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Agua en el presente

Olingtons José CERDA


 

 

 

Los domingos, en el mercado Oriental, no llega mucha gente y el comercio es bastante escueto. A las ocho de la mañana, sólo se puede observar algún borracho por las calles, o de esos que se dedican rebuscar en los barriles de la basura, y los pocos comercios que abren son las distribuidoras de agua purificada, las viejas que venden tomates y cosas pequeñas. Y a esa hora, en la parada de buses, un par de vende-agua helada esperan a que abran la “Distribuidora Cristal“.

- Hey, vos Martín! La verdad que esto, está bien palmado no hay gente, además en esta parte de mercado siempre hay algún maje dando vueltas como perro en procesión. Ya son las ocho y treinta y yo sólo he visto un par de viejas andando por ahí.

- Baboso, no mirás que hoy es domingo, todos los domingos son palmados, toda la gente se queda en su casa durmiendo hasta las diez o hasta las once.

- Fijáte que ayer venían dos majes en la 68 hablando de un libro, eran de estos jueputas que se la juegan de universitarios, decían que todos los días a las 6 pm el diablo se apodera de Managua y que a las 6 am el diablo se va y se queda Dios.

- Maje,¡sólo mierda sos!

- No, no, espera, baboso.

- Cómo que espera, el diablo está en su infierno y Dios en su cielo, pero si vos querés sentir al diablo en tus espaldas, para sentirte bien, pues ese sos vos.

- No maje, lo que pasa es que yo creo que Dios y el diablo están día y noche en Managua, sabes por qué, porque mira a aquella señora con su niño y mira a aquel maje que está en la esquina de esa fritanga tiene una cara de tamal que nadie se la quita, la cosa es que en la señora está Dios y en ese tamal puede estar el diablo.

- Ah, pues sí, compadre, decíme que vos sos Dios y yo soy el diablo. Mirá, lo mejor que podés hacer ahora es ir a llenar las bolsas de agua, para irnos a la catedral, ahí siempre vendemos algo. Aunque los ricos que llegan casi siempre llevan sus botellitas de agua del super-mercado, pero algo vendemos y antes de no vender nada, pues es mejor vender algo.

- Sí, el domingo pasado no vendimos ni mierda, pero bueno, vamos para allá.

- Gü´helada, Gü´helada, Gü´helada, Gü´helada... Y entonces compadre ¿Has vendido algo en la otra entrada?

- ¡Qué va! Sólo unas monjitas que me compraron dos pesos, aparte de eso, pues, nada ¡nada primo!.

- Hace buen rato que empezó la misa, ya toda la gente está adentro, ni modo. ¿Esperamos que termine? Pero, estar con todos estos jodidos aquí afuera, todos gritando y nadie está comprando nada. Vamos para adentro y así le digo a mi abuela que estuve en misa.

- Dale pues, pero nos sentamos en las últimas bancas para estar listos a la hora de la salida.

- ¿Para estar listo? No jodás, ¡siempre te dormís!. Sentáte y no estés hablando, que el cura ya está hablando.

Hermanos, hoy el evangelio nos presenta a Jesús predicando y especialmente se encuentra una mujer, que a sus pies le escucha con atención y también presenta a otra mujer, o sea Marta, que no hace caso de escuchar al Señor, porque se encuentra atareada en la cocina. Y yo les pregunto, cuántos de los que están aquí son Martas, que no dejan tiempo para escuchar la Palabra del evangelio. Por ejemplo, aquí en catedral, cada semana hay retiros espirituales para toda la familia, y es una lástima que vengan tan pocas personas, pues es un momento preciso para encontrarnos con Dios, ¡pero no, hermanos! Muchos tenemos tanto trabajo que la semana se no hace pequeñita y deseamos que los días fueran más largos para terminar nuestros trabajos, y no para estar con el Señor. Así pues, hermanos, hoy Jesús nos está invitando a escuchar su palabra, a venir a la casa de oración y ya les digo, cada semana hay retiros espirituales para toda la familia, para los que estén interesados, en la oficina de la catedral pueden encontrar más información. Y continuamos nuestra celebración.

- Hey, primo, ya están cantando, yo creo que es el último canto, pues hay gente saliendo.

- No, hermano, falta mucho. Te lo dije “siempre te duermes”, ja ja ja ja... apuesto que no escuchaste lo que dijo el cura, ¿verdad?.

- Sí, dijo que nos portáramos bien, que no matáramos, que no robáramos y un montón de cosas.

- Vos estás loco, estabas soñando. Mejor vamos pa´afuera que ya hay gente saliendo, yo creo que podemos vender algo.

- ¡Pero, no ha terminado la misa! Nos va a regañar el cura.

- Vamos para afuera y ya.

- Dale, pues.

