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Se impone un nuevo modo de ser

Pedro CASALDÀLIGA


 

Hermanas, hermanos, compañeros de camino: otra vez nos encontramos en la palabra, hecha carta circular y en la Palabra, hecha carne, historia, vida.

A medida que el círculo de las amistades solidarias se ensancha, la circular ha de hacerse, necesariamente, menos casera; pero todos podemos irnos haciendo más generosamente universales.

A todas y todos un abrazo con mucha amistad, en medio de los comunes desafíos y bajo la común Esperanza.

 

Este año ha crecido la marea amarga de las protestas y reivindicaciones contra la exclusión, la corrupción y la violencia y simultáneamente la otra marea clara de la ética, la participación y la solidaridad.

«Clamor, clamor, clamor por la vida» había sido la consigna de la III Asamblea General de la Asociación de Teólogos del Tercer Mundo. «Etica: persona y sociedad" fue el documento central de nuestra CNBB. El papa nos proponía, como referencia incuestionable, «El esplendor de la Verdad».

Cuando se habla tanto de ética es porque la ética nos está haciendo mucha falta, comentaba el cardenal Martini, de Milán. La ética, efectivamente, pasó a ser para nuestra sociedad una «dimensión perdida»; y sin ella no hay Sociedad Humana posible.

Estoy leyendo y meditando el libro de José Ignacio González Faus «Proyecto de Hermano». González Faus tiene la ventaja de ser a un tiempo filósofo, teólogo y periodista, y su grueso volumen se hace leer con gusto. Pensaba yo: Un proyecto universal de Fraternidad ¿no sería el único proyecto válido de Humanidad?

Utopía ¿cómo no? Sin utopía /la vida no vale la pena/ ni la alegría. Oscar Wilde afirmaba, con más razón que un santo padre, que «un mapamundi donde no constase el lugar (sin lugar) de la Utopía, no merecía ser mirado una segunda vez».

 

Acontecimientos, estadísticos y propuestas han subrayado -en positivo y en negativo- la actualidad de esos sueños.

Del 14 al 25 de junio se celebró, en Viena, la CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, con la representación de 171 países. «Fue la cumbre de las ocasiones perdidas», según Pierre Sané, secretario general de Amnistía Internacional; tuvo algo de «Babel», como se ha escrito; pero fue un espacio, y las ONGs pudieron, encontrarse y hacerse oir con la denuncia concreta frente «al lenguaje diplomático y aséptico de representantes oficiales de la Conferencia».

En Brasil se ha lanzado -bajo el patrocinio de diferentes entidades- la «cartilla» que recoge las propuestas de la Conferencia Internacional: Tierra, Ecología y Derechos Humanos, celebrada en Vitoria, Espírito Santo, en mayo de 1992, con la participación de 150 delegados de todo el mundo.

Las Naciones Unidas han convocado, para mayo de 1995, en Copenaghe, a la Conferencia Mundial en la Cumbre para el Desarrollo Social. Y, en este contexto, un conjunto de ONGs crearon, en abril de 1993, la «Alianza de la gente», con el fin de potenciar mejor la participación de la sociedad civil en esta iniciativa de la ONU.

En todo caso, los Derechos Humanos se han puesto de actualidad en la conciencia y en el programa de muchas personas y entidades. Y ya no se trata sólo de aquellos derechos de los casos excepcionales (presos políticos, torturas, desaparecidos...) sino de los comunes, diarios, vitales Derechos Humanos de todos los hombres y mujeres de la Tierra.

Las mismas Iglesias están asumiendo los Derechos Humanos, en principio, como piedra de toque de su pastoral. Se habla incluso, en ellas, de «el Evangelio de los Derechos Humanos». Para la Iglesia Católica en América Latina, Santo Domingo se poseciono abiertamente en la proclamación y en la defensa de los Derechos Humanos.

A fines de setiembre, expertos de 18 naciones latinoamericanos se reunieron, en Quito, Ecuador, en un simposio bajo el lema «Democracia versus corrupción». Las caídas de Collor, de Andrés Pérez y la mala facha de otros varios estadistas, la CPI de la corrupción a que estamos asistiendo, indignados, en Brasil, y en todo ese maremoto continental y mundial de saqueo del erario público y de tráfico de influencias y drogas y armas o de manipulación de las informaciones y de la ciencia y de la técnica... es más que suficiente para que el simposio no se quede en Quito. Brasil, nuestra América, el Mundo están llamados a realizar un simposio no de palabras sino de hechos contundentes contra la corrupción.

