CLAMOR ELEMENTAL
Pedro CASALDÁLIGA

Editorial Sígueme, Salamanca 1971

 

   
 

Í N D I C E

I. LAS AGUAS DEL TIEMPO
Memoria y víspera
Presencias
Rio das Mortes
Señora de la esperanza
Amanecida en el río das Mortes
Romance de voadeira
Nuestras vidas son los ríos
Che Guevara
"Um Deus diferente"
Ocaso fluvial
Parábola
Saber esperar
Carretera de Sertão
He plantado un jardín
Las lluvias
"Estrada federal"
Está verde el sertão
Compunción
Pobreza evangélica
La garza blanca
Orgullo sertanejo
Nocturno
Autorretrato
Santa Isabel de la Isla del Bananal
Canción quebrada por un "Canarinho morto"
Tempestad en el río
Diciembre
En la vergüenza del ocaso
Barreira amarela
Belleza perfecta
"Acuérdate de Jesucristo"
Romance Guadalupano
"Aldeia velha"
Nou cant dels ocells
Os peixes
Biafra
Proclama subversiva
Asombrado corazón
Miércoles de ceniza
Testamento
Pasaje Lóriga 10
Llover, llorar
Hotel Kennedy, del Bananal
Dios en la farinheira
Santa María sin más títulos
Alegre amanecida
Castell de Balsareny
Mare
Espérame sin hora
Record Punyent
Cancioncilla de la tarde de la Ascensión
Vanderléia
La vaca blanca
Singladura
Balsa de ganado
La prostituta
Papagayo
Telegrama em hi-fi para o padre Henrique
La vieja negra
Elegía Kennedy en prosa "demagógica"
Hai-Kai de la luna ocupada
Rectificación
Nadal de 1969
Aldeia Tapirapé
Prueba
Sacrificium laudis
Acción de gracias
Equívocos
Convalecencia
Postdata urgentísima

II. CRIATURAS HERMANAS
Troncos muertos
Pote carajá
Bananas
Bota española
Tercera dimensión
"Canarinhos"
Uraura
Devagar
Ipê
Descalzos
¡Estos niños!
Bolinha
Pacu
Nido de tortuga
Abacaxi
Palmera
La red de dormir
Jaburús
Caballo sertanejo
Cupim
Canoa
Estrellas
Beija-flor
Camaleón
La luna
El pez
Manguari
Pájaro sumergible
Lianas
Vovó Josefa
Vida de perro
Gaviota
Fontoura
Tierra abierta
Horario sertanejo
Luciara
Anu
Pájaros
"Los árboles son unos profesores"
Murure
Sabiá

EpÌlogos abiertos

 

* * * * *

Nota preliminar

Vivo ahora al Norte del Mato Grosso, más exactamente entre el Araguaia y el Xingú, en el corazón geográfico del Brasil. De Misión, en una área de 150.000 kilómetros cuadrados; con otros cuatro compañeros, españoles también: Manuel, José María, Leopoldo, Pedro Mary.
En una zona de latifundios escalofriantes, destinados a la explotación agropecuaria, y a la explotación del hombre por el hombre. Tierra sin ley, aún ahora con frecuencia. Una especie de Far-West amazónico, muy semejante al norteamericano en la violencia y en la voluntad de "desbravar" terrenos vírgenes.
Ríos. Floresta. Selva. Grandes pastizales. Zonas pantanosas. Plantaciones de mandioca, arroz, maíz y frutas tropicales.
A 10 grados del Ecuador. Con el año dividido en dos estaciones únicas: las lluvias y la seca.
Con un buen sol crudo, de día. Y con la maravillosa luna característica de las "noites de luar".
Puerta del "Infierno Verde". Objetivo final de la "Marcha hacia el Oeste", que es consigna hace unos años de la política y de la codicia de los poderosos del Brasil y del exterior. Polo de desarrollo, muy desigualmente repartido en beneficios y en durezas.
Entre indios de varias razas. Algunos en estado primitivo aún, y confinados. Otros en contacto bienhechor con misiones cristianas y puestos indígenas, más o menos discutibles aquellas y éstos en procedimientos y aciertos. Y otros, finalmente, ya deteriorados por el acoso irresponsable de la llamada civilización: comercio, organismos oficiales, turismo.
Y también entre "sertanejos" emigrantes del duro Nordeste del país. Gentes sufridas, "retirantes" de sus regiones de origen áridas y hambrientas en busca del mínimum vital: tierra libre (?), agua y una casa de palmas y barro.
Más que hablar a los posibles "lectores amigos", como se acostumbra en los prólogos -innominada y aventuradamente-, yo me dirijo a "amigos lectores", sustantivados como amigos, con nombre propio y con lugar concreto en la geografía del corazón.
Estas páginas son una carta de amistad y de gratitud. Un deber hasta cierto punto. (También un derecho: el derecho de gritar, siquiera en solfa. Pensé publicar el diario en que voy recogiendo mis impresiones de permanencia y misión por estas tierras y estos ríos del Mato Grosso. Pero he tenido que aceptar, con otros muchos, la evidencia de que el horno del Brasil no está para ciertos bollos...).
En una página de ese diario -comprometedor por culpa de la vida y por culpa del Evangelio- escribí un día: "Danos, Señor, una ira dulce, una pacífica rabia".
Sé que estos poemas podrán parecer, a veces, iracundos, amargos, tristes. Pienso que también esto es evangélico. Lo social no es moda en estas pobres palabras mías. Y la amargura o la tristeza no niegan la Esperanza: la purifican, le dan su razón de ser desde abajo, la multiplican repartiéndola. Quien no compartió el dolor ¿cómo podría compartir la Esperanza?
América Latina -y, más en general, todo ese mal llamado Tercer Mundo- es motivo suficiente de coraje para cualquier espíritu medianamente humano. Para un cristiano es una carga infinita de remordimiento y de vocación.
Mi primer librejo de poemas -adolescente y clerical- lo titulé "Palabra fingida". Pienso que el Clamor Elemental de este libro no es menos espiritual que aquella palabra primera; al mismo tiempo que es más cristianamente humano, más terrestre, más de quien vive entre hombres -que son pobres, por añadidura- y entre animales y plantas y ríos; y camina todavía.
Los espíritus fuertes me perdonarán la nostalgia, el embebecimiento, las minucias.
Los eficaces me perdonarán esta lamentable pérdida de tiempo.
Los técnicos me habrían de perdonar -si me leyeran- la algarabía sentimental, ideológica e idiomática, entre la cual estos poemas han nacido, como una fauna amazónica incontrolable.
Algunos poemas están en catalán, mi lengua nativa. Y algunos otros en portugués.
Joan Maragall, el querido catalán universal, escribió:
"que si per llei d'amor la Ibèria és una,
per la llei del parlar és una i trina".
En medio de la renuncia que supone el vivir y hablar una lengua extraña, hablar catalán, castellano y portugués, al mismo tiempo, significa también un complemento enriquecedor; un recuperar viejos tesoros de familia; como un oír a la vez las voces de todos los rincones de la casa.
Doy la equivalencia de algunas palabras brasileñas que aparecen en el libro -a veces intraducibles, a veces entrañablemente incorporadas al propio pensamiento, espontáneas como la vida diaria-. Otras palabras que no traduzco aquí, se traducen fácilmente o se interpretan por el contexto.
"Sertão", descampado; tierras del interior, infinitas y duras.
"Sertanejo", habitante o propio del "sertão".
"Carajá", "Xavante", "Tapirapé", tribus de indios que viven en esta región.
"Retirante", emigrante dentro del propio país; nortista, generalmente.
"Mato", bosque, floresta.
"Mata", selva.
"Cachaça", "pinga", un aguardiante bravío, extraído de la caña de azúcar.
"Jacaré", caimán.
"Mangueira", mango: árbol exuberante, de fruto muy jugoso.
"Capim", hierba.
"Fazenda", compañía latifundiaria; a veces, casa de campo simplemente.
"Voadeira", lancha a motor, generalmente todavía con el casco de madera.
"Muriçoca", el mosquito impertinente y voraz de las tardes y noches de estas latitudes.
"Brinquedo", juguete.
"Farinheira", cuenco, de madera o de otro material, para servir a la mesa la harina de mandioca.
"Farofa", harina de mandioca tostada o escaldada.
"Sotaque", acento, deje.
"Bandeirante", explorador paulista, conquistador de las regiones interiores y, entre ellas, principalmente, el Mato Grosso.
"Piranha", pez voracísimo.
"Gado", ganado vacuno.
"Estrada", carretera.
"Enchente", la crecida de los ríos, en la época de las lluvias.
"Roça", tierra de cultivo.
"Banzeiro", oleaje, bandazos del agua.
"Criança", "criançada", niño, chiquillería.
"Cobra", serpiente, culebra.
"Jeito", manera, traza, estilo.
"Pote", vasija de barro labrada por los indios carajás.
"Beró", "Berocà", el río Araguaia en idioma carajá.
"Aruaná", casa de iniciación y fiesta de los carajás.
"Fumo", tabaco.
"Vovó", abuela.
"Maloca", choza indígena.
"Jenipapo", fruto de un árbol cuyo zumo sirve a muchos indios del Brasil para marcarse de negro el rostro y el cuerpo.
"Lavoura", plantación, agricultura.
Acentúo gráficamente las palabras agudas terminadas en "i" o en "u" -indígenas, de ordinario, y que en brasileiro no se acentúan- para facilitar su correcta dicción y el ritmo del verso.
Estamos aquí, en el Mato Grosso, de Misión, he dicho antes. Por motivos de Fe. Por causa del Evangelio. Por eso pido -otra vez- a los "amigos lectores" que no dejen de acompañarnos también con su oración. Y por eso me atrevo a exigirles que acojan con responsabilidad cristiana estas palabras frágiles (¡versos, ¿para qué versos?), este Clamor Elemental salido de un bello rincón de la tierra, habitado por hijos de Dios muy olvidados de otros hombres, muy oprimidos por los propios hermanos.

São Félix, julio de 1970


I. LAS AGUAS DEL TIEMPO

MEMORIA Y VISPERA

El sol abrasa, libre, el mediodía
de este sertão sin horas ni respuestas.
Y el Araguaia estira la piel cruda
de jacaré, tostándose,
salpicado de niños y de pájaros.
Yo, recuerdo y espero.
Prendidos por la brizna
del Pirineo aquel de una igual fecha,
de siempre igual memoria,
-junto a las aguas frías del Esera naciente,
la Maladeta y sus cuchillas blancas,
la Renclusa y, abajo, los pastores-,
rezo los salmos, tibios, ya sin verlos,
mientras me siento lleno de sentido,
lleno de mil razones para estarme,
lleno de esta vigilia, tan amada,
tan poblada de amigos ya gloriosos;
seguro del Amor que me conduce,
transido de la muerte que reclamo...

São Félix, 14 de agosto

PRESENCIAS

con amigos ausentes.
Me encuentro siempre
entre el instante y la muerte.
Me encuentro siempre
con un libro enfrente,
con un hombre doliente,
y un paisaje y la corriente,
y el sol rusiente,
y el sueño, por fin, clemente.
Y un pájaro, un niño, y un árbol, vivientes.
Y Dios persistentemente presente...

 

RI0 DAS MORTES

Unas garzas, blanquísimas al sol,
describen lentos vuelos sobre el "mato".
Se ha parado el motor, y el barco flota
a merced de las verdes aguas mansas.
Todo es cielo y orilla.
Viajamos desde ayer. La noche ha sido
de luna y de quimeras.
Y antes que el día abriera sus rescoldos
ardían ya la arena y mi garganta.
El barquero David, el "velho nego",
-la esclavitud que fue, la que perdura-
"retirante" a la búsqueda de un hijo,
pregunta, mira, calla, ríe, espera.
Pregunta sobriamente, y calla mucho.
Como un árbol cansado.
Lee las aguas con los ojos tensos,
y alguna vez levanta el brazo noble,
para indicarnos la presencia exótica
de un pájaro en la orilla...
Este hermoso caudal, rizado apenas,
de verdioscura miel,
es el Rio das Mortes...