Gü´helada, Gü´helada, ¿Gü´helada, madrecita? Dos por cincuenta centavos, Gü´helada... ¿le damos una agüita helada a la niña? ¡Adiós guapa! (Uy esa sí está bonita, lastima que estoy vendiendo agua helada.)

- Vos Martín, en la otra puerta.

- ¿Qué?

- En la otra puerta la gente ya está saliendo.

- Sí, hombre, ya voy.

Gü´helada, aquí su agua helada para el calor, lleve su agüita... ¿Cuántas doctor? ¿Qué hay, moreno cuántas te doy? Gü´helada, Gü´helada... agua el agua...

- ¿Y entonces Juan, vendiste algo?

- Bueno, algo es algo, ahora nos vamos a ir rapidito a la Iglesia del mercado, a lo mejor llegamos al final cuando la gente está saliendo, ahí se vende más. Entonces nos vamos corriendo.

- No, maje, ahí va el bus, ¡corre, jodido! Así también vendemos en el bus, apuráte pendejo, dale, dale... pegáte de la puerta que este maldito no se para.

- Ahhh, casi nos quedamos.

- Casi te quedás, no jodás. Hey agua, el agua helada...; a ver la señorita, aquí está su agüita helada...

- Bueno, pues, parece que no ha terminado la misa.

- Sí parece que está hablando el cura, vamos a sentarnos, además aquí podemos entrar tranquilitos, aquí está toda la chusma del mercado.

- ¿Chusma? Acordáte que tu barrio está cerca.

- Sí, hombre, todos somos chusmas, sentáte y no te durmas, que aquí te pueden bolsear y sacarte lo poco que hemos vendido.

Así que, hermanitos, como les iba diciendo, cada uno de los que estamos aquí podemos ser Marta y María al mismo tiempo, saben por qué, porque en donde estamos ahí está Dios y ahí podemos escuchar la palabra de Dios. Como sabemos, que todos los que estamos presentes aquí, pues todos trabajamos, bueno, casi todos. Pero a lo que voy, es que ahí en donde estemos podemos hacer oración, podemos hacer comentarios de la lectura que hemos escuchado hoy. Por ejemplo: Doña Laurita, ahí con todas esas mujeres, antes de ponerse a hacer la comida para la venta, ¡hombre!, puede dar gracias a Dios por el nuevo día. Reflejar que somos cristianos, todos los días y no solamente el domingo, así que en cualquier lugar que estemos, ahí, está Dios, en el bus, en el semáforo, vendiendo lotería, vendiendo agua helada en todas partes.

- Martín, Martín están hablando de nosotros.

- Sí, maje, ¿qué crees que estoy dormido...?

Y entonces, hermanitos y hermanitas, que no se nos olvide la receta de este domingo, y sobre todo que Dios nos ama tal y como somos. Bueno, pues, continuamos con el canto y le presentamos al Señor nuestras vidas y ofrendas.

- Mirá, Juan, ahí viene la bolsita. A este cura aunque sea le doy un peso. En la otra Iglesia, supuestamente son católicos, pero son tan diferentes a ésta, que me parece que estoy en otra Iglesia. Entonces nos vamos para afuera, aquí también la gente ya se está saliendo.

- Claro, con esta calor, quién no se quiere salir. Vamos, pues.

Gü´helada, Gü´helada, Gü´helada... aquí está el agua helada... compre su agüita.

- Te fijás, maje, aquí sí terminamos toda la venta.

- Sí, hombre, aquella abuelita quería más, pero ya no tenía, además como están otros chavalos vendiendo agua, no pasa nada, aquí por agua helada nadie se muere.

- Sí, de sed nadie se muere; pero de hambre, cualquiera se muere, yo tengo una hambre que no es jugando, no he desayunado y es que en la casa no había nada de comer; ¡saber como le hizo la abuela! Por qué no nos vamos donde la Pili, ahí están las tortillas calientes y el queso, supuestamente el mejor del mercado.

- ¿Y entonces, Doña Pili? Nos da cinco pesos de tortillas y cinco de queso.

- Ta´bueno, esperen un rato y ya les van sus tortillas con el mejor queso de todo este mercado.

- Doña Pili, ¿para dónde va toda esa gente?

- Ah, es que al otro lado del mercado hay un culto de los evangélicos, de esos grandes, que viene gente de otros barrios y otros departamentos.

- ¡No jodas, Martín! Ahí está la jugada, vamos a llenar las bolsas y nos vamos para el culto, también tendrán sed y con lo que gritan y se mueven, todavía más.

Aquí está su agüita helada, llegó su bolsita de agüita, aproveche que ya son las últimas... el agua, agua, agua.

- ¡Qué onda Martín! ¿Has vendido, verdad?

- ¡Claro, compadre! Hay mucha gente cantando y gritando y eso da sed y calor. Bueno, yo casi termino esta bolsa, si terminamos esta bolsa nos vamos para la casa, mira que ya es bastante tarde.