La entrada en la Democracia -con mayúscula, la pobre, para ver si crece- no ha significado para nuestra América vapuleada un ingreso en la vida y en la verdad. Hemos pasado del autoritarismo militar al autoritarismo civil, de la dictadura militar a la dictadura económica. Y estamos de elecciones, con muchos interrogantes: 15 países del Continente van a realizar elecciones mayores, en estos 14 meses -final del 93 y todo el 94-, cuando la política y los políticos gozan de tan mala fama. La Democracia nos ha nacido agusanada. «El principal problema que afronta América Latina -sostenía Clovis Rossi- es que sus poblaciones identifiquen la democracia política con la miseria y la corrupción».

Amnistía Internacional definía la situación de Venezuela como «eclipse de los Derechos Humanos». Podría decirlo desgraciadamente de otras muchas naciones de la tierra. Porque en más de 60 países millares de civiles han sido asesinados o «desaparecidos», desde enero de 1992. Esos asesinatos o desaparecimientos, según Amnistía, han aumentado durante la última década «en proporciones alarmantes». Y las investigaciones de Amnistía demuestran que la aplicación del terror «está sumamente organizada, extremamente centralizada». Como «terrorismo de Estado,170> se ha calificado esa situación.

 

Pero hay otro modo, más moderno, plenamente neoliberal, de asesinar o hacer desaparecer. Por exclusión programada, por hambre mortal.

De 30 a 40 millones de seres humanos mueren anualmente por desnutrición. El 60% de la población mundial pasa hambre. 200 millones de latinoamericanos han caído en el empobrecimiento total. Nuestra Deuda Externa latinoamericana es de 430 «billones» de dólares. El mundo está viviendo el mayor desplazamiento humano masivo de toda su historia. 35 millones de personas están refugiadas o son clandestinas en sus propios países. Desde abril de 1992 el genocidio del pueblo Bosnio sobrepasa los 140.000 muertos. Haití, Somalia, Angola, Liberia, Sudán, Nicaragua, Guatemala, Timor... han dejado incluso de ser noticia de interés. Hay países excluidos del mapa neoliberal.

«Europa, como realidad y como idea, está muriendo todos los días en Sarajevo. Habrá muerto completamente cuando toda la población de la ciudad haya sido exterminada», escribía Susan Sontag. ¿Habremos de decir de la Humanidad entera eso que se dice de Europa?

Conocemos las causas y los mecanismos. Hoy, sin contrincantes, el capitalismo neoliberal: «una economía sin sociedad», según Don Vital Wilderink; el folleto del Sector de Pastoral Social de la CNBB. La exclusión de la inmensa mayoría y el privilegio de una minoría insensible. Bajo la férula deshumana de esas instituciones que rigen omnipotentemente los procesos económicos mundiales: el Banco Mundial, el FMI y el GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles). «Los Estados han de prestar cuentas a estas entidades -escribe Julio de Santa Ana, nuestro entrañable asesor-; pero ¿a quién prestan cuentas el FMI, el Banco Mundial y el GATT?»

Al sistema y a esas entidades maléficas no les falta la colaboración, sumisa e interesada, de muchos de nuestros políticos, militares, industriales y banqueros, diariamente; ni la impunidad, la violencia, el individualismo, el consumismo o la ley de la ventaja, generalizados, como una epidemia social.

 

SE IMPONE UN NUEVO MODO DE SER, personal, familiar, social, político, económico, espiritual. «Un nuevo modo de ser Iglesia» quieren ser las CEBs. Un nuevo modo de ser Humanidad deberíamos querer ser todos y todas. Reaccionando, juntándonos, haciendo. «La sociedad civil debe dejar de ser un mito y convertirse en realidad», ha escrito alguien oportunamente.

«Cristianisme i Justícia», de Barcelona, editó dos opúsculos, casi consecutivos, que podrían ser un programa saludablemente provocador: de «El abismo de la desigualdad» pasar para la «Democracia económica -Propuesta de un socialismo eficaz».