SEÑORA DE LA ESPERANZA

Señora de la Esperanza,
porque diste a luz la Vida.
Señora de la Esperanza,
porque viviste la Muerte.
Señora de la Esperanza
porque creíste en la Pascua,
porque palpaste la Pascua,
porque comiste la Pascua,
porque moriste en la Pascua,
porque eres Pascua en la Pascua.

 

AMANECIDA EN EL RI0 DAS MORTES

Con la estela del barco
se estremece la móvil porcelana,
como un vientre preñado de sorpresas.
La mañana se filtra, victoriosa,
por las balsas ceniza de las nubes.
Juan de Brito ha contado ya su vida
y habla ahora de peces y cruzeiros.
Los árboles sumergen sus sombras, como remos
flexibles, en las aguas que cortamos...
Y aún flota, fulgurante, curso arriba
la plata de un tesoro
que la noche volcara por esta misma ruta.
Una hilera de patos colegiales
espera el autobús, allá en la orilla.

 

ROMANCE DE VOADEIRA

-Yo, leyendo en estos libros.
Y tú, leyendo en las aguas.
Manuel, Manuel, perillán,
secuestrador de muchachas...
(Me mira con ojos tibios,
como dándome las gracias.
Por la brecha de las dientes
la sonrisa se le escapa).

Dentro van seis hombres lacios.
bebedores de cachaça,
bebedores de ilusiones;
que mueren mientras trabajan;
que gastan lo que han ganado
antes de volver a casa;
que beben, también, a sorbos,
mi cariño y mis palabras.
¡Bandeirantes de tercera
que van sin gloria y sin armas;
carne del Brasil, anónima
pródigamente sembrada!

Estoy leyendo a Casona:
"Los árboles mueren -canta-
en silencio y de pie". Y siento
que se hace historia la barca.

Manuel dirige el timón
con la punta de sus plantas:

-"Nuestras dos vidas unidas
sólo Dios puede apartarlas"...
La niña que huyó de noche,
gustosamente robada,
mujercita de tres días,
lo espera allá en Luciara.

Manuel espera que un día
yo le bendiga la hazaña;
mientras el río no espera,
y florece en una lata
la pimienta, blanca y verde,
sobre las húmedas tablas.

Cuando llegamos al puerto,
son ya las cinco cansadas.
Día de sed y de ayuno,
entre Casona y la barca.

NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS...

¿Cómo no cantarlo aquí,
Manrique, mi viejo amigo?

Los ríos son este río:
¡mi vida es este Araguaia!
El río indescriptible, indescifrable,
que se mira, se acepta, se posee;
nos posee,
se ama, se agradece, se teme, se desea...

(Y "así nunca vivimos;
apenas si esperamos
vivir", dice Pascal).

La multiforme fauna,
exhuberante y cruel,
maravillosa,
de jacarés y rayas;
y los paces eléctricos, fulminantes; la muerte;
y los peces de todos las tamaños y luces;
y los peces pacíficos,
menudos,
voladores.

Los pájaros vestidos de etiqueta,
señores,
diplomáticos.

Y, de pronto, el latido de madera,
frágil, de una canoa.

Y las nubes, encima,
cansadas y fecundas.

Las familias que llegan, "retirantes";
los enfermos que van a la deriva;
las cargas, y las cartas temblorosas;
las mujeres batiendo la colada indiscreta;
los hombres en la popa; los hombres en el remo;
y los niños bañándose,
sumándose a las aguas, como peces.
Y yo, por la mañana, lavándome del sueño
con el espejo incandescente al sol de la otra orilla;
yo, por la tarde, entrando,
reverente, extranjero,
vestido por la luz poniente y pura,
en la liturgia de estas grandes aguas...

 

CHE GUEVARA
"Vem, companheiro Che" -Geraldo Vandré-

Y, por fin, me llamó también tu muerte
desde la seca luz de Vallegrande.
Yo, Che, sigo creyendo
en la violencia del Amor (Tú mismo
decías que "es preciso endurecerse
sin perder nunca la ternura").

Pero tú me llamaste. También tú.
(Los temas compartidos, dolorosos.
las múltiples miradas moribundas.
La inerte compasión exasperante.
las sabias soluciones a distancia...
¡América. Los pobres. El tercer mundo ése,
cuando no hay más que un mundo,
de Dios y de los hombres!)

Escucho, al transistor, cómo te canta
la juventud rebelde,
mientras el Araguaia late a mis pies, como una arteria viva,
transido por la luna casi llena.
Se apaga toda luz. Y es sólo noche.
Me cercan los amigos lejanos, venideros.
("Por lo menos tu ausencia es bien real",
gime otra canción... ¡Oh la Presencia
en Quien yo creo, Che,
a Quien yo vivo,
en Quien yo espero apasionadamente!
...A estas horas tú sabes bastante
de encuentros y respuestas).

Descansa en paz. Y aguarda, ya seguro,
con el pecho curado
del asma del cansancio;
limpio de odio el mirar agonizante;
sin más armas, amigo,
que la espada desnuda de tu muerte.
(Morir siempre es vencer
desde que un día
Alguien murió por todos, como todos,
matado, como muchos...)

Ni los "buenos" -de un lado-,
ni los "malos" -del otro-,
entenderán mi canto.
Dirán que soy poeta simplemente.
Pensarán que la moda me ha podido.
Recordarán que soy un cura "nuevo".
¡Me importa todo igual!
Somos amigos
y hablo contigo ahora
a través de la muerte que nos une;
alargándote un ramo de esperanza,
¡todo un bosque florido
de iberoamericanos jacarandás perennes,
querido Che Guevara!

 

"UM DEUS DIFERENTE"
"Honest to God"

Hoy este río es otro.
las raíces desnudas;
la coraza de troncos y ramaje
aprisionando las riberas sueltas.
La playa, solitaria,
expuesta al sol despiadadamente.
Llena el agua de aceite babeante en la orilla,
y la floresta, atrás, densa y cerrada.

...Todavía se exhiben las serpientes temidas
y surge, en la penumbra,
la antigua faz de los Xavantes fieros...

-"A piranha, menina!",
chilla una voz en la fazenda próxima.

Vamos solos, después; vamos cansados;
sin otra embarcación , leguas y leguas.
Con tres semanas nuevas de Evangelio, delante.

El sol rutila, terco, contra el cobre nervioso.

-"Dios no está encima ni está fuera" ...Dios,
¿dónde está Dios?
¡Dios mío! ¡nuestro! ¡vuestro!
¡Tan verdadero y vivo; tan lejano y tan próximo!
¡Padre nuestro que "estabas" en los cielos!
¡Padre nuestro que estás aquí, en mi vida,
por el Río das Mortes...!

En Quien soy, a Quien llamo,
a Quien vamos,
en Quien espero a gritos.
¡A Quien, viviendo simplemente, amo!

...Y el río tierra abajo, tarde adentro.
Y el barco río arriba...


OCASO FLUVIAL

La luz no viene ya de parte alguna.
Las formas monstruosas de las nubes
se acumulan, fugaces, sobrepuestas.
Baja la espuma en tenues salibazos.

Los mosquitos, feroces,
achicharran los nervios.

Ronca el motor, y el agua chapotea.
Y un pájaro se quiebra en claros trinos.

La floresta se espesa, temerosa, cerrándose.
Y cuelgan en el río
las sombras de los árboles,
pretéritos, inertes.

Todos vamos entrando en las tinieblas.

El barquero adelgaza la mirada
(¡hay tantas luces falsas en el agua dormida!).

Manuel pregunta a la guitarra vieja.
Yo rezo el salmo ciento y treinta y ocho.
("Ni las mismas tinieblas te van a ser oscuras...").

Una lengua de arena enfaja el río.
Sopla, por fin, el viento
descargando la atmósfera abrasada.
Y un trino, sostenido, poderoso,
proclama a contratiempo la alegría.
Tres colhereiros rosa se levantan,
como llamas unísonas, diluidas en vuelo,
igual que una palabra de tres sílabas
que respondiera a mi interior llamada...

Recostado en el mástil del crucero
me columpian el barco y la esperanza.
Mis sandalias enfilan, descalzas, en la proa,
no sé qué singladuras.

¡Río das Mortes, todo el día andado:
bautizado en tus aguas primitivas,
me renuevo, renazco, me descubro, me libro!

PARÁBOLA

El sol, rojo, se clava en la "barreira".
las nubes se despliegan en la gloria
de un ocaso otoñal -si fuera otoño cierto.
Y, arriba, la hoz blanca
de una luna muy niña.
¡Y el lucero impoluto de la tarde!

Amarramos el barco en la ribera.
Llegan del otro lado del río, ya en las sombras,
los amigos del novio.

¡Es hora de parábola evangélica!

Los primeros candiles
marchan hacia la playa
en alegre acogida.

Y celebramos Misa, de campaña y de noche,
cara al río y la selva.

SABER ESPERAR

Saber esperar; sabiendo
que el tiempo no existe ya.

Ni el correo ni la prensa
tienen caja forestal.

El sol es de ayer, de siempre.
Y un día es un día más.

La noche, con "muriçoca".
La tuna, no es de fiar.

Mañana será otro día,
y arroz no nos faltará...

Despertaremos cansados,
"com vontade de sentar";

pero con la espera al hombro,
¡y nos tocará esperar

otro día, todo el día,
...para aprender a esperar!

CARRETERA DE SERTÃO

Línea del Roncador. Apenas ruta.
Atajo de los pobres.
El Xavantino nace allá, en la sierra.
Y el sol, exasperado, quiere fundir las planchas trepidantes.

A ambos lados de la carretera
-polvo, tajadas secas, baches, polvo-
fulgen, como banderas, los muchos verdes varios,
todo un clamor de verdes generosos
rompiendo la opresión del secarral.

Primeras pinceladas de las lluvias,
las flores sertanejas
quiebran quizás albores
de alguna profecía...
Y entonces platicamos del Cielo sertanejo:
con un caballo blanco para andar por las nubes.
¿Sería cielo un cielo sin caballos?

Un avestruz, delante de nosotros,
recoge, perseguida, sus dieciocho hijos,
-treintaiocho zancadas bosque adentro-.

Calor y sed, amargos.
Los regatos, sedientos como gargantas rotas.
Las "pinguelas", podridas, como trampas.
Y un sorbo de cachaça,
como un cauterio loco, pecho abajo.

Siento, como una culpa apropiada,
la soledad de todas estas gentes.
¡La barba de Badía, transparente de sal y de silencio,
podría ser la barba de mi padre!

¿De quién es el Brasil?
¿Qué esperan esos hombres?

("-Dios ya no ha de volver. ¡Vino a su día!
Sólo quedan los gritos de estas armas!").
Cada dolor humano tiene un límite.

Vienen del Norte, bárbaros de casa.
Vienen buscando la "bandeira verde",
la fanática voz del padre Cícero.

Yo soy un comentario, a frívola distancia...
Los périquitos verdes, siempre de dos en dos,
prosiguen el idilio.
Y las palmeras continúan gráciles:
¿inútiles?, ¿hermosas?, ¿displicentes?

Después, mientras relinchan
fuera, como una tropa,
docenas de caballos impacientes,
compartimos la leche coagulada,
bebemos el café, como una droga;
y celebramos Misa...

Sangre. Sudor. Y lágrimas.

HE PLANTADO UN JARDÍN

He plantado un jardín. Cultivo flores
en macetas y en latas.
Practico la belleza inútilmente.
Riego las hojas verdes y sus gritos efímeros.
Las protejo del viento huracanado;
del sol calcinador. Doy cada día
tres o cuatro miradas protectoras,
y sorprendo la Creación haciéndose...
Ellas, las flores, nunca me han dicho cómo sienten
este humano desvelo sin codicias;
pero viven, florecen, me acompañan;
atienden las visitas gratamente,
como hablando por mí, como diciéndome;
acordonan de paz el Araguaia;
y mojonan de esperas, de preguntas,
de respuestas, de cantos florecidos,
el horizonte largamente opaco.

