HOY VIENE EL MEDIADOR DE LA NUEVA ALIANZA

DOMINGO DE RAMOS


8 de Abril de 1979

Isaías 50, 4-7
Filipenses 2, 6-11
Marcos 14, 1-15, 47

 

NOTA: Estas homilías -y otras-, del Señor Arzobispo de San Salvador, que son transmitidas por la YSAX al pueblo salvadoreño, han sido interferidas por medios ilegales, impidiendo a los salvadoreños escuchar la voz de su Pastor.

Queridos hermanos, estimados radioyentes:

La liturgia de hoy es como la peregrinación de la Cuaresma que está llegando a su meta y como la Cuaresma nos ha servido para recorrer también la historia de la alianza de Dios con los hombres. Hoy nos encontrarnos con la Alianza Nueva y eterna que es el motivo de las celebraciones de Semana Santa.
 

HOY VIENE EL MEDIADOR DE LA NUEVA ALIANZA

1º. Un pueblo sale jubiloso al encuentro del Mediador que llega.

2º. Un Mediador que se identifica como siervo con el pueblo.

3º. Una alianza Nueva en que Dios comparte con los hombres la glorificación del Hijo.
 

1°. UN PUEBLO QUE SALE JUBILOSO AL ENCUENTRO DEL MEDIADOR QUE LLEGA

a) El pueblo que encontró a Jesús. Un ambiente nacional de frustración... unidad: perdida, sin independencia, pobre, religiosidad falseada.

En primer lugar yo miro hacia todos ustedes y a mí mismo, y me siento parte de una humanidad que salió hace veinte siglos al encuentro de Dios que venía a salvar en la historia. Hace veinte siglos era la población de Jerusalén con sus jóvenes, con sus niños que cortaban ramas de los arboles y salían al encuentro del Señor. Era un pueblo que había perdido su unidad, su independencia. Un pueblo pobre y con una religiosidad que se había falseado. Quedaba, así, un resto que siempre se iba salvando en la historia de Israel y así se llama en la Biblia: "el resto de Israel". En ese "resto" está la salvación que Dios trae, porque de allí procede el Hijo de David que hoy es aclamado: ¡Bendito el que viene! ¡Hosanna al Hijo de David!

b) Domingo de Ramos hoy. Los pueblos de la tierra hoy. La redención es un problema concreto de cada hombre.

Esta procesión que hemos traído desde la Iglesia de El Calvario, recuerda que en la larga historia de los hombres hoy somos nosotros los protagonistas en el encuentro de Jesús. Y el Papa, en su reciente encíclica, dice que el problema de la redención de Jesús toca a cada hombre: " . . . no se trata del hombre abstracto sino real, del hombre concreto, histórico; se trata de cada hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención... el hombre es su única e irrepetible realidad humana". Los que le salieron al encuentro a Jesús en Jerusalén, hace veinte siglos, fueron hombres de su tiempo, llevaban la historia de su pueblo, las frustraciones y esperanzas de Israel. Hoy, aquí, somos los salvadoreños con nuestra propia historia y no solo así como un pueblo en general, somos cada uno de nosotros.

- Los rostros de los hombres latinoamericanos. Sentimos que Cristo es mi Redentor como redentor de todo el pueblo y siento que de esta procesión se destaca eso que en Puebla se acaba de escribir: el rostro del hombre latinoamericano. "Rostros de indígenas y con frecuencia también de afro-americanos que viviendo marginados y en situaciones infrahumanas, pueden ser considerados los pobres entre los pobres. Rostros de campesinos -continúa Puebla-, que como grupo social viven relegados en casi todo nuestro continente, careciendo de tierra, en situación de dependencia interna y externa, sometidos a sistema de comercialización que los explota. Rostros de obreros con frecuencia mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos. Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales. Rostros de sub-empleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y sus familias a fríos cálculos económicos".

En esta procesión podríamos ver lo que Puebla continúa mirando en América Latina: "Rostros de Jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad, y frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación. Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por trabárseles sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparables que los acompañarán toda su vida; los niños vagos y muchas veces explotados de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral y familiar. Rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen". Esta es la procesión de nuestro Domingo de Ramos. Podíamos continuar citando aquí realidades de nuestra hora.

