17 de enero

San Antonio, abad

Memoria


Del Común de santos y santas (para los religiosos)

 

PRIMERA LECTURA

Tomad las armas de Dios

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 6, 10-13. 18

Hermanos:

Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder.

Poneos las armas que Dios da, para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal.

Por eso, tomad las armas de Dios, para poder resistir en el día fatal y, después de actuar a fondo, mantener las posiciones.

Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos los santos.

Palabra de Dios.


Salmo responsorial: Salmo 15, 1-2a y 5. 7-8. 11 (R.: cf. 5a)

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

 

Aleluya Jn 8, 31b-32

Si os mantenéis en mi palabra,
seréis de verdad discípulos míos y conoceréis la verdad
—dice el Señor—.

 

EVANGELIO

Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes

Cruz Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 16-26

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:

—«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».

Jesús le contestó:

—«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».

Él le preguntó:

—«¿Cuáles?».

Jesús le contestó:

—«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».

El muchacho le dijo:

—«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».

Jesús le contestó:

—«Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego vente conmigo».

Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Jesús dijo a sus discípulos:

—«Creedme: difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».

Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:

—«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

—«Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo».

Palabra del Señor.