LAS LLUVIAS

Llegan, por fin, las lluvias.
Llora el dios de las lluvias aquí también quizás.

Lechosidad total, oscurecida luz,
sin hora alguna,
sin horizonte -río, tierra y cielo
fundidos en un halo vaporoso-.

Con gaviotas aún, destornilladas
sobre el río que crea no sé qué extrañas playas, en sus senos
para acoger el viento cómplice.

La lluvia bate, cruje, chapotea,
en el agua, en la tierra, en los tejados,
en los supuestos árboles.

Vuelve a llover, un día y otro día.
Hoy es la "chuba branca",
la horchata cósmica.
Pasa un hombre mojado.
Juega en los charcos tibios
el niño universal.
Lavan ropa en la lluvia las mujeres,
con las ropas vestidas,
lavándose en el río y en la lluvia.

Un caballo, asustado, sin destino,
-cenizas empapadas-
mira no sabe dónde,
ni sabe bien qué espera.
Es carne del sertão. Se está mojando
impotente y anónimo...

Arrecia el agua; azota el agua intensa.

Entre el crucero seco y la verde "mangueira" exhuberante,
hay un árbol en flor,
todo flor sólo,
parasol y bandeja de alegría,
de un naranja carmín.

Pían los gorriones
en el nido de casa que alquilaron sin cobro y sin permiso.

Llueve. Vuelve a llover.
¿Es día aún?
Llueve tan manso ahora
que se empapan las cosas, con el alma,
de una gracia de Dios hecha bautismo agreste.

Tres barcos, en el agua y en la arena,
como calzado viejo, mojándose, sumisos.

Y el cielo, como un mármol.

Llueve.
Llueve...
Esta lluvia, que llega,
de pronto,
como un tren desconocido,
invadiéndolo todo locamente.

"ESTRADA FEDERAL"

Once peones y yo,
en la caja desencajada
del viejo Ford.

Tres horas, yo, cribando huesos y Evangelio;
y, ellos, huesos y pasión.

Nos sacude contra los baches
el camión.
La sed quema el cansancio
y se amasa en el barro la mirada
y el corazón.

Las garzas son apenas garzas.

Ellos se ríen, de soslayo, cómplices.
Yo, pobre de mí, soy
un sacerdote, segregado,
aún intentando la encarnación.

Por entre los harapos de las nubes
llora una acumulada desolación.

(Trescientos mil alqueires de tierra poseída,
siete billones ahorrados,
¡y faltando el soporte de un tablón!)

"Mástil de soledad", el bronco gris de esa palmera
quizá sobrevivió
para ser eje flotante de todas las reivindicaciones
de la floresta sacrificada sin compasión.

El viento trae bocanadas
de agrio olor
a vaca.
Hambre,
sed y calor.
Y luego, el horizonte, abierto, alanceado
por otros muchos restos de la verde escuadra
que perdió
sus dominios, agredida
por la codicia de la nueva colonización.

¡Y la "Fazenda" allá, coqueta, impune,
con la carne desnuda y provocante
de sus tejas al sol!
(Fortaleza feudal, acordonada de cruzeiros sulistas.
Parque de "tiburones" engordados en la segregación...)
¡Tierra ¿de quién?! ¡Verde tierra infinita
robada y bendecida por la legislación!
Para los peones fluctuantes del Norte,
asalariada prisión.

ESTÁ VERDE EL SERTÃO

Está verde el sertão. El Xavantino
se desborda, y los lagos incontables,
tapizados de un verde terciopelo,
cercan la alfombra del "capim" crecido.

Cae el don de las lluvias
sobre este paraíso del ganado.
(¡De los hombres ya menos, Mato Grosso!).

'Las reses van y vienen, vagabundas;
nos miran, se responden.
Cruzadas de zebú;
ceniza, beig,
leonado, café, leche terrosa.
Con la jiba doliente.
Con los ojos menores
porque cierran los árboles el campo.

Verdor y hermosura
que hace olvidar, un poco solamente,
la codicia quemando las florestas
y expulsando al exilio -¡de estas tierras tan suyas!-
los xavantes robustos,
nobles como las fieras no acosadas.
¡De estas tierras tan suyas,
a las que han de volver, un año y otro año,
para matar saudades y vergüenza;
para cortar los broncos del patí
de los arcos tribales!

Algunas garzas blancas adornan, como un jarro
de luz, cualquier orilla de estas diversas aguas.
Y bandean las flores carrillones amarillos y rosa.
Los árboles menudos,
nietos de los señores de la floresta primigenia intacta,
se agazapan detrás de las palmeras
quemadas en el agua como un exvoto trágico.

Llueve otra vez. El sol ha sido crudo,
pero es el reino de las grandes aguas...

Con un sorbo de pinga sertaneja
entonamos el vientre destemplado.
-Está verde el sertão. ¡Vamos, amigos,
vámonos, vida adentro...!

COMPUNCIÓN

Pon un freno en mi boca.
Ponme bridas.
Hinca la espuela de tu mansedumbre
en esta carne de mis prisas.

Devuélveme a la memoria
con la sorpresa aprendida.
(Guarda también en tu odre
las lágrimas de este día...).

Tu Palabra, en mi palabra
cría espinas.

Tu Perdón, en mi perdón
se encoleriza.
Llevo los años quebrados
y voy derramando Misa.
¡Cuarenta rutas andadas,
que llaman toda una vida!
La soledad quema el aire
y viene tarde la brisa.
¿Volver? ¿A dónde? ¿Por dónde?
De llegar no es todavía.

¡Cómo me tira el silencio
y cómo el alma adivina
los caminos interiores
que hoy "destemporalizan"!

Las aguas bajan, profundas.
Las nubes callan, henchidas.
Y entre floresta y floresta,
la "voadeira" y mi vida.

POBREZA EVANGÉLICA

No tener nada.
No llevar nada.
No poder nada.
No pedir nada.
Y, de pasada,
no matar nada;
no callar nada.

Solamente el Evangelio, como una faca afilada.
Y el llanto y la risa en la mirada.
Y la mano extendida y apretada.
Y la vida, a caballo dada.

Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada,
para testigos de la Revolución ya estallada.
¡Y "mais nada"!

LA GARZA BLANCA

...Y la garza en la ribera.
La paz que llega a su hora.
Una carta alentadora.
La vieja amistad que espera.

Aquella verdad primera
que se hace noticia ahora.
El Espíritu que aflora
en una cosa cualquiera.
¡Y toda el alma, caída,
se pone en pie, tan señera...!
Porque le basta a la vida
saber que hay corriente franca
y encontrarse en la ribera
con alguna garza blanca.

ORGULLO SERTANEJO

Para disparar la rabia
y hacer alardes de blanco,
cuatro balas en el tronco
y el revólver en la mano.
Y el corazón de Camilo
lejos del hijo casado...
Le doy la paz. Se la pido.
Y nos cogemos las manos.
-"Es preciso comprender,
que el hijo tiene sus años..."

El abaja la cabeza,
como un animal domado.
Cuando él viaja "de tropa",
va el primero su caballo.
Cuando rema, de canoa,
se desespera remando.
Por la esquila de sus bueyes
que espantó tanto venado,
entre la sierra y el río,
los indios se la han jurado.
Como ese dedo del pie
que se le llevó el "machado",
el filo del amor, duro,
un hijo se le ha llevado.
Y el orgullo se arremansa,
turbio, en las aguas del lago...

Nace una casa en la orilla,
con siete troncos pelados.
Las pieles de caitetú,
en los jarás acunados,
protegen bajo su sombra
la densa leche de "gado".
De vuelta del Lago Feio,
flota el amor, aliviado.
Los caimanes duermen hondo.
La floresta cierra el paso.
La "tiririca" descuelga
sus cuchillos afilados...
Pero vamos todos juntos,
y el agua es ya Río Manso.
El río que ríe ahora
con el sol, por fin, logrado.
La voadeira que muge,
con la canoa al costado.
Un sólo río nos lleva,
y el río nos va hermanando.


NOCTURNO

Hierve la noche, toda,
como una olla viva de élitros y sapos...
Todas las hierbas gritan, exaltadas,
como escocidas por la cura bárbara
de un alcohol celeste
que la lluvia vertiera.

Ronda la casa, húmeda en mis huesos,
el cencerro desnudo de un caballo
que pace las tinieblas,
desposadas las patas,
dando lata y desvelo, como un loco.
Como un loco en protesta por las trabas del hombre.

Yo estoy entre la fiebre y el sueño quebradizo,
colgado de la red, como en la espuma
de un mar que nunca llega.
David suspiraría por la aurora.
Yo reclamo también el día nuevo,
luchando por salirme de esta tela de araña
que me envuelve las sienes y los ojos.

Sigue la noche, larga. Sigue hirviendo
la olla. Sigue el sueño quebrándose, imposible,
contra su propia espuma.
Sigue latiendo el corazón, cansado,
sumisamente bueno...

AUTORRETRATO

Instinto de soledad.
Vocación de compañía.
Mercaderes y tratantes.
Pastores y "pagesia".

La palabra de mi madre,
fácil, nerviosa, incisiva.
Los silencios de mi padre
y sus esperas tullidas.

La guerra, porque "es la guerra".
La paz, porque es paz vencida.
Y la llamada de Dios
tan precoz como la vida.

SANTA ISABEL DE LA ISLA DEL BANANAL

Ilha do Bananal. Noviembre. ¿Otoño?
Kubitschek, y sus sueños en las nubes.
Y el Hotel en la orilla, como una placa fácil,
como una dentadura de anuncio de dentrífico,
para el turismo escaso.

Los edificios blancos, funcionales,
como de cuartel nuevo.
Los altos postes sorprendidos del aeropuerto prematuro.
Y el jardín de la escuela, abandonado.

El agua de los charcos se hace de un cristal lúcido.

Pasa el modelo azul de un suboficial de la Aeronáutica.

Bajo el cielo plomizo,
bandadas en desorden de "oscuras golondrinas".
Las que vuelven de aquellas tierras viejas
que sienten ya el invierno.

(¡Qué bien las recibía, a su llegada,
precursorcillas de la Primavera,
en los postes altísimos de mi pueblo tan niño!)
Son las negras y blancas galondrinas.
(-"Les orenetes, saps?").
Un gavilán, enorme, cruza el cielo,
barriendo el cielo de alas:
de esas alas tan trémulas y tensas,
menudas y afiladas como navajas de cortar el viento.
Yo voy a "celebrar".
Espero un poco;
que esperar es virtud. Y aquí no hay Tiempo.
Después voy a la "aldeia".
Me chillan las araras desplumadas,
pico de bruja antigua.
Y se despliega sorprendentemente, sobre el techo de paja y en mis ojos,
maravillosamente roja, la arara consentida.
Gime sobre los charcos
el lloro-cantinela por un muerto reciente.
Semanas y semanas,
lunas y lunas, gime...
Yace un tatú -la diminuta lengua fuera-
y la escama óarmadilloó de un museo medieval.
Los peces de betún
se esponjan, como vivos, al gato que los lame.
Las esteras de palma, y los niños durmiendo.
Y en las jarras de barro
los logros que Picasso envidiaría.
El jefe Oataú, con las ojeras de carbón, solemne.
Y en una lata vieja tres jacarés "filhotes"...
Llegan dos empleados de la VASP
con un cuarto de vaca, perseguida
-a pesar de las coces de los hombres-
por los perros hambrientos;
sanguinolenta, negra, ¿muerta de muerte mala?
Después, los futbolistas carajás
-cultura del Brasil ya asimilada-,
con sus "chuteiras" nuevas que compró la FUNAI ¡baratamente!)
y los maillots a rayas,
viajan en nuestro barco.
Sobre cubierta juegan a cerillas,
juegan a cartas. Juegan a dinero.
Llevan el cerco étnico en los pómulos
y unas patillas de play-boy apátrida.
Yo me siento con ellos y reímos,
como niños felices, inconscientes,
por las "ventanas" de los calcetines
¡tan inútiles siempre en esta tierra!
Vamos subiendo por el Araguaia
-el Berocâ materno,
el agua hermosa y buena
de estos perdidos hombres-peces...-.