- La realidad de nuestra patria. Son los pobres de los cuales se acaba de analizar en la realidad de nuestra Patria, allá en la Comisión Educativa Permanente del Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA, en que participaron: tres ministros nuestros, el Presidente del Banco Central de Reserva y el Embajador Salvadoreño ante los EEUU. Y donde confesaron una población salvadoreña que desde 1974, ha ido cada vez desnutriéndose más, porque en un 16% son inferiores las proteínas, a lo que se recomienda para un ser normal. Y hay todavía un sector más necesitado, dijeron allá, que es un 44% inferior a lo recomendado. Lo cual quiere decir en el pueblo salvadoreño, que ahora peregrina en pos de Cristo, altos niveles de desnutrición como elementos importantes en una tasa de mortalidad infantil y, también, muertes de desnutrición de adultos como el que murió esta semana en Santa Ana: don Juan Portillo Alvarez, del cual se dijo que había sido por desnutrición.

Es el pueblo que peregrina hoy junto al Redentor el que tiene un 48 % de las viviendas rurales sin servicios de agua potable, y un 66% de las casas del país sin electricidad; y en el campo no hay, en el 93% de las habitaciones, la corriente eléctrica. Un pueblo con un 35% de analfabetos. Son informes en los cuales se reconocen otros déficit que dicen lo lamentable de este pueblo que va esperando de Cristo, la gran liberación.

Da una esperanza oír la palabra del Ministro de Justicia que declaró allá mismo que: "la justicia social es la única arma capaz de vencer a los enemigos de la democracia y de los supremos valores de la humanidad". ¿Qué otra cosa ha gritado la Iglesia de Jesucristo ante estas realidades espantosas de nuestro pueblo? Es el pueblo que ahora pide al Señor: Señor, inspira unas estructuras más humanas, más fraternales, en que haya verdaderamente un deseo de la liberación de nuestro pueblo. Es el pueblo que ahora va en pos del Divino Mesías que trae redención.

- Un pueblo que va creciendo en la espiral de la violencia. En esta semana han sido 26 las víctimas de la violencia. Se golpean zonas, donde unas familias, por ejemplo, en Cinquera, la familia Gámez, ya tiene cinco hombres asesinados y uno de ellos a pesar de ser un enfermo mental, se le tortura bárbaramente.

Llegan noticias de atropellos en otros lugares. Prisioneros que pasarán la Semana Santa esperando que se les pase a los tribunales, después de haber sido capturados el 30 de marzo; su dignidad, su libertad, se está violando. También así: Cecilio Antonio Murillo, 40 años, con cuatro hijos menores; Antonio de Jesús García, 41 años, 3 hijos menores; Fermín Landaverde, 40 años, 6 hijos menores; Tranquilino Pocasangre, 30 años, 2 hijos menores; Ricardo Hernández Barrera y Francisco Rosa, también casados y que dejan familia en la orfandad; mientras, pasarán su Semana Santa carentes de una justicia que le estamos pidiendo al Señor para nuestro pueblo.

Gracias a Dios, de los secuestrados queda libre un hombre del Japón, que desde su Patria inspira un telegrama de agradecimiento a la Iglesia de El Salvador. También lamentamos que ante dos hermanos nuestros de Inglaterra la FARN haya dicho que ya el caso estaba cerrado.

Sin embargo, en este domingo de esperanza, nos abrimos también a la esperanza de la Comisión de Derechos Humanos. La Iglesia, que, con Jesucristo trae la libertad de los hombres, la libertad de todo aquello que hace sufrir, clama y hace llegar su voz a quienes son causantes de esta separación de sus hogares, de estos hermanos. El padre de uno de los secuestrados ingleses sufre grave enfermedad, casi agónico allá en la patria donde espera a su hijo. Ha venido un periodista inglés del Daily Record para ver que puede hacer para salvar a sus dos paisanos. La Iglesia tiende su mano, la mano de Cristo liberador y alza su voz para decir: todavía es tiempo salvemos esas vidas.

