente, queriendo poner en claro de que lo acusaban los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno, bajó Pablo y lo presentó ante ellos. Pablo, mirando al Sanedrín, dijo:
—«Hermanos, yo, hasta ahora, he procedido ante Dios con la mejor conciencia. Yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los muertos».
Apenas dijo esto, se produjo un altercado, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo:
—«¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 27, 7. 8-9 (R.: 6)
Monitor:
El Señor escucha a los que ponen en él su confianza. Por eso decimos: Bendito el Señor, que escucho mi voz suplicante.
Salmista:
R. Bendito el Señor,
que escuchó mi voz suplicante.
El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido. R.
El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Hay un refrán que dice: «Dios escribe derecho con renglones torcidos». Así ocurrió en la vida de Pablo. Perseguido por los hombres de su pueblo ha sido conducido a Roma para ser juzgado por las autoridades. Y allí encuentra Pablo más facilidades para dedicarse a lo suyo: anunciar el Evangelio de Jesús tanto a los judíos como a los romanos.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 28, 15-16. 30-31
En aquellos días, los hermanos de Roma, que tenían noticias de nuestras peripecias, salieron a recibirnos al Foro Apio y Tres Tabernas. Al verlos, Pablo dio gracias a Dios y se sintió animado.
En Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en una casa, con un soldado que lo vigilase.
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 97, 1-2a. 2b-3a. 3b-4 (R.: 2b)
Monitor:
Cantamos a Dios porque conduce todas las cosas para que los hombres puedan conocerle y ser dichosos.
Salmista:
R. El Señor revela a las naciones su justicia.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
PRIMERA LECTURA
Saludad a la Iglesia que se reúne en su casa
Monitor:
En la primavera del año cincuenta y ocho, Pablo descansa en casa de su amigo Gayo, en Corinto. Proyecta llevar el anuncio del Evangelio hasta España. De paso visitará la Iglesia o comunidad cristiana de Roma, que en aquella época se reunía en las casas de los cristianos. Antes de la visita, Pablo les escribe una carta. Vamos a leer un fragmento.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16, 3-9. 16. 22-23
Hermanos:
Saludos a Prisca y Águila, colaboradores míos en la obra de Cristo Jesús; por salvar mi vida expusieron su cabeza, y no soy yo solo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles.
Saludad a la Iglesia que se reúne en su casa.
Saludos a mi querido Epéneto, el primer convertido de Cristo en Asia. Saludos a María, que ha trabajado mucho por vosotros.
Saludos a Andrónico y Junia, mis paisanos y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo. Saludos a Ampliato, mi amigo en el Señor. Saludos a Urbano, colaborador mío en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquis.
Saludaos unos a otros con el beso ritual. Todas las Iglesias de Cristo os saludan.
Yo, Tercio, que escribo la carta, os mando un saludo en el Señor. Os saluda Gayo, que me hospeda, y toda esta Iglesia.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 144, 2-3. 4-5. 6-7
Monitor:
Desde los comienzos de la Iglesia hasta ahora, de generación en generación, los cristianos han ido anunciando el Evangelio de Jesús, y ha podido llegar a nosotros. Damos gracias a Dios diciendo: Gloria a ti, Señor.
Salmista:
R. Gloria a ti, Señor.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.
Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.
Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa
bondad, y aclaman tus victorias. R.
PRIMERA LECTURA
Si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena
Monitor:
Vamos a leer un fragmento de la carta de Pablo a los cristianos de Corinto. En ella nos invita a amar como Jesús amó. Al decir en qué consiste el amor, parece estar haciendo el retrato de Jesús.
Lector:
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13, 1-8a. 13
Hermanos:
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.
Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 118, 97-98. 101-102 (R.: 97a)
Monitor:
Para amar como Jesús nos amó hay que beber en la fuente del amor que es Dios. Nosotros queremos amar; por eso vamos a decir a Dios con el salmista: ¡Cuanto amo tu voluntad, Señor!
Salmista:
R. ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!
¡Cuánto amo tu voluntad!:
todo el día la estoy meditando;
tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
siempre me acompaña. R.
Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R.
PRIMERA LECTURA
Vuestra vocación es la libertad
Monitor:
Pablo fundó una comunidad de cristianos en Galaica. A ellos va dirigida esta carta de la que vamos a leer un fragmento. Afirma Pablo que los cristianos estamos llamados a ser hombres libres, no para hacer lo que nos apetece, sino para amar a los demás. El Espíritu de Jesús nos libera por dentro para que podamos amarnos mucho unos a otros.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 13-l4. 16. 19-21a. 22-23a
Hermanos:
Vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo».
Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. Las obras de la carne están patentes: impureza, enemistades, envidias, rencores, discordias...