CANCIÓN QUEBRADA POR UN "CANARINHO MORTO"

Herido en el ojo, herido en la pata,
de un "jeito" cobarde que mata,
no habrá quien lo cure: la herida es fatal.
-"Agua boricada"
-"Baños de agua y sal"
-"Não tem
não pomada
p'ra sarar pardal?"

No lo pudimos salvar...
El tirabeque de un niño
lo acababa de matar.

-"¡Que nada, gente, que nada!"
El no murió de pedrada.
Murió del mismo pesar
de ver cómo les agrada
a niños y hombres matar...!

Cerró los ojos, rendido
de tanto mirar con miedo,
y se paró su latido
como un reloj de "brinquedo".

Mientras la lluvia, llorando,
cegaba el balcón del día,
él se estaba transformando
en muerte y en poesía.

¡Canarinho morto sin razón ninguna,
pardo y amarillo como esta canción.
Que el sol y la lluvia y el viento y la luna
encuentren florido tu buen corazón!
Tu corazón molido por esta tierra amiga
dará una flor sonora, y otros pájaros nietos
recogerán la herencia de tu rota cantiga
para todos los niños pobres y analfabetos...

TEMPESTAD EN EL RÍO

Se acaba toda playa.
El río entra en la tierra.
La floresta, en el río.
El cielo es como un río boca abajo.
Y es un cauce de verde sumergido
la orilla forestal.
Crecen las alas. Es un mar el río.
El agua baja turbia, roja,
fusilada de lluvia.

"Las aguas superiores,
las aguas inferiores"
del Génesis se llevan
el barco en los bandazos.

Leo cosas de Iglesia. Canto y grito,
elemental y loco de esperanza.
Moverse ya es vivir. Crecen las aguas
del Araguaia nuestro:
ha llegado la hora de la "enchente",
y se puede cortar el lento viaje
entrando rectamente por los canales nuevos...

El barco ruge y marcha solo,
pobre,
libre, débil, seguro.
Y truena el cielo como un vientre grávido
hacia el glorioso parto teilhardiano.
Es Adviento en la misa y en las aguas.
Es Adviento en la tierra de los hombres.


DICIEMBRE

¡Ay lluvia de cada día,
penetrante compañía
entre el recuerdo y la espera,
que calas el alma mía
y la haces más sementera!

Agua en las bocas del viento,
agua en los lomos del río...
¡qué olor de presentimiento
exhala este cuerpo mío
bajo la lluvia de Adviento!



EN LA VERGÜENZA DEL OCASO

Otra vez este río, inalterable
en su color de miel, pero crecido,
y estrenando riberas.
Y el otoño infiltrado
-emigrante también de otros países-
en las hojas sangrantes y amarillas;
en las hojas rojizas de la humilde goiaba.

Han crecido las aguas. Nos perdemos
por entre un laberinto
de islotes y floresta lujuriante.

Atracamos. Es tarde.
El cielo está sombrío,
con un sol diseñado solamente.
Desciende en este puerto de arcilla, resbalando,
una mujer delgada,
con un niño desnudo y desnutrido.
Los vaqueros controlan, en slips de colores,
el paso del ganado por el río.
Hay un toro amarrado en una estaca,
sacudiendo, furioso, los cuernos humillados
mientras sangra el ocaso, de vergüenza.

Vamos cargados de beneficiencia:
leche en polvo y en plásticos; harina;
macarrones pulidos como huesos;
óleo de soja ultratransparente.
¿Devolvemos apenas las migajas
de un tesoro robado desde siempre?

El motor se rebela, como un bicho.
Va a llover. Todo el día está queriendo
llover,
llorar quizás.

(La prensa esa,
ese crudo papel teñido, pardo,
pestilente de mugre y de palabras,
-¡que ya estaba ignorando!-
habla estúpidamente de unos curas
presos allá por Minas,
que declararon no sé qué emboscadas...).
Yace un hombre en el barco
con malaria y el hígado rusiente.
Me duele todo el vientre entumecido.
Me duele todo el mundo contra el seno,
como un herido grave,
como un muerto naciente.
(¡Mostrencos! ¡Fariseos! ¡Miserables!).

El río se ha hecho un lago de petróleo.
Y el sol quiebra las urnas de las nubes.
Chispea. No llegamos.
La noche va a cerrar sobre el camino...

Las golondrinas, en revuelo informe,
-estudiantes en huelga incontrolable-
nos cubren, nos saludan, nos alientan:
¡vienen, de tantas partes de la tierra,
con las mismas banderas afiladas...!

BARREIRA AMARELA

Estoy sólo en la choza hecha de paja;
rodeado de pieles, curtidas y viscosas, por el suelo,
sobre el barro empapado de salivas
y de orina infantil y de sudores.

Con fiebre. La cabeza
batiéndome en las sienes,
como un campano viejo.
Y está la vaca roya
enfrente, al otro lado del umbral primitivo:
vallas de un Far-West no publicado.
Me mira con sus grandes ojos tristes,
resignados,
enfermos.
(¡Los ojos de las vacas, tan de casa,
que yo siempre he querido!).


Todo el dolor del mundo
que ahora siento en mí, extrañamente,
con mi fiebre y el ansia de otros días,
reverbera en los ojos
de este animal doliente que va huyendo
de la crecida de las aguas nuevas.

Es la tarde. Y el río,
tan hermoso,
parece una blasfemia,
satisfecha de sí, contra mis ojos...

(¡Oh Dios, escucha!
¡Vuelve por tus pobres!
¡Libértanos del yugo!
¡Sálvanos de las aguas que nos llegan,
crecientes, poderosas, concordadas!)

BELLEZA PERFECTA

Quiero escribir el alma de esta hora
como quien prende en un ojal de fiesta
la mariposa última
-crema, limón, canario-
que acaba de latir ante mis ojos
borrachos de hermosura...

La belleza perfecta de estas aguas amigas;
la vida exhuberante de esta floresta múltiple:
el rastrero "sará" chapoteando,
el alto "lôro" mozo,
la "imbaúba" higuera de solapa girada,
el "vermelhão" tendido,
y la "taboca" pelarruecas
de filamentos amarillos y de lancetas verde claro.
Revuela un papagayo, travieso de alegría.
Cruzamos islas, lagos, ensenadas.
Las nubes lacias dan al río quieto
un tono de transida madreperla.
Y el sol del Mato Grosso se hace tibio
para no calcinar tanta hermosura...

El barco se ha parado. Hablan los chicos
del muy hablado amor.
Y ríen dos muchachas morenas en la orilla,
descalzas, despeinadas,
pura belleza india en bruto.
¡Otra vez se ha aplazado el casamiento!

Ronca el motor de nuevo. La chiquilla,
cruzada de mil sangres
-Asia, Africa, Europa: ¡Es América!-
me sonríe, con dientes espaciosos
y unas trenzas minúsculas,
enmarcada en la luz por el ventano
abierto a flor de río.

Después, entre las páginas del libro
-la palabra y la orilla paralelas-
una iúma, de pechera blanca,
alza el vuelo, inefable, de esta arena
erizada de un verde escalofrío...

"ACUÉRDATE DE JESUCRISTO"

"Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos...
(Me acuerdo muy bien de El.
A todas horas.
Me acuerdo de El, buscándolo;
sintiéndome buscado por sus ojos gloriosamente humanos).

"En él, nuestras penas..."
(La soledad innata, donde crezco
como un tallo de menta.
El complejo indecible que me envuelve
las raíces del alma más profundas,
abiertas sólo a Dios, como al océano...
La durísima cruz de esta esperanza
donde cuelgo seguro y desgarrado.
La infinita ternura que me abrasa
como un viejo rescoldo
de montañas nativas.

La impaciencia sin citas y sin puertos...
"En El, nuestra Paz..."
(La Paz pedida siempre.
La Paz nunca lograda.
La extraña Paz divina que me lleva
como un barco crujiente y jubiloso.
La Paz que doy, sangrándome de ella,
como una densa leche).

«¡En El, la Esperanza, y en El la Salvación!"
(...Y entretanto celebro su Memoria,
a noche abierta, cada día...).

ROMANCE GUADALUPANO

Señora de Guadalupe,
patrona de estas Américas:
por todos los indiecitos
que viven muriendo, ruega.
¡Y ruega gritando, Madre!
La sangre que se subleva
es la sangre de tu Hijo
derramada en esta tierra
a cañazos de injusticia
y en la cruz de la miseria.

¡Ya basta de procesiones
mientras se caen las piernas!
Mientras nos falten pinochas
¡te sobran todas las velas!

(Ponte la mano en la cara
-carne de India morena-
¡la tienes llena de esputos,
de mocos y de vergüenza!
¡La justicia y el amor!:
ni la paz ni la violencia.

Señora de Guadalupe:
por aquellas rosas nuevas,
por esas armas quemadas,
por los muertos a la espera,
por tantos vivos muriendo,
¡salva a tu América!

"ALDEIA VELHA"

Aldeia velha, en la tarde,
bajo la nueva tormenta
que llega batiendo el sol.

(¿Qué años de prehistoria
la "aldea vieja" vivió,
cuando en la historia no tiene
la mitad de años que yo?)

Cuatro perros juguetones
taladran con sus ladridos
este naciente verdor.
Y cuatro niños desnudos
se esconden, por aprensión.
Llora, de miedo, el pequeño.
Ríe, de gozo, el mayor:
los caramelos baratos
hacen buena comunión.

De la "roça", con la azada
y un contenido sudor,
el padre -dientes en ristre
contra la lluvia y el sol-
viene con el desenfado
de un bandeirante mayor.
La madre es la estampa india
de una lejana resignación...

Aldeia velha, en la tarde,
y mientras "plou i fa sol".
Se están mojando las aguas
y me canta el corazón.
Doce del doce, del año
de más gracia del Señor.
Entre un puerto y otro puerto
ha llovido mucho Dios...


NOU CANT DELS OCELLS
-Als de casa meva, lluny-

Del Mato Grosso estant,
que en tinc d'ocells cantant
aquesta Nit que es Dia...
Cantant tots ells, amb mi,
-ocells d'enllà i d'ací-
l'eterna melodia!

Cantant perquè és Nadal
i arreu hi ha un Portal
i Déu s'és fet dels nostres!
Cantant, tots ells, a cor,
que ja val més l'amor
que el to de pell dels rostres...

Cantant, crescuts d'afany,
perquè és Nadal tot l'any
i Déu tothora espera
-fet indi o fet nadó,
fet pobre o pecador-
cercant la Fe sincera...!

OS PEIXES

Olha, irmão, como é que pulam os peixes dêstes rios;
olha, irmão, como é que bebem, por verem Deus nascido.
Pulam e bebem e voltam a beber os peixes dêstes rios
por verem Deus nascer.

-Nas águas dêste Araguaia o bôto brinca à porfia,
e até as piranhas esquecem seus dentes e traidoria.

-Beira do Rio das Mortes o jacaré está festeiro
porque seus olhos têm visto o resplendor dum luzeiro.

-Na flor da "bandeira verde" todo o Xingu se arremansa,
e o coração do Brasil bate com nova esperança.

-Na areia tapirapé, perto da cova escondida,
a tartaruga já sabe que chega uma nova vida.

-Na beira do Xavantino, a onça bebe amansada.
Não tem mais xavante bravo; não tem mais ódio ou facada.

-Os carajás têm sabido o Aruaná da Alegria,
e dançam a noite toda, e dançam de noite e dia.

-Os sertanejos do Norte já têm a roça ganhada,
pois Jesus não teve albergue p'ra todos termos morada.

-E todos nós, batizados nas águas vivas de Cristo,
cantamos na noite santa a graça de termos visto!

-Desde Belém da Judéia até Belém do Pará
o mar é um berço de braços para Jesus balouçar...

BIAFRA

Dos millones de muertos,
"contando también niños y mujeres",
como dicen las crónicas.
¡En este siglo veinte, que llegará a la Luna
para traer más piedras;
que conversa en París, un año entero,
sobre la Paz que no interesa a nadie...!

