Domingo de la 10ª semana de Tiempo Ordinario
Ciclo A
PRIMERA LECTURA
Quiero misericordia, y no sacrificios
Lectura de la profecía de Oseas 6, 3-6
Esforcémonos por conocer al Señor:
su amanecer es como la aurora,
y su
sentencia surge como la luz.
Bajará sobre nosotros como lluvia temprana,
como
lluvia tardía que empapa la tierra.
«¿Qué haré de ti, Efraín?
¿Qué haré de ti, Judá?
Vuestra piedad es como nube mañanera,
como rocío de madrugada que se
evapora.
Por eso os herí por medio de los profetas,
os condené con la palabra
de mi boca.
Quiero misericordia, y no sacrificios;
conocimiento de Dios, más
que holocaustos».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial: Salmo 49, 1 y 8. 12-13. 14-15 (R.: 23b)
R. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.
El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a
occidente.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus
holocaustos ante mí». R.
«Si tuviera hambre, no te lo diría;
pues el orbe y cuanto lo llena es
mío.
¿Comeré yo carne de toros,
beberé sangre de cabritos?». R.
«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria». R.
SEGUNDA LECTURA
Se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 18-25
Hermanos:
Abrahán, apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.
No vaciló en la fe, aun dándose cuenta de que su cuerpo estaba medio muerto —tenía unos cien años—, y estéril el seno de Sara.
Ante la promesa no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete, por lo cual le valió la justificación.
Y no sólo por él está escrito: «Le valió», sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Palabra de Dios.
Aleluya Lc 4, 18
El Señor me ha enviado
para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad.
Versículos alternativos para el Aleluya
EVANGELIO
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores
Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
—«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
—«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
—«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».
Palabra del Señor.