Quiero hacer eco a la palabra del Papa en este Domingo de Ramos cuando dice: "Estas violencias me han causado profunda amargura a mí y a todo aquel que tiene sentimientos cristianos de respeto por la vida, que es un regalo sagrado de Dios". El Papa dice que invita en esta semana Santa, a orar; porque las mentes de todos acaben por entender el orden divino de amor mutuo que es la única base de una sociedad justa y pacifica. Este es el pueblo que hoy sale al encuentro del Divino Mesías.

c) La fuerza que nos salvará viene de fuera... salimos a encontrarlo... "Bendito el que viene"... La trascendencia...

Y salimos al encuentro, queridos hermanos, a decir: ¡Bendito el que viene!, porque sabemos que la redención de los pueblos tiene que venir de Dios y esta es la invitación también de la Semana Santa. Oremos para que Dios no nos niegue sus fuerzas liberadoras que trajo en Cristo Jesús. Cristo es Dios que viene. Cristo es el Redentor que trae la libertad y la dignidad que hemos perdido. Cristo viene y es este gesto de la liturgia de esta mañana: salirle al encuentro, estar aquí para esperarlo. Cumplir el deber de escuchar su palabra, es toda una esperanza.

Yo siento, queridos hermanos, una impresión en diversos sectores de una búsqueda de soluciones a nuestra situación nacional. Hay voces sanas, hay corazones nobles que andan buscando en este momento qué poder hacer. La Iglesia esta dispuesta a tender su mano a todo esfuerzo que sea siempre para la verdadera significación y libertad de este pueblo, para el cual siempre la Iglesia vive.
 

2°. UN MEDIADOR QUE SE IDENTIFICA COMO SIERVO CON EL PUEBLO

Por eso, mi segundo pensamiento es mirar ese Mediador que viene, Dios todo poderoso, sin embargo -nos dicen las lecturas de hoy-, ha querido identificarse con la figura de un siervo que se humilla hasta la muerte para confundirse con la miseria humana y darle un sentido divino a las justas reivindicaciones de la postración de los pueblos; pero al mismo tiempo, para sembrar una esperanza que no deben de poner sólo en las fuerzas de la tierra. "Si Dios no construye la ciudad -dice la Biblia-, en vano trabajan todos los que la construyen".

a) "El Siervo de Yahvé..." Ya, en la primera lectura de hoy, un hombre misterioso que se llama el Siervo de Yahvé, aparece a pesar de su buena voluntad, escupido, golpeado; pero a pesar de todo, obediente a la voluntad de Dios que lo manda a salvar. Esta figura misteriosa anunciada varios siglos antes, se comprende en esta mañana cuando se ha leído aquí, frente a nosotros, la pasión de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué relato más conmovedor!, ¡qué siervo de Yahvé: el Hijo de Dios que se despoja de su dignidad divina para hacerse un hombre como todos y aparecer cargando sobre sus espaldas las miserias de todos nosotros.

b) La "Kénosis". Y cuando el relato del Evangelio pone a los labios del seminarista que representa hoy a Cristo: ¡Dios mío!. ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?", es como que esa kénosis, esa humillación del Hijo de Dios que se hizo hombre, ha llegado hasta el colmo, ha llegado hasta sentir el abandono de Dios.

c) La humanidad doliente... ¡Qué bien se identifica Cristo con el sufrimiento de nuestro pueblo! Así parecen clamar muchas cosas, muchos tugurios, muchos en las cárceles y en el sufrimiento, muchos hambrientos de justicia y de paz. "¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?" No nos ha abandonado. Es la hora en que el Hijo de Dios va pasando con toda su carga de pecado por la obediencia que Dios le pide para poder perdonar esos pecados de la humanidad de donde derivan todas las injusticias, todos los egoísmos.

De nada hubiera servido una redención política como la esperaban muchos contemporáneos de los que salieron a encontrar a Jesús el Domingo de Ramos. Una liberación del yugo de Roma no hubiera sido la libertad verdadera porque hubieran caído bajo otros yugos. Los pueblos parecen no aprender la lección de estarse dominando y explotando unos de otros. Sólo hay un verdadero libertador: Dios que nos ha traído la liberación del pecado, donde tiene su raíz todo el malestar de los hombres. Por eso hay que comprender a Cristo identificándose con la humanidad doliente. Sintamos ahora mucha simpatía por Él y cuando lo vamos a acompañar con su cruz a cuestas, sudando sangre, llorando con lágrimas de un dolor casi sin esperanza en lo humano, pensemos en la situación misma nuestra, pero con una esperanza divina como la que Cristo quiere inspirarnos.
 