(Recuerdo mi escalada.
Era noche y Nigeria.
Y el aliento de Africa abrasado
sorprendía mi piel y mis pulmones.
Era mi encuentro con el Mundo Negro
que ha despertado, al fin,
llorando sangre y sacudiendo grillos
y escupiendo memorias denigrantes...
Los múltiples insectos
hervían en la luz
bajo la grande noche poderosa,
frente a las blancas cales del aeropuerto tropical
donde el viento pulsaba encajes de ladrillos.
Sobre la arena aún caliente,
la demasiada paz británica...).

¡Dos millones de muertos!
De hambre.
Por razones de tribu.
Por razones mayores de codicia extranjera,
subterráneas
como el uranio y el petróleo.
(¿Por qué siguen sobrando los negros en el mundo?).

¡Africa dolorosa, doliéndome en la vida,
como un amor jamás renunciado!

PROCLAMA SUBVERSIVA

Voy a cambiaros el revólver chulo
por un bolígrafo de cuentas.
Para que no os engañen nunca
ni los fazendeiros, ni los comerciantes,
ni el Ministerio de Hacienda.

¡Disparad hojas de libros
entre las hojas de la floresta!

¡Bebed, en las noches claras,
la "pinga" de otra Fiesta!
¡Emborrachaos de sabiduría
y de belleza,
sertanejos mozos,
hijos biennacidos
de los legítimos emperadores de América!

Muchachas, garzas torvas,
madres -niñas apenas-,
que guardáis en las arcas de vuestros ojos indios
todas las lunas de las abuelas:
aprended a lavar niños
y a conducir con ritmo vuestras piernas.

Hombres heroicos
¡exigid la tierra!

Mujeres mártires
¡exigid la diadema!

Viejos desollados por tantos caminos
¡exigid la poltrona,
la televisión y la libreta!

Dios se hace Pan de familia
sobre esta mesa.
En Brasília y en Washington
ni lo saben ni lo esperan.
Pero el sol y la lluvia
sellan
la única ley de Derechos Humanos
de validez cierta.

ASOMBRADO CORAZÓN

El río tiene color de pez:
verde-plata, azul-violeta;
porque yo tengo, a mi vez,
color de río y de pez
mi corazón de poeta.

La lana de mil corderos
se esponja en las nubes lacias.
De nubes y de corderos
llevo rebaños enteros
entre mi fiebre y Sus gracias.

Y la floresta y la arena,
llegada de gozo y pena
de este impreciso entretanto...
Y la floresta y la arena
entre mi sangre y mi canto.

Con cada mirada mía,
a solas o en compañía
mi asombrado corazón,
yo recreo, día a día,
entera, la Creación...!

MIÉRCOLES DE CENIZA

"Recuerda que eres polvo" ¡y algo más!
¡Ayuna del ayuno! ¡Sal del miedo!
¡Rasga las vestiduras... de los demás!
¡Echarte todavía más ceniza, no puedo!

TESTAMENTO

Que me entierren en el río,
cerca de una garza blanca.
Lo demás ya será mío.
Y aquella corriente franca
que yo pedía a mi paso
será patria recobrada.
El éxito del fracaso.
La gracia de la llegada.

La sombra en cruz de la vida,
bajo este sol de verdad,
tiene la exacta medida
de la paz de un hombre muerto...
¡Y el tiempo es eternidad
y toda la ruta es puerto!

PASAJE LÓRIGA 10

"Pasaje Lóriga, diez.
Madrid, dos". (Y aquel teléfono
sobre la cena ya fría,
en las fronteras del sueño...)

En los "días laborables,
de cinco a nueve, excepto
los viernes". En "Castelló,
cincuenta y siete, primero...".
(Y aquellas tardes sentadas,
para el pecado y el miedo;
para la gracia y la vida:
entre Dios y el cenicero!)
Los grillos, con sus bandurrias;
y el buzón, boquiabierto.
Y Mathieu, quizás, cantando.
Y aquel nocturno tecleo
de las fichas de Teófilo,
desde la Pascua al Adviento.
Tras la ventana, una loca.
Y Madrid, calles adentro.
La raíz del Guadarrama
y los grises de Cerezo.
Y el Amor en Quien se cree,
a pesar de los tropiezos...

...Dice la tarjeta blanca,
señal de un libro de versos,
con mi nombre en el membrete,
y una lista de recuerdos;
mientras sube el Araguaia
mi corazón tan pequeño.

LLOVER, LLORAR

Río y lluvia todo el día.
Y el corazón empapado
de aquella melancolía
que llueve sobre mojado.
Llorar también es llover,
y hay lluvia mansa muy brava...
¡Por esa carta de ayer,
llovió lo que no esperaba!
Sin embargo, el viento en mí
y en el río apenas riza,
expertos ya en lluvia ciega;
y el vuelo del manguarí
es sólo cruz de ceniza
sobre la Pascua que llega.

HOTEL KENNEDY, DEL BANANAL

Los cinco patos rojos, por el vientre
de este cielo de bronce que han preñado
los clamores de todo un continente.
Y el hotel de puntillas, tan aislado
de la tierra inmediata y del presente.
Y el viento, con su afán contracorriente,
como el nombre de Kennedy, frustrado...!

DIOS EN LA FARINHEIRA
-Para ZÈ MarÌa y Manuel-

Tan despierto en su gloria, mientras rige
la armonía del mundo,
El está aquí, en el dormitorio, dentro
del cuenco claro de la farinheira
hecha para un puñado de mandioca.

Bajo el techo cribado,
tan fácil a la lluvia y las estrellas!,
cuelgan las ropas leves y los sueños
entre la red y el barro.

Y en el paño de lino que lo encubre,
duerme, blanca, sin nombre todavía,
la promesa de un pueblo redimido...

El preside el aseo de la barba,
antes del sol. El venda, con la noche,
el inventario de los pies cansados.

Unas flores silvestres, cada día,
repetirán con entereza anónima
el olor de su fe; y la guitarra
rasgará con los filos de su gozo
la soledad y el miedo.

Por El un hombre habla
y camina y espera,
extranjero y nativo como el mismo Evangelio.
Con El, vive en la carne del Misterio ignorado.
Mientras gobierna el río y la floresta
y este claro de luna
que baña, fuera, el pozo,
El está aquí en la chata farinheira,
levadura del Reino,
fermentando Luciara.

SANTA MARÍA SIN MAS TÍTULOS

El disco de "las Vírgenes Patronas"
se hace luna de ensueño y teología
en esta noche de sertão;
entre los ojos de un muchacho sirio
y el rostro de un mulato espiritista.

Veinticinco de marzo:
-"Dios te salve, María".
Después de tanto hablar de ti,
casi te callo ahora
concorde con la voz de tu silencio.
(Decir el "fiat" y entregar el seno.
Cantar, agradecida, en la montaña,
para todos los vientos de la Historia,
el gozo de los pobres libertados.
Y ya callar, detrás del Evangelio...
Y darle al mundo el Redentor humano.
Y devolverle al Padre el Hijo).

¡Dios te salve, María,
-25 de marzo y Mato Grosso-,
Madre de la Palabra, en el silencio!

ALEGRE AMANECIDA

El gato niño juega
con los polluelos blancos.
El cerdo negro ronca como un hombre,
como un hombre feliz en apariencia.
El papagayo verde
piensa, tal vez malicia,
colgado en la traviesa,
viajero de un metro con el techo de paja.

Ha pasado la noche con insomnias de golfo.
No está para entablar conversaciones...
Tres gallitos gallean en el patio mojado
entre las cañas de turquesa
y los ramos de esmalte
de los adolescentes limoneros.
El pozo se abre al día. La luna ¿estará dentro?
Y el agua es clara y buena, como un signo de Pascua.

Yo me afeito, cantando por lo bajo,
mientras me bulle el corazón despierto
como una granja nueva de Walt-Disney en cine de colores.
Es el in albis. Y en la orilla
de este Río das Mortes, ya hecho calle
Me espera el bollo tierno y amarillo,
y un buen café, rasposo.
Y la misa, después.
Y el río luego, siempre.
Y antes de andar de nuevo,
yo me afeito la barba y la existencia...

CASTELL DE BALSARENY

Castell del meu record; bressol i via
de més alts horitzons.
Roca pairal dels meus neguits...: un dia
em tornaràs la cendra i els petons?

Castell de Balsareny,
vora del riu atrafegat
i a mig camí del mar i la frontera!
Arrel de pedra del meu seny;
ermita del delit ja consagrat;
heràldica de lluita i de quimera!

Casal de l'esperit, fogall de casa,
muntanya dels mous ulls i dels meus peus;
Marlets tallats per l'ala i per l'espasa:
marlets, muntanya i horitzons tan meus!
Oh, si pugués refer-te jo tothora,
construint-me en castell de pedra i vol:
terreny i alçat alhora,
paraula i vida al sol,
home dels homes i de Déu, fidel;
ala i rocam en feina redemptora;
fita pels caminants, resposta al cel!

MARE
-Ella fa el sant el 27 d'abril-

Rosa d'abril florint per tu el meu cor,
i, un mont-serrat de penes i alegries,
la tendresa creixent del teu record!

ESPÉRAME SIN HORA
"EspÈrame sin hora". Pem·n.

Espérame sin hora, donde la garza blanca
se posa sin hollar.
Espérame en el río,
que está lejos el mar.

Espérame en la noche de estas tinieblas claras
sin luz artificial.
Espérame en el sol, callado y crudo,
sentado a cualquier puerta que convide a sentar.

Espérame más viejo, más joven, más sin años,
más sin tiempo; quizás
más cerca de mí mismo
y de toda verdad.
Desnudo y libre, como un niño indio
que aún no han podido civilizar!

RECORD PUNYENT

La soledat omplena els cels, la terra,
el riu, el cor...
(Crida la nostra barca,
però ningú respòn).
Les aigües, verdes, baixen
tremint de por.
I els àrbres es fan ombra els uns als altres,
fugint del massa sol.
Una gavina xiscla,
punyent, com el record!

 

CANCIONCILLA DE LA TARDE DE LA ASCENSIÓN

Regresaré, en la tarde,
con la alegría humilde
de haber andado todas
las aguas que me diste...
Absortas, en la orilla,
como un coro de vírgenes,
las garzas del arbusto
¿te estarán viendo irte?
Entre las nubes rotas
las violetas persisten.
Y el día sella en sangre
la verdad de sus límites.
Arde el ocaso. Arde
todo lo que era triste.
Todo el llanto del mundo
esa estrella redime...

VANDERLEIA

Tengo una amiga
que tiene un año.
Con dos dientes arriba
y dos abajo.
Y una sonrisa
por todo lo ancho.
Va desnuda como un lirio,
por los mosquitos picado.
Rubia y azul, como la niñas
de los cuentos importados,
pero muy hija
del "mato".
De la leche a la farofa,
Vanderléia tiene un paso;
y ya le abrieron camino
sus cinco hermanos.
Mi ternura por ella,
según los muy freudianos,
sería amor de padre
célibemente frustrado.
(Capítulo 13, bis;
párrafo cuarenta y cuatro!)
Vanderléia se ríe
por todo lo ancho,
y el corazón del Mato Grosso
se esponja con cien mil pájaros.

LA VACA BLANCA

La vaca
blanca,
con manchas
grises. Con la mirada
indecisamente asombrada.
Plantada
como un árbol doliente en la margen cortada.
Las orejas caídas como una campanada.
Y el sol, nublado, en las espaldas;
y el agua
como una estera hindú, a sus plantas,
tornasolada...

SINGLADURA

Doce horas de río. El sol tostando
los muslos. Y la sed cegando el pozo
de la frágil consciencia.
...El hambre, sorda, dentro,
con un sabor de vermes que devuelve,
viscosa, la saliva.

El bote emborrachado o hecho cuna
de todos los bagajes; del cansancio;
del silencio prudente.
Y el corazón a pulso en el "banzeiro"
como un motor que falla a cualquier hora.
(Botas. Cazuelas. Platos de aluminio.
El colchón del tamaño de un sueño de juguete.
Los libros. Las toallas de colores.
La espingarda española de dos caños).
Las horas dando vueltas, lentamente,
al margen de las márgenes del río,
inacabablemente largas...
Y siempre el sol.
El sol. Y la memoria.
¡Y la esperanza abierta hacia adelante
como un pájaro impune...!