- Dale viaje, terminemos esto y nos vamos.

- Vos, Martín, qué jodido es lo qué está diciendo ese pastor, yo no le entiendo ni jota, vos; ¿entendés algo? El señor, el señor... ¿qué jodido es eso?

- A saber qué es lo que dice, pero a la gente le gusta y además hay más gente aquí que en la catedral y que en la Iglesia del mercado. Pero en fin... ¡¡cada cura con su locura!! A mí me gustó lo que dijo el cura en la Iglesia del mercado, primero que todo, porque nos mencionó a nosotros “los vende-agua-helada”, y después porque me sentía entre mi gente. Miraste a la China, ¿verdad?.

- Claro que sí.

- Y la fama de nocturna que tiene, nadie se la quita. Pues, hasta ella estaba ahí.

- Bueno, pues, hermano, descansemos un rato y después nos vamos.

- Hey, chavalos, todavía hay agua, me muero de sed... Con este sol hasta un camello se muere de sed.

- Claro, señor, aquí está el agüita helada... ¡como usted la buscaba! Por cierto, usted es de los que está organizando todo este culto, porque la verdad es que, aquí hay mucha gente, parece que vienen no sólo de los barrios, sino también de los departamentos. Para esto sí hay plata y majes, pero para los trabajos y las actividades en los barrios pobres, ahí si no se aparece nadie. Por eso estamos jodidos en este país, los políticos por un lado sacándole al pueblo hasta lo que no tienen y por otro lado los mismos pobres que nunca nos organizamos para hacer algo en común, algo de lo que nos sintamos que somos los dueños porque nosotros lo hemos construido, pero no es así, de la forma en que actuamos no llegamos ni siquiera a tener una escuelita en nuestros barrios pobres, y por eso mismo hay tantos chavalos como nosotros o quizás hasta peores, pues nosotros sólo vendemos agua helada y no robamos, otros no venden agua helada y sólo roban a los demás pobres como ellos mismos.

- Es verdad lo que estás diciendo, y yo te voy a decir unas cosas. Bueno, mi nombre es José Antonio. Soy abogado.

- ¿Usted es abogado? Pero, ¡si esos son los peores! Qué me va a decir a mí, ya los conozco muy bien, disculpe pero es la verdad, son los más ladrones, y ya decía yo del por qué toda esa ropita así bastante fina. Ahora ya sé.

- Callaté, Martín, ni sabes realmente quién es el señor y ya estás hablando babosadas, mejor vamos a ver que nos dice. Bueno, señor Antonio, ¿qué es lo que iba decir?.

- No, chávalos, sí tienen razón, ahora se puede creer en pocas personas o en casi nadie. Decía que soy abogado, trabajo en una oficina para los derechos humanos, ustedes saben trabajar con un montón de gente desde presos por equivocación, roba-gallinas, putas, borrachos, niños de la calle, viudas, pandilleros, vende-agua heladas como ustedes y la lista es larga...; En fin lo que les quiero decir es lo siguiente: ¿saben por qué toda esta gente está aquí, gritando y cantando? Porque hoy en este mundo, en esta realidad tan dura, necesitamos tantas cosa, les voy a mencionar algunas:

Los maestros, que ellos se comprometan con el rol que tienen que desempeñar en la sociedad, o sea que los niños y adolescentes tengan una verdadera educación, comprometida con el cambio social, y no sea una educación meramente superficial, basada en unos cuantos ejercicios, reglas de aprendizaje. Pues, hoy en día ya todo el mundo sabe cuál es la diferencia entre una sociedad con educación y otra sin educación.

Los estudiantes, especialmente los estudiantes universitarios con una visión más amplia de la realidad, que ellos dejen de andar quemando llantas, tirando piedras, armando la guerra con policías antimotines. Ese tipo de participación no funciona, no trae ningún provecho. La participación que trae un cambio positivo es la participación en obras sociales, en proyectos de conjunto donde hay adultos, jóvenes, niños y toda la gente del barrio. De los estudiantes siempre se dice que son el futuro de la nación, pero hay otra realidad que dice todo lo contrario, es una realidad triste y hasta penosa. Y es que, los vicios, las drogas, las ideas de rebeldía negativa van invadiendo a la sociedad estudiantil, a la sociedad universitaria hasta convertirlos en malos profesionales o en uno más de los desempleados de la calle.

Las iglesias, que los miembros de las iglesias dejen de gritarle y cantarle a Jesús en los templos y hablen con Jesús en las calles. Yo creo que ya basta de seguir distorsionando las ideas de Jesús de Nazaret, la doctrina de Jesús es sencilla, que nos amemos, que seamos iguales, pero, no es así. Muchachos... lo que he dicho hasta me da un poco de enojo, pues me duele ver al cura, al pastor, no comprometidos con el pueblo, pero sí comprometidos con el poder, con el que domina y roba al que no tiene ni una cama donde caer muerto.

