Servicios Koinonía    Koinonia    Vd esta aquí: Koinonía> Boff > 115
 

 

Viernes, día de resurrección

2005-05-06


  Dejemos los asuntos de la Iglesia y ocupémonos de lo cotidiano. Los cristianos celebran la resurrección el domingo de pascua, una sola vez al año. En Brasil, curiosamente, la resurrección sucede todos los viernes.

Es la hora en que peones y obreros terminan el trabajo agotador de la semana, y se reúnen alegremente en grupos en bares y restaurantes populares para tomarse su cerveza. Todo es sonrisa y amabilidad. ¡Y qué manera de hablar! En las mesas las botellas de cerveza se suceden una tras otra. Y se come algo barato pero sabroso: alas de pollo con farofa y salsa vinagreta, churrasquito de carne con papitas fritas. Y para terminar medio vaso de cachaça. La última copa tarda en llegar.

Suelen ser varias porque siempre hay alguien que paga la ronda siguiente. Los rostros se transfiguran. Se nota que son personas explotadas, por sus cuerpos trabajados, sus caras cansadas, sus ropas usadas. Durante toda una semana fueron sometidas a la dura faena de la humillante producción capitalista. Ésta no valora la creatividad del trabajador. El capitalismo no ama a la persona, apenas su fuerza detrabajo, sus músculos, su cabeza, su habilidad y especialmente su productividad.

Pero el viernes es el día que la vida cambia. Tiene lugar la resurrección. Los seres humanos recuperan su humanidad perdida, redimidos de las cadenas que los sujetan a cuatro paredes, a las máquinas melancólicas, a las higiénicas oficinas con sus computadores fríos.

Se habla de fútbol. Cada uno es maestro en ese arte, entrenador y al mismo tiempo crítico de los entrenadores y de los jugadores estrella. Después se pasa a las mujeres. Se cuentan casos reales e inventados, chistes, distensión para la libido reprimida. Y las «despampanantes» y las «apetecibles» merecen muchos comentarios. A veces se habla de política, para insultar a los gobiernos o para denigrar de Lula, aunque luego acaben votando por él.

Pero lo mejor de todo es la conversación suelta, despreocupada, la libertad de hablar y reír, beber cerveza, tomar algo. Algunos más entusiasmados y ya bajo el efecto de la cachaça hablan más alto. Otros abrazan al amigo que está al lado como si fuera su novia. Sólo les falta besarlo.

Yo me detengo en las figuras: aquel negro con un corte en la cara revela una bondad dulce e irradiante, y sonríe con tanta dulzura que es ya primicia de la verdadera redención en el paraíso del proletariado; a ése me gustaría tenerlo como hermano. Aquella otra mujer gorda, bebe, picotea las alitas de pollo, habla alto, tiene una mirada penetrante, reparte el vino barato –sangre de toro– con su compañera de enfrente; me gustaría tenerla de amiga. Todo es espontaneidad, alegría propia de la resurrección.

Se dice que en Occidente sólo entró la sonrisa después de la fe en la resurrección, o sea, con la victoria de la vida.

Yo también, en un rincón, pido mi ración de alas de pollo con farofa, bebo mi cerveza y sigo observando. Y me elevo. La opresión no consigue matar la vitalidad de la vida.

Cuando voy a pagar, después de repetir plato, veo que vale muy poco. Dejo casi el doble de propina. Y salgo emocionado en dirección al carro, llorando de alegría por asistir a la resurrección que está aconteciendo, siendo testigo de la vida invencible e indestructible de los pobres y de los oprimidos, nuestro pueblo, los preferidos de Dios.

La resurrección sucede de nuevo cada viernes, en la esperanza de que un día se vuelva un eterno domingo de pascua. Y esta fe vale para mí más que todas las discusiones sobre el nuevo papa.

 

Leonardo Boff




  Portal Koinonia | Bíblico | Páginas Neobíblicas | El Evangelio de cada día | Calendario litúrgico | Pag. de Cerezo
RELaT | LOGOS | Biblioteca | Información | Martirologio Latinoamericano | Página de Mons. Romero | Posters | Galería
Página de Casaldáliga | La columna de Boff | Agenda Latinoamericana | Cuentos cortos latinoamericanos