Domingo después del 6 de enero
El Bautismo del Señor
Introducción:
En el Antiguo Testamento se nos habla de hombres que vivieron sirviendo a Dios como lo haría después Jesús a lo largo de toda su vida (1ª lect.). Cantamos al Señor por haber elegido a Jesús como servidor de los hombres (sal.). Dios Padre manifiesta que Jesús es su Hijo amado que acepta la misión de salvar a los hombres e inaugurará un nuevo bautismo (ev.).
PRIMERA LECTURA
Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano
Monitor:
Hoy celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús, que nos recuerda también la fiesta de nuestro bautismo. Aquel día, nuestros padrinos dijeron en nombre nuestro: «Creemos que Dios es nuestro Padre y queremos ser hijos de Dios siguiendo a Jesús». Jesús amaba mucho a Dios su Padre y por eso amaba también a los hombres. Jesús se puso a nuestro servicio para hacernos dichosos. En la lectura que vamos a hacer escuchamos cómo un profeta del Antiguo Testamento habla de un pueblo de hombres que se pusieron al servicio de Dios como lo hizo Jesús.
Lector:
Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
Así dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho,
no vacilará ni se quebrará,
hasta implantar el derecho en la tierra,
y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he cogido de la mano,
te he formado, y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,
y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas».
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial: Salmo 44, 2a y 3. 8. 18 (R.: 3b)
Monitor:
Dios nos ha hecho un regalo estupendo al elegir a Jesús para que hiciera un pueblo de hermanos. Por eso cantamos:
Salmista:
R. El Señor te bendice eternamente.
Me brota del corazón un poema bello:
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente. R.
Has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo
entre todos tus compañeros. R.
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos. R.
Aleluya Cf. Mc 9, 7
Se abrió el cielo,
y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo».
EVANGELIO
El Espíritu Santo bajó sobre él
Monitor:
Jesús, antes de comenzar el anuncio del Evangelio a la gente, se bautizó 1. En el relato del bautismo que vamos a leer, aparecen junto a Jesús el Espíritu Santo y Dios Padre, que llama «Hijo» a Jesús. Jesús desde el comienzo vivió siempre para Dios y con la fuerza de su Espíritu pudo hacer siempre lo que agradaba a su Padre. Por el bautismo que nosotros hemos recibido, Dios Padre nos hace hijos suyos y discípulos de Jesús, y nos da el gran regalo del Espíritu Santo, una vida nueva para amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos.
Sacerdote (o diácono):
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre el en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
—«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto».
Palabra del Señor.
1El bautismo que Juan hacía era un rito de penitencia para obtener de Dios el perdón de los pecados. No hay que confundirlo con el bautismo cristiano que por la gracia del Espíritu Santo nos hace hijos de Dios, discípulos de Jesús y miembros de la Iglesia.
Que Jesús quiera recibir el bautismo de penitencia de Juan no significa que fuese pecador (al contrario, era el más santo y justo de los hombres). Significa que aceptaba la situación desgraciada de los hombres (alejados de Dios), cargaba con ella y quería reconciliarlos con Dios, siguiendo el camino de la entrega hasta dar la vida por ellos con amor y no el camino de los prodigios y de la facilidad, como querrá proponerle poco después el demonio en las tentaciones. Volver.