Betinho (Herbert de Souza), esa especie de ángel escuálido de una cotidiana Navidad que nos ha enviado el Señor, proponía, en una entrevista, estos cinco principios de acción:
- «Todos somos responsables de todo
- Es necesario pensar mundialmente, pero actuar localmente
- Sólo se puede propagar una idea (ético-política) viviendo de acuerdoconlamisma
- El proceso es también el objetivo
- Los medios deben ser tan dignos como los fines
- Lo que no se haga aquí y ahora no crea otro estado de mundo»

La Acción de la Ciudadanía contra el Hambre y la Miseria y por la Vida, ideada por Betinho precisamente, es mucho más que una colecta de cestas básicas y es una lucha mayor que la lucha puntual contra el hambre. Desenmascara, cuestiona, compromete. Resitúa problemas y valores preteridos. «El sentimiento de solidaridad -explícita el Informe INESC- se está contraponiendo al de la violencia; la correcta y transparente utilización de los recursos públicos a la corrupción; la descentralización y la libre utilización de la creatividad a la centralización y a la burocracia». Sin que por eso se dispensen ni la Justicia pública ni el Estado como un todo de representación y gerencia ni un verdaderamente «Nuevo» Orden Mundial...

  • La Segunda Semana Social, organizada por la CNBB, y que se viene realizando por regionales de la misma, para confluir en una gran Semana Nacional, asume como tema y objetivo «Brasil: alternativas y protagonistas». Lo alternativo popular creativo frente a lo oficialmente impuesto y aniquilador de vidas y oportunidades, apelando para el emergente protagonismo de los excluidos y para un nuevo tipo de servicio, efectivado por los aliados/aliadas de esa excluida mayoría.

    El Comunicado de la 2ª Semana Social Cearense expresaba así la propuesta: «Las relaciones de trabajo serán orientadas por la justicia. Los planos económicos estarán orientados hacia el pequeño productor, el consumidor y los pequeños negocios. Las empresas y los servicios públicos serán controlados por la comunidad. Los servicios de educación y de salud serán accesibles a todos y juntarán el saber popular con el científico. Serán respetadas las diferencias étnicas, culturales, raciales, religiosas, sexuales y políticas. Tierra y agua serán bienes comunes, espacio y fuente de vida para todos». (A propósito de esa última aspiración es bueno recordar la afirmación «comunista» de San Ambrosio, en su «De Officiis Ministrorum»: «La naturaleza generó un derecho común y la usurpación creó el derecho privado»). Por lo demás, Isaías y el Apocalipsis firmarían, complacidos, esa propuesta cearense...

    En agosto de 1993 Rigoberta Menchú, nuestra Premio Nobel, embajadora de Amerindia, formulaba «los principios generales» de su actuación como «compromiso de lucha por la Paz» y «compromiso por una Nueva Etica». Esta Nueva Etica, subraya el manifiesto, «hace prevalecer el respeto a los valores colectivos sobre el individualismo, la solidaridad frente a la indiferencia, el respeto de la naturaleza ante su gran depredación».

    Yo he tenido la oportunidad, en varias ocasiones, de presentar la AGENDA LATINOAMERICANA '94 -editada en 22 países y en cuatro idiomas-, cuyo tema es precisamente «En el Espíritu de la Patria Grande». Y he venido insistiendo en estas ideas matrices:

    - La crisis de la Etica se traduce en una crisis de identidad/fidelidad; de utopía/esperanza; de verdad/transparencia/coherencia; de compromiso/militancia; de sobriedad/reparto/mutualidad; de convivencia/pluralismo/complementaridad. - No habrá ética pública si no hay ética personal. - No hay ética sin espiritualidad. - «En última primera instancia todos los vuelos -todos los impulsos espirituales- son el vuelo del Espíritu», escribimos en la Agenda.

    - Los Derechos Humanos son Derechos Divinos -intereses de Dios que se juegan en nosotros-. Hasta los más elementales y materiales de esos derechos: «Para el hambriento Dios tiene figura de pan» proclamaba el profeta Gandhi. El Hijo de Dios, según el Evangelio de San Mateo en su capítulo 25, está hoy sintiendo hambre en el estómago de 32 millones de hambrientos y hambrientas de Brasil, por citar un caso bien próximo.