3º. UNA ALIANZA NUEVA EN QUE DIOS COMPARTE CON LOS HOMBRES LA GLORIFICACION DEL HIJO

Y por último, queridos hermanos, esa obediencia heroica hasta la muerte, que identifica a Cristo como el mismo pecado del mundo para ser castigado en la cruz, es la Alianza Nueva. Esta es la sangre que se derrama: alianza eterna y nueva para todos los hombres que quieran alcanzar el perdón. Es la glorificación que lo espera después de esta heroicidad de haber dado su vida por nosotros. Acabamos de escuchar en las dos lecturas, que después de pasar por esta kénosis humillante de siervo y muerto en la cruz, "Dios le dará un nombre sobre todo nombre, para que a su nombre se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos".

b) Este era Hijo de Dios. Y en el evangelio de San Marcos. que se ha leído en forma tan solemne hoy, hemos escuchado el testimonio de un pagano. EL soldado que debía dar testimonio de que ya estaba muerto; el centurión que le va a decir a Poncio Pilato y al pueblo entero y al mundo: "verdaderamente este era un Hijo de Dios". Cristo ha vencido, su humillación no ha sido un fracaso. La cruz es el camino para la glorificación y esta es la esperanza que yo quisiera que todos reflexionáramos en nuestra Semana Santa.

c) Nuestra participación: perdón... filiación divina... incorporación a Cristo... Iglesia. La Iglesia, esto es lo que esta trabajando, haciendo en el corazón de hombre un monumento a la esperanza. La Iglesia por eso no puede estar de acuerdo con las fuerzas que ponen su confianza sólo en la violencia. La iglesia no quiere que la confundan con liberaciones únicamente políticas y temporales. La Iglesia si se preocupa por esas liberaciones de la tierra y le duele los hombres sufridos, analfabetos, sin luz, sin techo, sin hogar. Pero sabe que allí no está únicamente la desgracia del hombre. Está más adentro, más profunda, en el corazón, en el pecado; y la Iglesia, por eso, al apoyar todas las justas reivindicaciones del pueblo las quiere elevar a liberarse de esa cadena que es el pecado, la muerte, el infierno. Y para decirle a los hombres que trabajemos por ser libres de verdad pero a partir del propio corazón: la libertad de los hijos de Dios, la que nos hace hijos de Dios, la que nos quita las cadenas del pecado para que en la Semana Santa celebremos juntos la alegría de nuestra Pascua.
 

VIDA DE LA SEMANA

Por eso, hermanos, la Iglesia, a la que me estoy refiriendo, es también una Iglesia concreta: nuestra Iglesia

La que he visitado en esas comunidades tan simpáticas de catequesis, como el domingo pasado en Oratorio Festivo Ricaldone, o ayer en el cantón El Pepeto o en San Antonio Abad.

O la convivencia de 200 maestros seglares de colegios católicos, que se reúnen para reflexionar qué significa la Semana Santa hoy, y cual es la misión de un maestro, hoy, aquí en El Salvador, dando su conciencia a una educación liberadora.

Es la comunidad de las vendedoras del Mercado Central que recuerdan el cuarto aniversario de la inauguración, con una misa de acción de gracias al Señor.

Unidos en el dolor, somos la Iglesia que llora la muerte de tantos hermanos. Principalmente pidiendo oración, hoy, por la mamá de un sacerdote: la mamá del P. Próspero Díaz, párroco de Candelaria, doña Mercedes Díaz, que murió en esta semana. Lo mismo que amigos que nos han pedido muchas oraciones por sus difuntos.

Es la Iglesia que va a ser testificada por religiosas, sacerdotes, catequistas, en diversas comunidades, para promover una Semana Santa que nos acerque más a Dios. Quiero felicitar y animar todos esos grupos misioneros que se destacan a nuestra campiña para llevar el mensaje de la cruz y de la resurrección. De manera especial y como un aviso, quiero decirle al cantón Mizata de la parroquia de Teotepeque: que llegarán tres religiosas mañana para anunciarles la Semana Santa, en la liturgia de nuestra Iglesia. Ojalá que el Mayordomo y los fieles, les den una acogida fervorosa.
 