De vez en cuando una palabra buena,
torneada en la boca.
Y el rasgueo
de esta guitarra de José María,
junto a las barbas negras de Leopoldo,
detrás de mis espaldas...
Como una lluvia en los ausentes montes.

Mientras el río cruje y se estremece
y repliega su piel y la acostumbra.
Mientras se irisan, como el agua, al viento,
nuestras tres libres vidas embarcadas...

BALSA DE GANADO

En la balsa llegada por el río,
docenas de terneros,
blancos de un blanco sucio
como leche que lleva ya el café.
Magros por el ayuno del viaje inacabable;
prisioneros, como una muchedumbre
de quintos inexpertos;
como una turba que regresa de un campo de trabajo...

(En la balsa pequeña, casi un junco,
va la parida vaca pardiclara
y el terneruelo blanco, puesto en pie
en el torpe equilibrio
de las crías recientes).

Al abrirse las verjas,
rompen enloquecidos,
se amontonan, se empujan,
se pisan, a pesar de los sombreros
agitados al aire
como guardias-de-tráfico-esperpentos.
Y, apenas recobrados del júbilo imprevisto,
se lanzan al verdor de la pradera,
hacia la libertad del Mato Grosso.

'(Mientras otros hermanos,
cebados ya, maduros, ya vendidos,
en la misma pradera ribereña
esperan el viaje de regreso
para los mataderos de São Paulo).

El muchacho paulista
-cabello beatle y jersey limón
y el poco sol tomado en la piel nueva-
lamenta mucho no tener ahora su kodak fulgurante.
Y los fuertes vaqueros se sonríen,
se exhiben vanidosos, como atletas,
escupen la saliva sedienta y pegajosa,
y traman el desquite del trabajo...

LA PROSTITUTA

Como un dolor pasado de paciencia,
ella es morena oscura.
El flequillo limita en la mirada
con una leve cicatriz antigua.
Y una cruz de oro falso le cuelga sobre el pecho,
sobre las fuertes lilas del vestido.
Lleva el liso cabello de india suelto.
(Las muñecas baratas de mis tiempos de niño
se vestían como ella).

¿Será, el reloj pulsera,
de un rico deportista-bandeirante?
¿Será de un pobre, duro, camionero?

Ella se sienta en el bordillo, ausente.
Viene, a la hora de comer, a popa;
le doy un vaso de agua;
y se vuelve, discreta.

María Magdalena, en el barco de Pedro,
se sentaba a los ojos del Señor,
y el Señor la miraba.

La ribera es más tierna
que los tiestos de arroz del jueves santo.
Y el río es como un óleo,
bajo las muchas nubes descendidas.

PAPAGAYO

Levita verdiparda, con tintes amarillos.
Histérico feliz.
Equilibrista.
Soplón y presumido. Astuto y charlatán.
Mientras el perro lobo
aguanta su cadena vergonzosa,
torvo y agazapado,
él se mece en las ramas
de una exótica adelfa.
Detrás de los ladrillos franciscanos
bota un balón, y cruje
la carreta de bueyes
con la festiva leña de San Juan.
El loro silba, lelo.
Imita el grave hablar
del fraile americano,
un poco a lo Bing Crosby.
Escucha.
Corta ramas.
Cotillea.
El curvo pico, rápido.
La pata en alto, frívola.

(Las rojas flores lánguidas del patio,
bajo los postes de la luz labriega,
casi sobre las nubes.
Y una papaia grande, enfajada de sol, hecha convite).

...Ya está al otro lado
el Mato Grosso mío.
Y ya estoy con saudades
de estar a ese otro lado, de regreso...
¡Corazón, papagayo impenitente,
equilibrista y loco!

TELEGRAMA EM HI-FI PARA O PADRE HENRIQUE
-assassinado oficiosamente em Recife; colaborador do formidável Dom Hélder Câmara.

Trinta peregrinos sem mais honorário
do que o Evangelho em sotaque vário;

unidos en aula e em Eucaristia;
destas serras verdes que a História vigia
mandamos-te, Henrique, a mensagem nossa:
Não é ação política nem é som de bossa;
é apenas a simples resposta ao Senhor,
pela qual tu deste a prova maior...

Com legal pronúncia ou em voz estrangeira,
a Palavra segue clara e verdadeira,
e não há quem possa barrar-lhe a passagem!
E até ajuda a pista do sangue no chão
para andar mais firmes, levando a Mensagem,
sem mêdos vendidos,... "seguindo a canção"!

LA VIEJA NEGRA

La negra gorda, de blusa blanca,
vuelve otra vez por agua,
con las dos viejas latas.
Millones de esclavas,
desde muchas patrias,
desde muchas antiquísimas datas,
con ella marchan.
En esta tierra donde -dicen- que no es problema la raza,
la fuente llora, la fuente canta,
la vieja negra gorda vuelve otra vez por agua.

ELEGIA KENNEDY, EN PROSA "DEMAGÓGICA"

Si usted, candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos,
hubiera facilitado la muerte de 1.000.000 de hombres
-sangre americana incluida-,
allá en el Vietnam:
el caso era otra cosa.
¡Peru usted provocó la muerte de una muchacha rubia!
¡Y usted no puede ser ya el inmaculado presidente
de los inmaculados Estados Unidos de América,
prototipo, de todas las naciones del mundo!
Mientras la bandera yanqui llegaba a la luna
-y el pueblo hablaba de John-,
Usted, ¡tú, Edward!
te precipitabas con la noche,
por despiste, por fiesta, por accidente,
en las aguas de la laguna,
en la muerte de Mary,
en la ignominia...
...¡Basta de aspiraciones!
Punto final
para la dinastía de los Kennedy.
(Edward, Bob, John, Joseph, Kathellen...)
A la suciedad de la exsecretaria de Jacqueline
y a la jugosa mancha de petróleo de Onassis
se sobrepone ahora la mancha de sangre de la exsecretaria de Bob.
¡Todo es ya "ex"
y todo está muy sucio para los limpios fariseos!
Aquí, en Latinoamérica, o en cualquier pobre tierra humana,
al otro lado de la nunca alcanzada nueva frontera,
lo sentimos, llorando, con un dolor fatal.

(¡Viva la luna yanqui!
¡Viva Nixon, que ríe por lo menos!
¡Viva el capitalismo conservador que no ha matado nunca
una muchacha rubia!)

Todos nosotros, los que somos sucios,
gracias a Dios,
y lo sabemos:
bajamos la cabeza
contigo,
pobre Ted.

-En un lugar, cuyo nombre no me da la gana decir.
A 26 de julio de 1969. Año de la Luna.

HAI-KAI DE LA LUNA OCUPADA

Cada vez que miro la Luna,
siento el pie de Amstrong
en mis ojos.

RECTIFICACIÓN

Saber esperar, sabiendo,
al mismo tiempo, forzar
las horas de aquella urgencia
que no permite esperar...

NADAL DE 1969

I
Aquest Nadal arriba
amb una lluna gran
com una "roda viva"
molent tot el sertão...
Qui mantindrà la Mare?
Qui gronxarà l'InFant?
(Nadal de Luciara,
amb tents Nadals davant!)

II

Nadal de pluges, i els rius creixent,
amb les canoes contra-current.
Esclata un crit de verd salvatge.
(Els boars i mules del sertão
prou que en tindran
de pasturatge!)
Els bous i mules de Nadal vetllen ací per tot arreu
infants neixent pobres com Déu,
sota la palla i sense roba...
(El veil Herodes i el Senadrí,
vivent tan bé, tan lluny d'ací,
no sabran pas aquesta "nova"!)
El rei Pelè ha fet un gol,
i el ceptre d'or Pelè el vol
per fer feliç la "criançada".
Quina oportuna publicitat
Papai-Pelè que ens ha donat
...per oblidar, amb un "present",
el greu futur, la fam precària...!
Si hem arribat a fer el mil gol,
qui es pot queixar? quin dropo vol
que encara fem reforma agrària...?
Nadal de pluges, i els plors creixent,
amb l'esperança contra-current!

III

-"On aneu, ó gent de Déu",
sense béns i sense veu?
-Rics de verms i de malària,
sóm "els pobres de Iahvè",
la "misèria necessària",
o la revolta potser!
Es Nadal, i ltany setanta
ni ens enganya ni ens espanta,
que hem sentit moltes mentides
i hem enterrat moltes vides
al llarg de tots els cumins...
(Prô el futur ja s'endevina,
i aquell que no és mort camina).
Vols venir Brasil endins
amb nosaltres, per cridar
la subversió de l'amor,
la dignitat necessària
dels senyors d'un sol Senyor,
el gran dret de l'alegria,
i aquesta reforma agrària
-tant de gent tant de "feijão"-
que va començar aquell dia
en que el Fill de Déu prenia
tota la terra del món
en la terra de Maria...?

ALDEIA TAPIRAPÉ
-A las Herrnanitas de Jes™s, en entraÒable comuniÛn. Lago TapirapÈ. Navidad de 1969.

Los naranjos de tierna piel cuidada
guardan la aldea verde
todavía en la paz del paraíso
y en mi fe sorprendida.

Bajo las nubes plata de un otoño
que ni es otoño, amigo, ni es cielo de Bretaña,
los villancicos de las Hermanitas
bordan el gran Mensaje del total abandono.

Bala una flauta exótica, primera;
la misma de Belén, aquella Noche.

Huele el fogón caipira; llora el humo;
huele la paja buena.

Una canoa pesca los peces de colores del ocaso
en la perfecta placidez del agua.
Y en la arcilla cocida,
sobre la arena, pura
como polvo de estrellas,
Dios ha nacido indio...

(Foucauld sonríe, con su barba leve
-esa hierba comida a fuego lento-;
con sus cansados ojos beatíficos.
Y en la carne desnuda de los indios dichosos
puntea el Evangelio, miniado
de jenipapo negro).

PRUEBA

La soledad, por fin,
lejana y próxima.
La soledad total.
¿Dónde están los caminos conocidos?
¿Dónde está la alegría, compañeros?
¿Es la última víspera?
¿Por qué me abandonaste?
Me palpo y no me encuentro.
Me miro en los espejos a mi alcance
y no me reconozco.
¡Calladme, por ahora, el nombre que tenía!
¿Será que me bautizan en aguas de pobreza
los amigos llamados tantas voces, otrora?
¿Me espera, en la mañana,
algún camino nuevo?
¡Dejadme el pan cocido en el rescoldo!
Como el Rey que Tagore vio en ensueños,
llega el Señor, cargado de exigencias,
por todas las orillas...
Ahora es noche aún. Cerrada noche.
La red cuelga en el túnel de las falsas minúsculas
dejando apenas el preciso espacio
para sacar un muerto.

SACRIFICIUM LAUDIS

Primero fue "la dolça llengua mare",
empapada de leche y Llobregat.
(Yo era un niño tristemente sabio,
de "después de la guerra").
Luego, la lengua esposa, de los libros;
del Ebro y los suburbios emigrados;
del Pirineo y de Madrid...

Diez horas sobre el mar, y el otro mundo.
Y a empezar otra vez, nombre por nombre.
(¿Dónde es taban los años y el prestigio?)
-"Habla usted bien", te dicen. Y uno entiende.
-"Queda el 'sotaque', claro".
Te miran asombrados. Se sonríen. Se encogen.
No hay modo de cerrar una verónica:
el chiste aquel, el toque de ternura,
la incisiva respuesta del momento.
Se traban en los dientes las palabras,
no nacidas aún, extrauterinas.
Se mueren en las grutas del silencio
-una de cada tres, la más hermosa-
como peces de pronto sorprendidos
fuera del agua madre.

ACCIÓN DE GRACIAS

Igual que una postal tuya,
oportuna en la respuesta,
la hoja del almanaque
sobre mis ojos húmedos de llanto,
°Santa María siempre al quite!