Los políticos. De esos mejor no hablo, pues ustedes eso, ya lo saben muy bien... son los peores.

Y bueno, pues, esas son unas de las tantas cosas que necesitamos en nuestra sociedad. Ustedes ¿qué piensan?

- Yo no sé qué dice Juan, pero a mí me ha gustado todo eso que nos ha dicho, y además,

dijo que es verdad, nos falta compromiso con la realidad que está toda jodida.

- Bueno, Martín, qué jodidos te cres, pensas que yo estoy dormido. Si lo que el señor nos ha dicho se parece a lo que nos decía mi abuelo antes de morir. Además vos sabés, que él fue un guerrillero, que estuvo luchando por la igualdad. Y si no me creen, pues hasta un poema tengo en la cabeza, de los que él nos decía, y hasta se los voy a decir para que no anden con pendejadas, dice así:

Hoy me han dicho

Un dicho.

Pero que en realidad no es dicho,

Lo que me han dicho.

Pues está en la dura realidad,

No es mentira, es verdad

No miento como el político sargento.

Me han dicho que,

Mañana.

El pobre será más pobre

Y el rico será más rico.

Bendito pobre,

Maldito rico,

Hambriento pobre, muerto de hambre,

Contento rico, muerto de risa.

Y me han dicho

Otro dicho

“El que ríe de último

ríe mejor”

y ese dicho,

sí es un dicho.

Y de verdad que un día se cumplirá.

Así que:

Vos, rico maldito,

Serra las tapas que apestás a dólar,

A rata de banco.

Y vos, pobre bendito,

Levantá la cabeza, que apestas a mi hermano,

A rata de cielo,

Y en el cielo no hay ratas,

Entonces eres un ángel.

Así que:

Dios ha dicho y lo dicho

Dicho está.

Sea dicho o sea verdad,

La realidad es que,

El pobre es predilecto de Dios.

Y ya no hay más dichos,

Pues lo que se ha dicho de último,

Es lo primero que ha dicho Dios.

- Y, ¿qué les parece el poema? Ya le dije que es original de mi abuelo, a mí me gusta mucho, por eso, es que me lo aprendí con puntos y comas.

- Por fin el Juan ha dicho algo bueno. Juan, está bueno el poema, como para que lo publiquen en la prensa literaria, pero claro, no sos ni universitario, entonces no lo publicarán.

- No, chávalo, no seas así, el poema está bueno, que lo publiquen o no lo publiquen eso es lo de menos, lo que importa es lo que dice el poema. Es pura conciencia humana, es pura realidad lo que está reflejado ahí.

- Ves, ¡Martín jodido! Ves que está bueno lo que he dicho. Por cierto, hablando de que está bueno, yo creo que ya está bueno todo lo que hemos hablado. Ya es de noche y yo tengo que llevar a la casa la cena, allá me deben de estar esperando.

- Es cierto, Juan, mi abuela de seguro ya debe de estar sacando la cabeza por la ventana. Bueno, pues, don Antonio, nosotros ya nos vamos. Pero estuvo bueno todo lo que hablamos, tal vez otro día nos encontramos y seguimos arreglando este país.

- Entonces, don Antonio, nos vemos en otra, nosotros siempre andamos por estos lados y por ahí nos vemos otro día.

- Denle, pues, chávalos, y no me digan Antonio, todos me dicen Toño y me gusta más. Entonces, nos vemos, y no se porten mal.

- Qué mal, ni qué nada, Toño, si nosotros somos los mejores vende-agua helada de toda esta ciudad.

- ¿Entonces, Juan? Nos vemos mañana, hoy estuvo bueno el día a pesar que era domingo, yo me voy para la casa.

- Dale, pues, Martín. Hey, saludes a tu abuela.

- Sí, hombre.

En Managua a las siete de la noche, ya está todo oscuro y todos los bares están abiertos. Por la calle que va a la carretera norte sólo se observa un chavalo con una bolsa de plástico en la mano, en su rostro una sonrisa de satisfacción por el día que termina. En la parada de bus, otro chavalo con cierta seriedad en su rostro, pero en sus pensamientos pasa algo, su mirada es directa, fija en un ideal. Con el deseo de hacer algo realidad, con la necesidad de ver un cambio, especialmente en él.

Palamado = Despoblado, vacio.

Maje = Persona.

La 68 = Bus de transporte número 168.

Se al juegan = Que se creen, que presumen.

Fritanga = Venta de comida.

Tamal = Ladrón, individuo peligroso.

Ni mierda = Nada.

La jugada = El negocio.

Serra las tapas = Serra la boca.

 


 



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