En cambio, el fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 1, 1a y 1c-2. 3
Monitor:
El secreto para ser hombres libres es seguir a Jesús. Por eso, los cristianos le decimos: El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
Salmista:
R. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
Dichoso el hombre
que no entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Pablo fue encarcelado por anunciar el Evangelio de Jesús. Preso en Roma y privado de libertad exterior, no se desespera ni se hunde. La fuerza de Dios le sostiene y está contento. Desde la cárcel, escribe una carta a los cristianos de la ciudad de Éfeso. Vamos a leer como si nos la escribiera a nosotros.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 6, 10. 14-20
Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder.
Estad firmes, repito: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la paz. Y, por supuesto, tened embrazado el escudo de la fe, donde se apagaran las flechas incendiarias del malo.
Tomad por casco la salvación y por espada la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en la oración. Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos los santos.
Pedid también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda palabras que anuncien sin temor el misterio contenido en el Evangelio, del que soy embajador en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él como debo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 143, 1. 2. 9a y 10a (R.: 1a)
Monitor:
Las rocas son sólidas, en ellas se apoyan los hombres vacilantes (o que se tambalean). Los cristianos nos apoyamos en Dios, que es nuestra Roca. Por eso le decimos: Bendito el Señor, mi Roca.
Salmista:
R. Bendito el Señor, mi Roca.
Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R.
Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. R.
Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo. R.
PRIMERA LECTURA
Siendo muchos, somos un solo cuerpo
Monitor:
En los comienzos del cristianismo, los discípulos de Jesús se reunían en las casas, en comunidades que recibían el nombre de «iglesias». Pablo, en sus cartas, nos habla de algunas de ellas: Corinto, Roma, Éfeso, etc. En este fragmento de una carta de Pablo a la comunidad de Roma, el apóstol nos invita a vivir muy unidos por el amor, porque siendo muchos, somos un solo cuerpo.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 5-16a
Hermanos:
Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada miembro está al servicio de los otros miembros.
Los dones que poseemos son diferentes, según la gracia que se nos ha dado, y se han de ejercer así: si es la profecía, teniendo en cuenta a los creyentes; si es el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a enseñar; el que exhorta, a exhortar; el que se encarga de la distribución, hágalo con generosidad; el que preside, con empeño; el que reparte la limosna, con agrado.
Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo.
En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres: estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración. Contribuid en las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.
Bendecid a los que os persiguen; bendecid, si, no maldigáis. Con los que ríen, estad alegres; con los que lloran, llorad. Tened igualdad de trato unos con otros: no tengáis grandes pretensiones, sino poneos al nivel de la gente humilde.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 144, 2-3. 4-5. 10-11
Monitor:
Damos gracias a Dios porque, siendo muchos, somos un solo cuerpo.
Salmista:
R. Gloria a ti, Señor.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.
Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
PRIMERA LECTURA
Todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo
Monitor:
Pablo está en la cárcel por anunciar el Evangelio de Jesús. Privado de libertad, solo y lejos de sus amigos, no está hundido, porque nada ni nadie ha podido separarle de lo único que le importa de verdad: Jesucristo. Vamos a leer un fragmento de la carta que escribió desde la cárcel a los cristianos de Filipos. En ella descubrimos el gran amor de Pablo hacia el Señor Jesús.
Lector:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 7-8. 12-14
Todo lo que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo perdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo, pues Cristo Jesús lo obtuvo para mí.
Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 15, 1-2 y 8. 11 (R.: 8a)
Monitor:
Pablo y también los cristianos que aman mucho a Jesús tienen siempre presente al Señor. Nosotros, que deseamos amarle, nos unimos a ellos para decir: Tengo siempre presente al Señor.
Salmista:
R. Tengo siempre presente al Señor.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tu eres mi bien».
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
PRIMERA LECTURA
Monitor:
Pablo está en la cárcel por haber anunciado el Evangelio de Jesús. Presiente que dentro de poco le van a matar, pero nada teme, porque se ha fiado de Jesús y él premiará un día sus servicios. Escribe una carta a su discípulo Timoteo. Tomamos de ella este trozo. Lo que dice va también dirigido a nosotros.
Lector:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 1-6. 8. 11-12; 4, 6-8
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido: te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día.
Ansío verte para llenarme de alegría refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos.
No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
De este Evangelio me han nombrado heraldo, apóstol y maestro, y ésta es la razón de mi penosa situación presente; pero no me siento derrotado, pues sé de quién me he fiado y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio.
Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe.
Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 144, 10-11. 17-18
Monitor:
Reconocemos que Pablo, gran amigo de Jesús, ha dedicado su vida a proclamar la gloria de Dios. Agradecidos cantamos: Tus amigos, Señor, proclaman tu gloria.