     

    En medio de tanta crisis y sufrimiento, conmueve leer esta «buena noticia»: Con ocasión del Día Mundial de los Derechos Humanos -10 de diciembre-, «Climat Alliance» promovió manifestaciones de solidaridad, vinculado muy lúcidamente la preservación de las florestas con el respeto a los Derechos Humanos y la realización de la Reforma Agraria en los países del Tercer Mundo. Y en, la lejana Kenia de la Africa tan olvidada por el gran Mundo, el día 10 de diciembre, el «Green Belt Movement» plantaba 1800 árboles, en memoria del mismo número de muertos en la lucha por la tierra durante los 10 últimos años de Brasil.

     

    LA IGLESIA CATOLICA SE HA HECHO NOTICIA -más o menos polémica-con la edición en diferentes idiomas del nuevo Catecismo; con la encíclica «El Esplendor de la Verdad»; con el Sínodo Africano; y con la entrevista del papa, concedida a Jas Gawronski, para el libro «La Europa de Juan Pablo II». En Brasil, la CNBB -como la ONU- hace de 1994 el Año de la Familia.

    Novedad, sí y no. Tanto el Catecismo como la Encíclica reproducen la doctrina tradicional. Lo cual es totalmente justo, si el tono, el alcance y los interlocutores son siempre suficientemente actuales y universales.

    Un CATECISMO «universal» ha de ser muy universal para ser universal... El Tercer Mundo, nuestra América concretamente, no se han sentido muy atendidos, en ese Catecismo, en lo que se refiere a los desafíos de la inculturación, nuestras teologías, los nuevos ministerios, el empobrecimiento creciente y la opción estructural por los pobres.

    El cardenal arzobispo de Milán, Carlos María Martini, trazaba esta sabia confrontación entre el Evangelio y el Catecismo: «El Catecismo no se propone ser una actualización del Evangelio, porque el Evangelio, en sí mismo, es siempre actual; el Catecismo tampoco puede substituirlo. Pero el Evangelio y el Catecismo están unidos. El Evangelio, en su actualidad permanente, es insuperable. Y el Catecismo, en su función humilde y necesaria, adhiriendo a la contingencia histórica que, por ser irremediablemente efímera y por consiguiente fatalmente destinada a pasar, renace continuamente y exige su actualización, ante los cambios históricos».

     

    Con respecto a la ENCICLICA, quiero reproducir aquí la nota que me publicó el «Boletín Noticias» de la CNBB y que yo había redactado para el «Jornal do Comércio», de Recife, que tergiversó significativamente unas declaraciones mías.
    1. Subrayé la oportunidad de una palabra de alerta, por parte del papa, delante de la inmoralidad individual, familiar y pública.
    2. Nunca dije que no cumpliría la Encíclica.
    3. Habría preferido, en la misma, un tono más dialogante y estimulador y que se destacase, en ella, -de acuerdo con las encíclicas sociales del mismo Juan Pablo II- cómo las diferentes situaciones socio-económicas posibilitan o condicionan la vida moral.
    4. Condené explícitamente el aborto como crimen, pero pedí comprensión hacia las personas que abortan en situaciones de extrema pobreza o violencia.
    5. Recordé que no se pueden equipar la práctica del aborto con el uso de la píldora y que muchos pastores y moralistas no condenan el uso de la píldora».

     

    El SINODO AFRICANO todavía dará mucho que hablar. Y ya ha causado mucha tensión. Desde luego, no parece un gesto feliz de inculturación el hecho de que se realice en Roma y no en Africa. Hay demasiado miedo a la corresponsabilidad y a la colegialidad o a las conferencias episcopales y a las teologías nativas. Lo cual es un modo de tenerle miedo a la verdadera catolicidad.

    Personalmente, pienso en este Sínodo, tan debatido, será -o debería ser- simultáneamente, mudadas las circunstancias y sin mimetismos de ninguna especie, un Medellín/Santo Domingo para Africa; quiero decir, una opción real, crítica y autocrítica, de la Iglesia por el Continente más empobrecido y más excluido del orbe y una decidida inculturación negra.

