Paradigma conquista2003-08-29
En el conjunto de los seres de la naturaleza, el ser humano ocupa un lugar singular. Por un lado es parte de la naturaleza por su enraizamiento cósmico y biológico. Es fruto de la evolución que produjo la vida de la cual él es expresión consciente e inteligente. Por el otro, se sobreeleva por encima de la naturaleza e interviene en ella creando cultura y cosas que la evolución sin él jamás crearía, como una ciudad, un avión o un cuadro de Portinari. Por su naturaleza es un ser biológicamente carente (Mangelwesen), pues a diferencia de los animales no posee ningún órgano especializado que le garantice la subsistencia. Por eso se ve obligado a conquistar su sustento, modificando el medio, creando así su hábitat. Muy pronto en el proceso de hominización surgió el paradigma de la conquista. Salió de África, de donde irrumpió como \"homo erectus\" hace 7 millones de años, y se puso a conquistar el espacio, comenzando por Eurasia y terminando por Oceanía. Al crecer su cráneo, evolucionó a \"homo habilis\", inventando, hace unos 2,4 millones de años, el instrumento que le permitió ampliar todavía más su capacidad de conquista. Por comparecer como un ser entero pero inacabado (no es defecto sino marca) y teniendo que conquistar su vida, el paradigma de la conquista pertenece a la autocomprensión del ser humano y de su historia. Prácticamente todo está bajo el signo de la conquista: la Tierra entera, los océanos y los rincones más inhóspitos. Conquistar pueblos y \"dilatar la fe y el imperio\" fue el sueño de los colonizadores. Conquistar los espacios extraterrestres y llegar a las estrellas es la utopía de los modernos. Conquistar el secreto de la vida y manipular los genes. Conquistar mercados y altas tasas de crecimiento, conquistar cada vez más clientes y consumidores. Conquistar el poder de Estado y otros poderes, como el religioso, el profético y el político. Conquistar y controlar los ángeles y los demonios que nos habitan. Conquistar el corazón de la persona amada, conquistar las bendiciones de Dios y conquistar la salvación eterna. Todo es objeto de conquista. ¿Qué nos falta todavía por conquistar? La voluntad de conquista del ser humano es insaciable. Por eso el paradigma-conquista tiene como arquetipos referenciales a Alejandro Magno, Hernán Cortés y Napoleón Bonaparte, los conquistadores que no conocían ni aceptaban límites. Después de milenios, el paradigma-conquista ha entrado en nuestros días en una grave crisis. Basta de conquistas. Si no, destruiremos todo. Ya conquistamos el 83% de la Tierra y en ese afán la devastamos de tal forma que ha sobrepasado en un 20% su capacidad de soporte y de regeneración. Se han abierto llagas que tal vez nunca volverán a cerrarse. Necesitamos conquistar aquello que nunca antes habíamos conquistado porque pensábamos que era contradictorio: conquistar la autolimitación, la austeridad compartida, el consumo solidario y el cuidado para con todas las cosas, para que sigan existiendo. La supervivencia depende de estas anti-conquistas. Al arquetipo Alejandro Magno, Hernán Cortés y Napoleón Bonaparte, de la conquista, hay que contraponer el arquetipo de Francisco de Asís, Gandhi, Madre Teresa e Irmã Dulce, del cuidado esencial. No hay tiempo que perder. Debemos comenzar por nosotros, por las revoluciones moleculares. Con ellas garantizaremos las nuevas virtudes que nos salvarán a todos.
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