Salmista:
R. Tus amigos, Señor, proclaman tu gloria.
Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
PRIMERA LECTURA
Poned empeño en añadir a la piedad el cariño fraterno
Monitor:
Vamos a leer un trozo de la carta de Pedro a su comunidad. El apóstol presiente su próxima muerte y escribe a los cristianos recordándoles algo que lleva en el corazón y cree importantísimo para todos. Dice así:
Lector:
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro 1, 5a. 7. 12-15
Hermanos:
Poned todo empeño en añadir a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor.
Nunca dejaré de recordaros estas cosas, aunque ya las sabéis y seguís firmes en la verdad que llegó hasta vosotros. Mientras habito en esta tienda de campaña, creo deber mío refrescaros la memoria, sabiendo que pronto voy a dejarla, como me lo comunicó nuestro Señor Jesucristo.
Pondré empeño en que, incluso después de mi muerte, siempre que haga falta, tengáis la posibilidad de acordaros de esto.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 90, 1-2. 14 (R.: 2b)
Monitor:
Dios está junto a nosotros y nos ayuda a amar con cariño a los hermanos. Ésta es nuestra confianza; por eso le decimos: Dios mío, confío en ti.
Salmista:
R. Dios mío, confío en ti.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé». R.
PRIMERA LECTURA
Corramos, fijos los ojos en Jesús
Monitor:
Esta lectura está tomada de la carta a los Hebreos. En ella se nos invita a correr una carrera siguiendo a Jesús, que va por delante y nos anima.
Lector:
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 1-3
Hermanos:
Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 21, 27. 31-32 (R.: cf. 27b)
Monitor:
Un día llegaremos al final de la carrera, y estaremos con Jesús para siempre. Mientras esperamos que llegue ese momento, los cristianos cantamos: Te alabaran, Señor, los que te buscan.
Salmista:
R. Te alabarán, Señor, los que te buscan.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R.
PRIMERA LECTURA
A los que yo amo los reprendo y los corrijo
Monitor:
La lectura de hoy está tomada del libro del Apocalipsis de san Juan. («Apocalipsis» quiere decir: ver descorriendo el velo de las cosas ocultas.)
Juan se adentra en Dios y nos dice lo que ha visto y oído: su amor de Padre y su deseo de que nos amemos todos como hermanos. Penetra también en el corazón de los hombres y constata el dolor, los sufrimientos y las injusticias que cometemos cuando desobedecemos al plan de Dios. En medio de la confusión, Juan ve a Jesús, el Hombre-Dios que siempre dijo «sí» al Padre. Por eso le da el título de «Amén».
En su nombre habla a todos cuantos quieren escucharle, invitándoles a convertirse.
Lector:
Lectura del libro del Apocalipsis 3, 14-22
Al ángel de la Iglesia de Laodicea escribe así:
—«Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: "Soy rico, tengo reservas y nada me falta". Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.
A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Se ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entrare y comeremos juntos.
Al que salga vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí; lo mismo que yo, cuando vencí, me senté en el trono de mi Padre, junto a él. Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las Iglesias».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 14, 2-3a. 3bc y 5 (R.: cf. Ap 3, 21)
Monitor:
La vida del cristiano es como una lucha. Vencen los que son buenos y justos. A ellos les promete Dios sentarlos consigo en su reino. Nosotros creemos que Jesús está con nosotros dándonos luz y fuerza para ser buenos y justos. Por eso decimos con gran confianza: A los vencedores los sentaré en mi trono.
Salmista:
R. A los vencedores los sentaré en mi trono.
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente. R.
PRIMERA LECTURA
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva
Monitor:
A veces nos preguntamos: «¿Qué pasará al final de todo?, ¿cómo será el cielo? ¿No nos vamos a aburrir?». San Juan, en el libro del Apocalipsis, nos descubre un poco el velo, y nos deja entrever algo de las maravillas que él ha visto y oído porque Dios se lo ha revelado para nosotros. Lo que san Juan ha visto y oído y nos comunica en esta lectura, lo que Dios prepara a los que desean es tan impresionante que Juan termina diciendo: Ven, Señor Jesús.
Lector:
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 1a. 2-5a; 22, 1. 17. 20
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
—«Ésta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado».
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
—«Todo lo hago nuevo».
El ángel del Señor me mostró el río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.
El Espíritu y la novia dicen:
—«¡Ven!».
El que lo oiga, que repita:
—«¡Ven!».
El que tenga sed, y quiera, que venga a beber de balde el agua viva.
El que se hace testigo de estas cosas dice:
—«Si, voy a llegar en seguida».
Amén. Ven, Señor Jesús.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 94, 1-2. 3-4. 6-7 (R.: Ap 22, 20)
Monitor:
También nosotros deseamos estar con Dios para siempre, esperarnos recibir de él ese regalo. Por eso le decimos: ¡Ven, Señor Jesús!
Salmista:
R. ¡Ven, Señor Jesús!
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes. R.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.