     

    Para el SINODO SOBRE LA VIDA RELIGIOSA son muchas y buenas las contribuciones que se vienen dando por parte de las Conferencias de Religiosos/Religiosas del mundo. Los teólogos de la CLAR reflexionaban, en diciembre de 1992, en Bogotá, acerca de las conclusiones de Santo Domingo sobre la Vida Religiosa en el Continente, y sus reflexiones me par- La Vida Religiosa, como carisma profético, suscitado por el Espíritu en la Iglesia a servicio del Reino en el Mundo.

    - Frente a una sociedad cada vez más empobrecida, por el sistema neoliberal que excluye a las mayorías.

    - De ahí surgen los seis grandes desafíos que la Vida Religiosa ha de asumir: 1) El mundo de los empobrecidos (países, masas desechable); 2) Inculturación; 3) El Evangelio de los Derechos Humanos; 4) Loa laicos /laicas y su protagonismo en la Sociedad y en la Iglesia; 5) La mujer, sin discriminaciones; 6) Participación y comunión socio-eclesial.

    - «Todo eso iluminado y sostenido por una Espiritualidad del Seguimiento de Jesús encarnada-profética-pascual, que inspire un servicio misericordioso en gratuidad y estimule nuestro ser misionero en disponibilidad».

    En agosto pasado se celebró, en Manila, un foro internacional sobre la Vida Religiosa, con representaciones de 28 países de todos los Continentes. Yo me solidarizaba con esos hermanos y hermanas de utopía evangélica y les escribía:

    «Hoy, más que nunca, si la vida Religiosa ha de tener algún sentido aún, debe ser «vida radical»: en la gratuidad de la pobreza, contra el neoliberalismo y el mercado total; en la donación de sí, despojada, contra el hedonismo, la xenofobia y el privilegio egoísta; en la docilidad a los signos del Tiempo y del lugar.

    Siendo testigos, asumiendo con entrañas de misericordia el sufrimiento del mundo, proclamando proféticamente la esperanza del Reino contra todos los poderes de la muerte.

    Caídas las «utopías» menores y la Iglesia replegada sobre sí, nosotros/nosotras debemos, humildemente, abrir veredas en la noche, hacer la guardia en la frontera, dialogar libremente con todos los gritos y todos los silencios de los hermanos y hermanas de Humanidad.

    Ayudarle a Dios a ser Dios, siempre Otro, siempre Mayor, siempre Mejor. Amarlo y anunciarlo y testicarlo macroecuménicamente. Y ayudar a los varios mundos humanos a ser un solo Mundo, humano de verdad: casa y familia del Dios Vivo (y de sus hijas e hijos); en la esperanza del Encuentro total».

    Según Comblin -siempre acertado en sus diagnósticos- la mayor parte de los religiosos/as, demasiado vinculados a las clases medias, todavía no han hecho opción por los pobres, en la práctica de su vida.

     

    De la ENTREVISTA DEL PAPA ya se ha destacado, con sorpresa para muchos aquella saludable advertencia que él dirige a los vencedores de hoy: «Los protagonistas del capitalismo a ultranza tienden a desconocer las cosas buenas del comunismo: la lucha contra el paro, la preocupación por los pobres y la cosa social... «Yo quiero destacar su hermosa confesión de pontífice evangelizador: «He comprendido lo que es la explotación y me he puesto del lado de los pobres, oprimidos e indefensos».

     

    La ONU ha declarado 1994 AÑO INTERNACIONAL DE LA FAMILIA, con el tema: «Familia: recursos y responsabilidades en un mundo en transformación». «De la familia nace la paz de Familia Humana» es el título del mensaje papal para el Día de la Paz de este año. La Conferencia de los Obispos Católicos de Brasil ha escogido también la Familia como tema de la CAMPAÑA DE LA FRATERNIDAD / 94, con el estimulante slogan: «¿Cómo va la familia?»

    La causa de la familia, en Brasil y en todo el mundo, es de una complejidad y de unas consecuencias abrumadoras. Según el estudio de la CNBB, en su texto-base para la Campaña, la familia brasileña (la familia mundial!) vive la mayor crisis de su historia. «Cuando la Iglesia -afirma ese texto-base- resuelve hacer una Campaña de la Fraternidad en torno a la familia, ella tiene conciencia de estar delante de una realidad fundamental para el mañana del Mundo y de la Iglesia. Tiene también conciencia de estar delante de uno de los tomos más desafiadores de este final de siglo».