EQUÍVOCOS

Donde tú dices ley,
yo digo Dios.
Donde tú dices paz, justicia, amor,
¡yo digo Dios!
Donde tú dices Dios,
¡yo digo libertad,
justicia,
amor!

CONVALECENCIA

I
La múltiple campana de tus flores
inalterable al viento.
Desnuda la raíz,
libre, a la noche
y al sol; abiertamente.
¡Orquídea compañera!
Venida del sertão a la ciudad,
eres siempre tú misma,
sencilla y sin complejos.

Pasan los coches, locos.
Llueve. Salen la luna y las estrellas.
Apolo XIII falla.
Yo recupero el hígado cansado,
delante de tu leve testimonio.
Y Dios se deja oír, como un silencio,
en esta galería de Goiânia...

II

La tarde es otra vez azul y verde,
y en las nubes se esponja la alegría.
Chillan, libres, los niños en el patio.
Bebo un libro, jugoso el pensamiento,
y las horas, luminosas,
como un caballo amigo,
campo adentro.
El corazón, más sabio, está de vuelta,
y ha crecido, en la tarde, la Esperanza.

POSTDATA URGENTÍSIMA
Contra la compañía X y contra otras muchas Fazendas. Con mucha ira. Con más amor aún.

Voz del pueblo,
voz de Dios:
¡condenada!

Campo de esclavitud, patrocinado
por el silencio,
por la anuencia,
por el consorcio.

¡Cebada prostituta del Progreso!
¡Concubina pagada ante la Ley!

Ganado grueso,
ricas "lavouras",
grandes "estradas":
¡Futuro esplendoroso del Brasil
asentado en los huesos
de los peones muertos de malaria,
clavados a pistola de negrero,
desangrados de hambre y de mentira!

Hélder, Vandré ¡gritad!
¡Gritadle a Dios, los muertos!
Lloremos de vergüenza
nosotros, los cobardes.




II. CRIATURAS HERMANAS

TRONCOS MUERTOS

Los troncos muertos, en el río,
viven aún ahora.
Al agua que los lleva
ellos le dan la forma.
(Arcos, músculos, redes,
"cobras"...).

Sacuden contra el agua,
como un cuello, su historia.
En la orilla vivieron,
por esta agua jugosa;
y se han muerto en la orilla
bajo esta agua traidora.

Cada pájaro libre
que sobre ellos se posa
lleva un nombre y su fecha,
un dolor y su gloria.

Los muertos, en el río,
viven, conmigo, ahora.

POTE CARAJÁ
-Pila bautismal de São Félix-

Escuela prehistórica
de Picasso y Miró.
Dibujos de carbón, con las llamas mojadas.
Collares de colmillos bienhechores,
de cruces intuidas.
Barro cocido y blanco,
de una arcilla primera.
Vientre de agua bautismal
que unas manos paganas trabajaron
para engendrar a Cristo.

BANANAS

Pecosas.
Verdinegras.
Y doradas: de sol y de divisas.
Al alcance de todos,
proletarias.
Codicia de macacos lamineros.
Exhuberantes ubres tropicales.

-"De mañana, son oro"...
¿Y sólo de mañana?

Con las hojas cortadas a tijera
¿el bananal espera algún festejo?

Moisés recibiría, dando gracias a Dios,
este primer racimo,
de las manos alegres de João Paulo.

-Nuestras bananas de cada día,
¡dánoslas hoy!

BOTA ESPAÑOLA

"Recuerdo de Pamplona"
Sanfermines.
Sangre de toro,
sangre de mozos,
sangre de España.
Y con vino de misa, a falta de otro.
Trago a presión que hierve en la memoria.
Las cintas rojas y el pañuelo al cuello,
española cabeza torturada.
Húmeda piel de muchas singladuras
o de muchos serenos.

Gaita. Vides cantadas.
Pala de pelotari.
Contorno de pernil.
Recuerdo de las siegas de mi infancia
en la casa "pairal" y los pinares.

Para algunos profanos: Souvenir, typical.
Para nosotros:
familiar y pura,
compañera,
tibiamente sagrada.

¡Pobre bota española
que acabarás linchada, en la orilla del Mortes,
mártir de la amistad,
víctima misionera!

TERCERA DIMENSÓN

Tercera dimensión:
aguas adentro.
Porcelana cubista.
La floresta en cristales, encantada.
Los broncos muertos, ya perennizados
por el barniz del agua amanecida:
agua-piel-vegetal,
de un leve escalofrío al ser mirada...
Rascacielos de árboles y nubes.
Y el pez borda el enigma
con su torso de plata interrogante,
tensado a flor de río.

"CANARINHOS"

Canarios verdipardoamarillos,
primos hermanos de los gorriones,
"escabreados" como todos ellos
en todos los rincones de la tierra.
Tal vez, anteriores a las trampas.
Canarios menuditos, charlatanes.
Tercos realquilados.
Queridos vividores.
Muchedumbre de críos sin escuela,
señores de las plazas.
Cogollo de plumones,
polvillo de una tierra que rompe en flores y alas.

URAURA

La garza blanca es así:
blanca, blanca, blanca toda;
vestidita de organdí
para el bautismo y la boda.

Perfil etrusco, si está posada.
Pañuelo
para el adiós o la llamada,
si va de vuelo.

Novia del sol, inviolada.
Flor invicta del estío.
Invitación a la gran Fiesta.
Catecúmena del río.
Novicia de la floresta.

DEVAGAR

Despacio:
"devagar,
devagarinho",
que "o tempo é nosso e o Brasil é grande".
Sin muchas precisiones: "mais ou menos".
-"Sempre andando na base
da maré mansa"
decía aquel bahiano comerciante,
sensato y comilón.
-"Dejar más bien que sean las playas que se acerquen"...

"Se Deus quiser,
com fé,
Deus ajudando"...
"Logo a gente, procura".
"Vamos sentando! Senta!"
"Espera aí..."

...Todo el día esperando, aquí en el puerto,
con la sierra en el aire, y la palabra;
mientras arranca el viento, embravecido,
la techumbre de paja resequida;
y el motor del Pastor americano
no decide arrancar, de ningún "jeito":
que no está el Araguaia
para esas prisas yanquis...

IPÊ

Ipê amarillo.
Arbol de mi llegada.
Constante, como un hito, en el trayecto.
"Ginesta" del Brasil.
Flor nacional.
Flor símbolo.
Bandera de una paz sólo futura,
salvada en el sertão...

DESCALZOS

Las havaianas en cualquier rincón,
como cáscaras mugres, olvidadas.

Pies indios, cincelados.
Bronceados de sol. Pies sin retorno.
Trenzados de picadas, de golpes y de heridas.
Cortados por los cascos
de las sucias botellas importadas.

Pies libres,
por la selva y los espinos.
Armoniosamente resignados
sobre la arena hirviente.
Hechos al tacto de la madre tierra.
Viviente barro andando.

Anchos dedos, comidos
como lomos de pez,
por las continuas aguas cotidianas.

¡ESTOS NIÑOS!

Negros, rubios, tostados.
Hijos de toda raza que ha conocido el sol.
Colgados de los pechos de las madres ausentes.
Barrigudos de vermes; amarillos
de hambre y de malaria.
Comiendo arroz y carne negra
y una banana de superavit.
Muchos en cada casa, sin birth control ni píldoras,
sobrevivientes en la despiadada selección natural.
Ojos grandes. Caritas macilentas.
Cariñosos. Pasmados. Juguetones. Inermes.
Chapoteando, libres, en los charcos.
Desnudos en la lluvia.
Revestidos de sol.
Nadadores olímpicos más allá de los récords y la prensa.
Expertos de la faca y la canoa.
Obreros sin edad y sin salario,
y tal vez sin "cartilla"...!

(Los cuatro niños muertos
la primera semana de mi llegada aquí,
como esperando
mi horror y testimonio.
Enterrados en este cementerio
del herbazal vecino,
debajo de los árboles,
mecidos por el río interminable,
llorados por los pájaros y los lagartos verdes...
¡Y acompañados bajo el mismo sueño
por tantos otros niños,
a lo largo de todo el calendario!).

Los niños del sertão, horas y horas
con la sed y el caballo.
El negrito Iraní, hucha del Domund.
Cara de luna llena: Marinalva.
Isabel, quisquillosa.
Valdilene, perfecta.
Mi amiga Vanderléia, picada de mosquitos .
Valdivino, formal, siempre con hambre.
Japí, chupete triste.

Futuros brasileiros, ¿con título de voto?
¿con tierra propia en la reforma agraria?
"Formiguinhas de fogo", hormiguero del alma,
¡dolientes y adorables hormiguillas!

BOLINHA

Bolinha es "pequeño, peludo, suave".
No tiene la facha de un perro formal.
Juguete de veras, que vive y que sabe,
Bolinha es un simple capricho animal.

Perra entre los perros, y entre niños niño,
orejas caídas, travieso, consciente,
la panda de amigos, hijos "do Firminho",
lo olvida y lo espera, lo acosa y consiente.
Se cuela en la iglesia, a la hora de misa,
pasado por agua su abrigo de pieles.
Y al sermón se sale, sin causa y sin prisa,
como un rutinario fiel entre los fieles.

PACU

-"Del otro lado es más bonito aún",
dice, sabio, Agripino, el zagal victorioso,
campeón pescador de pacuzinhos.
Y levantan sus manos
todo un ristre de búcaros de plata.

Pacú, pez etiqueta;
estilizada gracia nadadora.

Le ha planchado los ojos la corriente;
y el vientre tiene forma de corazón anclado,
pulido por la lima de la tuna.

¡El pan de cada día de este Araguaia fértil!
Holocausto de Dios y de los hombres,
entre la brasa y la pimienta!

NIDO DE TORTUGA

Son cien pelotas de ping-pong,
cien huevos de tierno plástico,
de nácar tibio.

En la playa cocida y deslumbrante.
A medio metro, dentro de la arena,
en esa plazoleta que bien podría ser un monumento
a la maternidad...
(Viaja con nosotros,
echada en una red,
una mujer escuálida,
inmediata ya de espera).

Camino de ida: del río a la arena;
camino de vuelta: de la arena al río:
el rastro de tortuga.
En el centro, la huella de la apisonadora abdominal.
Los bordes, floreados
como dibujos de natilla
de una tarta de Pascua.

Si no llegasen antes
el urubú, la onça, las culebras, los puercos,
los muchos enemigos coaligados;
si no llegase el hombre:
llegarían las aguas;
crecerían los bichos diminutos,
y otras cien "tartarugas" verdinegras,
grisáceas,
de piedra antigua y bronce,
caminarían por el agua dócil,
por la arena esponjosa,
con la concha a la espalda
como un juego de damas primitivo.

ABACAXÍ

Las mil escamas verdes boca arriba,
sobre un capullo abierto de espadines.
Rodajas de miel clara,
de helado nylón vivo.
Corazón de cristal,
agridulce,
oloroso.
Cacto casero y útil.
Cotidiana tú,
hecha proverbio,
sabrosa piña americana,
que tantos europeos pagarían a precio respetable.
Bienvenida en las lluvias y el Adviento.

PALMERA

Babaçú, tucum, patí...
Bella de muchos nombres.
Para todos los usos:
techo de casa;
zumo y bebida;
vestido y red;
arco de indio.
¡Siempre hermosa y esbelta!
Peinada. Despeinada.
Peine del propio viento.
Memoria bíblica.
Leit-motiv de canción americana.
Estandarte de todas las luchas tropicales.
¡Bandera natural del Tercer Mundo!

LA RED DE DORMIR

Columpio de mayores y de niños.
Malla de sueños pobres,
tejida, a huso, por las hilanderas
que ya Velázquez conocía.
Indispensable compañera.
Novia del sertanejo.
Para el árbol quizá, porque la noche manda;
para las vigas del cubierto;
para la escarpia de las galerías
con pretensión de bungalow;
para la barca en ruta interminable.
Colgada como un surco suspendido,
donde sembrarse enteramente...
Mantilla del sudor de cada día.
Algodón del silencio y la amargura.
Hecha a todos los cuerpos.
Tan llevadera como un fardo.
Cuna, cama y mortaja.