AVISOS DE SEMANA SANTA

Es la Semana Santa que va a celebrar ese misterio aquí en nuestra Catedral. Esperamos que la radio pueda serviros mejor que hoy. Y que el Jueves Santo se comparta con la ceremonia de Catedral, a las 9 y media de la mañana, la misa de la consagración de los óleos, o sea, los sagrados aceites que servirán para administrar los sacramentos en toda la Diócesis. Por eso vienen sacerdotes de toda la Diócesis, porque ese día vamos a entregar también un mensaje que el Papa ha preparado para todos los sacerdotes del mundo; ya que ese día, Jueves Santo nació nuestro sacramento sacerdotal y renovamos, los sacerdotes, nuestro compromiso sacerdotal.

Por la tarde tendremos la celebración de la Institución de la Eucaristía, procesión al "Monumento". Por la noche a las 10.00 p.m. la Procesión del Silencio.

Los sacerdotes estaremos animando reflexiones para los que quieran llevar sus aparatos de radio o los que quieran organizar grupos de reflexiones en sus barrios, en sus hogares, en torno de esa noche tan rica de misterio. La noche en que Cristo fue tan humillado y ofreció por nosotros, el silencio de su pasión.

El Viernes Santo, a las 11 a.m. transmitiremos el Vía Crucis desde Catedral. A las 4.30 de la tarde, la liturgia del Viernes Santo; y desde la 1.30 de la tarde hasta las 9 de la noche, acompañaremos también por la radio, el Santo Entierro que sale de la iglesia del Calvario y que invita a todos a hacer una tarde de reflexión ante el Cristo que muere para poder arrancar aquel grito de agradecimiento de San Pablo: "me amó y se entregó a sí mismo, por mí".

Pero, ante todo, hermanos, yo quiero pedirles la más entusiasta colaboración para celebrar la Pascua. Este Cristo que ahora entra haciéndose siervo y humillándose hasta la muerte no lo vamos a dejar en el fracaso del Calvario, vamos a acompañarlo hasta el desenlace de su resurrección. Cantaremos los aleluyas de la Pascua aquí, en este mismo lugar, el sábado próximo, Sábado Santo a las 7 de la noche. Será la solemne Vigilia Pascual, en la cual hemos estado haciendo un llamamiento especial a la juventud.

Y cuando termine la Semana Santa, el Sábado Santo a las 7 de la noche, quisiéramos ofrecer a nuestra patria como regalo de la Iglesia, la mejor contribución para renovar la vida de nuestro país: no podemos continuar así, pero no habrá una patria nueva si no hay salvadoreños renovados por dentro con la fuerza de la redención de Cristo. Esta es la contribución de la Iglesia.

Yo quisiera hacer un llamamiento a todas aquellas organizaciones que se sienten liberadoras de nuestra patria por caminos muy distintos a la Iglesia, que en estos días, dediquen unos momentos a la reflexión. Que por favor no vayan a ocupar el lenguaje de la Iglesia que quiere transmitir esto que yo les he dicho hoy tan claramente: la liberación del pecado. No lo vayan a confundir manipulándolo para sus fines específicos de liberaciones de la tierra. Que no se aprovechen las procesiones de Semana Santa para anunciar otras liberaciones que no son las que la Iglesia predica.
 

PENSAMIENTO FINAL

Les invitamos a todos. Tratamos de comprender a todos. Sepan comprendernos también a nosotros. Sepan comprender el lenguaje de la Iglesia, que en la Semana Santa es tan claro con un Cristo humillado hasta la cruz. Violento sí, pero para sí mismo, para dar su vida por los demás y no para quitarla a los demás. Un Cristo que se entrega nos hace reflexionar el verdadero camino de salida de este callejón de la patria: no puede ser otro más que el amor de Cristo, salvación del mundo.

Imitémoslo, queridos hermanos, y que este Domingo de Ramos, entre las palmas que se agitan por el triunfo de Cristo entrando a San Salvador, sea todo un poema de esperanza de que El Salvador ha puesto en Cristo, toda su esperanza y le dice: en ti señor, hemos confiado y no quedaremos confundidos. Así sea...

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