    Hablando de Iglesia, ese «nuevo modo de ser» que se impone, necesariamente habrá de ser alternativo también. Intentará contestar, pero sin orgullo, y habrá de responder con coherencia. No puede quedar en un modo de decir apenas, ni puede negar con la vida lo que proclama con la palabra.

    La ECLESIALIDAD ALTERNATIVA no es una Iglesia alternativa. Como política o economía alternativas no significan necesariamente una Sociedad alternativa, fuera de la Sociedad. El fermento es útil sólo dentro de la masa. Pedirnos a nosotros mismos -primero, a nosotros mismos- «un nuevo modo de ser Iglesia» es expresar, con términos nuevos, la vieja conciencia de la Iglesia de tener que ser «semper renovada».

    Más o menos todos intuimos, en la sinceridad del corazón, por donde irían las veredas de ese «nuevo modo de ser Iglesia». Y el teólogo Demetrio Velasco ha conseguido definirlo, para Europa, en la «XIX Semana de Pensamiento Cristiano y Diálogo», de Bilbao, con unos rasgos que yo alargo para América Latina: Ser una Iglesia que apuesta por una cultura de la solidaridad y que opta incontestablemente por los empobrecidos y sus causas.

    - Construir la unidad de las Iglesias del Continente, contribuir al intercambio con otros Continentes y potenciar decididamente el Ecumenismo.

    - Renunciar a las viejas fronteras (estructuras, intereses, desconfianzas) y apostar por una inculturación que afirme la identidad desde la diferencia.

    - Asumir el reto de la modernidad y aportar las virtualidades que la especificidad del cristianismo tiene para criticarla, profundizarla y humanizarla.

    - Apostar abiertamente por la democratización de la vida y también por la democratización de la Iglesia.

    - Ofrecer una visión de la vida no colonizada por la peor tradición de la racionalidad occidental.

    - Responder a las exigencias de la hora y del lugar, para ayudar en la construcción de una «casa común» latinoamericana y mundial.

    Seis noticias importantes quiero compartir con vosotros, porque son causas nuestras y se que os interesan en esta común tarea de la solidaridad.

     

    El pasado mes de octubre tuvimos, una vez más, el ENCUENTRO DE OBISPOS LATINOAMERICANOS, con la participación de hermanos evangélicos también, y que es encuentro, curso, convivencia, oración. Este año François Houtart, de Lóvaina, nos ayudó a analizar la actual dinámica del campo religioso en América Latina y Caribe. Y Philip Potter, ex-secretario del Consejo Mundial de Iglesias, nos presentó la situación actual del cristianismo en la «oikoumene», frente a la mundialización de la economía y la vida amenazada de los pobres. Julio de Santa Ana nos deseñó la coyuntura latinoamericana, en general. Con Don Demetrio Valentini, José Oscar Beozzo, Carlos Palacio y Pablo Süess, estudiamos en Santo Domingo, en su contextualización, con sus ejes fundamentales y los desafíos de la inculturación. Y Marcio Fabri dos Anjos nos ayudó a analizar la encíclica «Veritatis Splendor».

     

    El 23 y el 24 del mismo mes de octubre participé de las conmemoraciones del CENTENARIO DE CANUDOS. Con otros 7.000 romeros aproximadamente, en un clima de mucha fe y compromiso. Se estaba recuperando la memoria y la verdad de Canudos, constantemente tergiversadas por la historia oficial y por la literatura, miope o tendenciosa-, junto al estanque Corobobó, fluctuante sepulcro azul de resucitados, o recorriendo caminos y lomas, datos y nombres, sentimos la actualidad de Antônio Conselheiro y sus seguidores, la validez de su aventura.

    Canudos no fue una tragedia de fanatismos. No quiso ser «la guerra del fin del mundo»; quería ser «la guerra del fin del hambre»... Fue una gran comunidad social y cristiana, de más de 25 mil personas (cuando Salvador, la capital de Bahia, no sobrepasaba los 50 mil habitantes). Fue Canudos el primer gran campamento de los sin-tierra, después del Quilombo de Palmares. Una experiencia alternativa de convivencia igualitaria, de trabajo compartido y de producción. Fue una constatación, heroica frente a todos los poderes de los grandes, de la viabilidad del Nordeste de los pequeños.