JABURÚS

Las viejas jaburús,
con el pañuelo negro y la chepa cansada,
esperando los peces en la orilla.
Patilargas, calladas, resabidas.

Con un mantón maravilloso
cuando, por fin, despliegan las grandes alas blancas...
Sorprendidas de estar viviendo aún,
pobres abuelas nobles,
frente a un barco a motor de gasolina...

CABALLO SERTANEJO

Cien, doscientos: "de tropa".
Delgadas las costillas, como cuerdas al viento.
A sólo hierba y agua, en casa de los pobres.
Sumisamente fieles, hasta para los niños.
Hechos a cualquier hora,
y a todos los caminos, largas leguas y leguas...
Largos días de sed y de cansancio.

El jinete los monta con una posesión complementaria.
Los calzones de cuero; la pistola en el cinto;
prieto sombrero al sol; y la pinga en la grupa.
¡Figuras de leyendas y novelas nortistas!

Llegan a la caída de la tarde;
o salen con la noche, selva adentro;
llegan, también, a pie de madrugada.
Saludan por la "estrada" sobriamente,
desviando los cochos profanamente intrusos.
Y "encostarão" en casa del compadre.

Caballo y caballero toman baño en el río,
hechos un solo nado, un solo aliento.

Caballo blanco, pardo, negro, bajo.
Caballo duro, sobrio, noble, viejo.
'

Para un trote exhibido, a la salida
de la aldea sentada.
Para un lento cansado caminar,
tierras adentro, días y más días.
Hasta el rancho de paja.
De vuelta para el pasto conocido,
pasado y repasado bajo soles y lunas y aguaceros,
comida y lecho breve,
¡de pronto electrizado por el fuste siniestro de una "cobra"!

CUPIM

Termites tropicales.
Plaga digna
de un Faraón, abierta a flor de asco;
que hierve en las heridas de las parades húmedas;
con su horquilla afilada y el vientre de ámbar fláccido.

En cúmulos de tierra, de ceniza mojada,
por el sertão desierto.
Mojones de caminos subversivos.
Laberintos labrados
insidiosamente
bajo el suelo.
Subterráneas legiones enemigas.

Luego... mariposillas indefensas,
comidas por los pájaros,
por los sapos astutos;
caídas, en la luz, dentro del agua;
dispersas a capricho
del viento y las escobas,
en las alas más frágiles del mundo...

CANOA

Simplicidad perfecta.
Juego de niños grandes.
Réplica fiel de pájaros y peces.
¡El más bello vehículo que labraron los hombres!

Tallado, a pie y a hacha,
por el arte supremo de los indios.

Pura estabilidad,
sin peso y sin medida,
sólo a merced del remo, del viento y la mirada...

ESTRELLAS

En el cauce creciente de la noche,
un chorro, un río, un temporal de estrellas,
sobre el sueño feliz del Araguaia.
Estrellas grandes, limpias, muchas, todas.
Ya todo el cielo hecho Vía Láctea,
envolviéndome el cuerpo y el espíritu.
Sin otra luz humana.
Próximas como amigas confidentes.
Con sus voces de plata enardecida.
...¡La Poesía es.
Es la Esperanza.
Y hay otra orilla, luego...!

BEIJA-FLOR

Menudísimas alas,
casi insecto.
A dos palmos de mí, aureolándome,
o en el "ora-pro-nobis" espinoso
de florecillas rojas.
Con el pico insistente y obsesivo,
goloso de las flores,
alfiler de perfumes y de néctar.
Beija-flor: colibrí,
de seda verde-miel y plata-oro.
Viruta de la luz, cristalizada.
Hélice de arcoiris.

CAMALEÓN

Solemne y esponjoso;
grande lagarto verde,
color de metal virgen, electrizado al sol;
distinto, como un verde primigenio,
entre todos los verdes.

Arbol arriba, sobre el río trémulo.

Cremallera dorsal.
Perfecto en la vitrina del ensueño.
Principesco presente
para novios poetas.

LA LUNA

¿Es otra luna ésta? ¿la intocable?
De este lado de acá
no le llegan los rusos
ni los americanos.
Quizás ni la conocen, de este lado.

Los carajás danzan todas las noches
de "aruaná", con máscaras de paja,
en la pista esponjada de la arena,
frente al Beró materno.

Y ella riela, pura, sobre el río.
Abre un surco de plata movediza,
una estela de ensueño,
un puente de cristal -sólo de ida-.

Primero nace en la floresta, roja
como un escudo en llamas,
como un sol en rescoldo para velas nocturnas.
Se hace luego naranja, y oro antiguo,
y, finalmente, nácar.

Lleva en la cara la criptografía
del carbón carajá.
Es como un "pote" cósmico.
De ella aprendieron estos indios muelles
la artesanía de la forma...
Quizás, cuando hacen "potes",
remodelan la luna en barro próximo,
y la acarician, viva criatura.

EL PEZ

Latido de las ondas.
Plata viva.
Tornasolada seda de esta casulla única
con que celebro misa, cada noche.
Vidriados los ojos,
sacude, agonizante, contra el toldo del barco
la esperanza perdida.
La mancha de la muerte lo ennegrece
por ósmosis callada.
Y las agallas ceden, en tácitos sollozos,
mientras la tierna arruga de la boca
bisbisea palabras de un cósmico reproche.

Las huellas digitales del pescador en las escamas frías
dan fe de que fue vivo,
de que fue preso,
de que es un muerto apenas.

MANGUARI

Se posa, como un ramo
de espuma recogida,
sobre el tronco caído,
o en la flexible rama nueva.
Con perezosa rebeldía
levanta el vuelo, displicente
para turistas y paisanos.
Y vuela en oleadas, con el río;
las altas patas finas, descuidadas;
el cuello, torneado, berbiquí de las nubes,
preguntando a los vientos...

PÁJARO SUMERGIBLE
Para Pedro Mary

Un submarino beatle.
de juguete;
espiando, exhibiéndose.
La zambullida, pícara y cobarde;
y la cabeza, periscopio.
Zurcidor de las aguas descosidas.
Abanico cansado por el sol,
sobre el tronco ya viejo.
Pájaro "mergulhão", buen compañero
de toda singladura;
que esperas, atrevido y socarrón,
nuestra proximidad,
para burlarte, luego, de nosotros, huyendo.
Pescador de minucias,
callejero,
comadre de la orilla.
Anfibio de caprichos y de resoluciones
-ni pájaro ni pez-,
sales, del baño, estilizado
como un plumero principesco
pasado por el agua,
levantando en el río,
con el vuelo batiente,
toda una pasarela de salpicaduras...

LIANAS

Telar del sol,
raíces de las aguas,
raíces de las copas.
Escaparate de collares indios.
Red del silencio y de las sombras.
Maraña de cordones
umbilicales
de la madre tierra.
Cortinas desplegadas
en la interioridad de la floresta.

VOVÓ JOSEFA

La vovó Josefa, borracha de años,
apenas cien nietos, y los mismos paños
del antiguo corte de su Maranhão,
collar y rosario sobre el corazón;
entre pausa y pausa de recuerdo y risa,
antes de la muerte y antes de la misa,
contra el tedio absurdo, contra el día largo,
"da conta" del "fumo" y del café amargo.

VIDA DE PERRO

"Guaraní" perseverante
en conatos de cocina.
Y el mismo grito cascado
y el látigo que fustiga
o el sombrerazo en el aire,
¡y un revuelo de gallinas!
La contraorden que enrosca,
con la vuelta aún no cumplida,
ese vaivén de ser perro
en una ronda infinita.
Y el rabo pegado al vientre,
y aquella melancolía
de la mirada de un perro
que arrastra su perra vida.

GAVIOTA
Para Leopoldo

Mensaje a flor de sueño, a flor de río.
-Verdes las aguas, verde la floresta-.
Con las alas quebradas, al capricho del viento,
pero siempre tan dueña.
Con el pico amarillo,
por florete de pesca.
Sin mástil ni balcón;
toda bandera.
Gavina, gaviota, gaivota.
Ala latina. Vela.
Chilladora festiva de entre luces:
blanca, para el ocaso; para la aurora, negra.

A flor de sueño, a flor de río, a flor de ruta.
Por error, de un tiro muerta...

Mensaje en cifras.
Palabra a medias.

FONTOURA

Seis abanicos de palma verde:
Fontoura.
De palma seca,
once "malocas".
Y la iglesia adventista,
diversa y sola.

Los carajás en la estera,
fumando horas.
Y en el agua que pasa,
quietas canoas.

Y este sol de ayer
que es el sol de ahora
y el sol de mañana,
dora que te dora...

TIERRA ABIERTA

En la hondonada oscura, cortando la floresta,
y cómplice el vaivén de los palmares,
la carretera rota por el tractor paulista:
roja, lila, amarilla, ceniza, crema, blanca.
Con un feraz olor de tierra núbil,
de tierra herida y limpia,
de virgen parturienta.

HORARIO SERTANEJO

"Antes do almôço.
Depois.
Quando o sol estiver lá, bem alí...
De tarde.
De manhã.
Ao pôr do sol.
Já na bôca da noite.
Amanhã, cedo...".
Reloj de instinto y de rutina.
La rueda de la vida y el cansancio,
en la esfera del sol, borrachamente;
entre el sol y una luna y otra luna...

LUCIARA

El pozo del "quintal"
anoche estaba
bañado en luna, y en las altas copas
las "mangueiras" brindaban las estrellas
como un fruto celeste,
accesible, con todo, a las pedradas.

ANU

Ebano grácil, alado,
línea de cocktail burgués,
escapado la noche de una fiesta
hacia las tierras puras.

PÁJAROS

¡Qué libre libertad la vuestra, pájaros,
dueños del horizonte desde arriba,
sin señalizaciones ni fronteras...!

"LOS ÁRBOLES SON UNOS PROFESORES"

"Los árboles son unos profesores
de idealidad".
Tan sencillos y señores
al sol y en la tempestad.
Soportan con entereza.
Se entregan sin vanidad.
Detrás de la vejez de la corteza
crían la savia de la actualidad.

Bajo las flores, los frutos granan.
Las hojas muertas caídas
sustentan las nuevas vidas.
Los árboles se buscan; se protegen; se hermanan.

Dan paso al viento. Acogen la canción.
Previenen la sequía duradera.
Ríen, vivaces, en la ribera.
Y aguantan, sobriamente, en el sertão.

Donde están, están; y son,
vivos o muertos, servicio:
comida, sombra, madera;
muralla en el precipicio,
y mojón en la ruta pionera.

MURURE

Calas de agua en carrillón.
Flor de viudez ya vencida.
Trashumante procesión
de marginales nutrida.
Sobreviviente esperanza
que haces, del destino, danza,
y, de la derrota, vida.
Mururé: nombre canción,
historia nunca aprendida
de mi propio corazón...

SABIÁ

Paró el motor. (El río no paraba,
pero callaba todo él, tendido,
mientras el sol doraba el intervalo,
y la lluvia esperaba, contenida
en la frontera gris del horizonte...)
Y entonces, invisible como el alma,
rompió a cantar el sabiá divino.


Epílogos abiertos

I
-Leyendo a Tiago de Melo

El río de la vida que va al mar.
La garza en la ribera, a toda hora.
Y terco, el corazón, para cantar
"la dolorida brasa de la aurora".

II
-Profecía extrema, ratificada-

Yo moriré de pie como los árboles.
(Me matarán de pie).
El sol, como un testigo mayor, pondrá su lacre
sobre mi cuerpo doblemente ungido,
y los ríos y el mar
se harán camino de todos mis deseos,
mientras la selva amada sacudirá sus cúpulas, de júbilo.

Yo diré a mis palabras: no mentía gritándoos.
Dios dirá a mis amigos: "Certifico
que vivió con vosotros esperando este día".

De golpe, con la muerte,
se hará verdad mi vida.
¡Por fin habré amado!

III

Y llegaré, de noche
con el gozoso espanto
de ver,
por fin,
que anduve,
día a día,
sobre la misma palma de Tu mano.