    Provocándola, preguntaba yo a Dona Zefinha, descendiente de una familia de legítimos canudenses:

    -¿En Canudos había «coronel» (cacique, mandón, terrateniente)?

    Y ella, peinando los largos cabellos y la larga memoria, me respondía, dignísima:

    - «Em Canudos, meu filho, coronel só Deus, o Conselheiro e todos!»

    Y Canudos sigue... ¡Hay muchos Canudos construyéndose! Quiero recomendar a los interesados en un libro, que considero fundamental, para conocer el alma de Canudos: «Só Deus é grande», del P. Alexandre Otten, en Edições Loyola, São Paulo.

     

    Terminado el año 1993, Año Internacional de los Pueblos Indígenas y plazo límite para la DEMARCACION DE LAS TIERRAS INDIGENAS EN BRASIL, más de 200 áreas están aún por demarcar y la mayor parte de la áreas demarcadas continúan invadidas o agredidas.

    En nuestra región los indios Tapirapé urgen la devolución de sus tierras de Urubú Branco, ahora en manos de una hacienda. Y los indios Xavante postulan el regreso a la Suiá-Missú, de donde fueron deportados en la década de los 60. De esa reivindicación de los Xavante ha surgido el conflicto que todos vosotros conocéis. La «portaria» del Ministro de Justicia, Maurício Corrêa, firmada el día 30 de setiembre último, está ahí, esperando su cumplimiento. Entretanto, políticos, «fasendeiros» y otros interesados de la región y del Estado de Mato Grosso han incentivado la invasión de esa área Xavante y vienen soliviantando los ánimos contra la Prelatura y su obispo.

    Donde ha abundado la calumnia y la intriga, ha sobreabundado la fraternidad. Quiero aprovechar esta circular para agradecer las muchas manifestaciones de solidaridad que estamos recibiendo, del país y del exterior. Y comunicados que seguiremos defendiendo el derecho primero de los indios Xavante a sus tierras; así como defenderemos también, porque siempre lo hemos hecho, el derecho de los legítimos labradores a una tierra, en la mucha tierra que Mato Grosso y todo Brasil tienen esperando ser compartida y trabajada.

     

    En B'okob', Chimaltenango, de Guatemala, se celebró, en mayo pasado, la PRIMERA CUMBRE DE LOS PUEBLOS INDIGENAS. Ese encuentro forma parte de las conferencias satélites de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, de Viena. Un segundo encuentro tuvo lugar en octubre, en Oaxtepec, México.

    Cuatro resoluciones importantes se tomaron, en la reunión de B'okob':

    - Establecer la Década de los Pueblos Indígenas, de 1994 a 2003.

    - Reafirmar el derecho de los Pueblos Indígenas a su desarrollo político, económico, social y cultural, con base a su plena participación en la toma de decisiones y en su autodeterminación.

    - Integrar el Alto Comisionado de los Pueblos Indígenas, para vigilar el respeto a los derechos de estos mismos pueblos.

    - Declarar el 10 de diciembre de cada año «Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo».

     

    «¿Se estará gestando un nuevo sujeto histórico?», se preguntaba Giulio Girardi, en un estudio sobre «El Movimiento Continental Indígena, Negro y Popular de Abia Yala». Me atrevo a responder que sí y más. Por lo que hace a los Pueblos Indígenas no se trata sólo de «un nuevo sujeto histórico», sino de un sujeto «nuevo», combativo, acumuladamente consciente de su historia y de sus derechos y celoso de su alteridad. Lo cual puede decirse también, con otras modalidades, del Pueblo Negro del Continente Americano.

     

    DON SAMUEL RUIZ, obispo de San Cristóbal de las Casas y presidente del SICSAL -«Secretariado Internacional de Solidaridad con América Latina, Oscar A. Romero»-, con su equipo pastoral y toda su Iglesia, tantas veces perseguidos, están pasando por una prueba más. Oro bueno, mucho crisol. Una prueba absurda, por otra parte. Después de una incansable lucha en la pastoral indígena de Chiapas, de México y del Continente y con una trayectoria episcopal, mundialmente reconocida, Don Samuel fue «invitado», por el nuncio del papa en México, a renunciar a su diócesis. El propio episcopado mexicano ha demostrado su extrañeza y su solidaridad, y de todo el mundo les están llegando a Don Samuel y a su Iglesia las más inequívocas expresiones de amistad y de aplauso.

    Uno espera que todo eso termine en un simple incidente, diplomáticamente lamentable(!).

    Por mi parte, me sentí en el deber colegial y en la necesidad fraterna de escribir al cardenal Bernardino Gantin, prefecto de la Congregación para los obispos. En esa carta le decía:

    «... A muchos nos ha sorprendido profundamente el procedimiento injustificable con que se le ha querido (a Don Samuel) retirar de su diócesis. Un nuevo sufrimiento para nuestra Iglesia de América Latina, un nuevo escándalo para la opinión pública y una nueva sospecha acerca de la autenticidad de los procedimientos vaticanos.

    Hemos acompañado muy de cerca la vida de Don Samuel, su trabajo apostólico, las persecuciones que él y sus agentes de pastoral han sufrido y las intrigas políticas que de mucho tiempo vienen intentando manchar el nombre de ese pastor, tan benemérito para la Iglesia, en México y en toda nuestra América.

    Don Samuel Ruíz es hoy en día la personalidad eclesiástica de mayor credibilidad entre los pueblos y organizaciones indígenas y dentro de la pastoral indígena e indigenista de todo el Continente.

    Los pobres, y particularmente los indígenas de Chiapas y los refugiados indígenas de Guatemala, son sus mejores testigos.

    Su última carta pastoral, «En esta hora de Gracia», con motivo del saludo del papa Juan Pablo II a los indígenas del Continente, refleja muy justamente el espíritu y la práctica de la Iglesia de San Cristóbal de las Casas y de su buen pastor, Samuel Ruíz...»

     

    Dos notas editoriales.

    La Colección «Teología y Liberación», tan contestada y tan benéfica, ha retomado nuevo impulso, por parte de la Editorial Vozes y del CESEP y va a completar indefectiblemente todos sus compromisos. Alguien, no ha mucho, con mitra y con frivolidad, afirmaba que la Teología de la Liberación ya se había acabado. Otros muchos pensamos que mientras haya Evangelio y Pobres y Fe cristiana, en nuestra América -por lo menos- la Teología de la Liberación seguirá vigente y desafiadora.

    Quiero recordar -publicitariamente- que a esa Colección pertenece el volumen «Espiritualidad de la Liberación» que escribimos José María Vigil y yo. En mi Cataluña -que no sólo comerciante- 50 especialistas acaban de levantar un verdadero monumento bíblico y ecuménico: La «Biblia Catalana Interconfessional» (BCI), iniciativa de la «Asociación Bíblica de Catalunya», de las «Societats Bíbliques Unides» y de la Editorial «Claret».

     

    Aquí, en casa, en la Prelatura quiero decir, seguimos, con las monotonías y las novedades diarias. La Hermana Irene Franceschini - la «tía» Irene de todos- celebró, en agosto, cercada de cariño, de gratitud y de música, sus 50 años de Vida Religiosa. De entre los veteranos, nos van a dejar -para seguir siempre muy unidos a nosotros- el P. Clelio Boccato, generoso y batallador, tan dedicado a los marginados de la tierra y el P. Manuel Luzón, operario de primera hora, fidelísimo o compañero, bueno como la «rapadura» de Canabrava. Nuestro pintor Cerezo Barredo ha creado, en Luciara, otra gran muestra de su arte con un mural espléndido dedicado al Magnificat de María. En al comunidad de Macuco, Antonio Adelino Porto fue consagrado al Ministerio de la Comunidad, y él va a ser el primero de una larga serie de ministros y ministras de ese Ministerio, laical, comunitario, popular, que esperamos incentivar cada día más entre nosotros, porque creemos que es la versión más actual y menos «clerical» del diaconato. Entre febrero y marzo, con la ayuda de Dios, estaré otra vez en México, para la Asamblea de nuestro SICSAL y visitaré la Centroamérica querida. Y vamos a empezar ya los preparativos para la celebración de los 25 años de nuestra Iglesia -entre 1995, bodas de plata de la Prelatura, y 1996, vigésimo aniversario del martirio del P. Joao Bosco-. Queremos que este jubileo sea de espiritualidad, de misión y de organización, renovadas.

     

    Termino.

    «Guiados por el Evangelio, caminemos juntos por el camino de la nueva vida hacia la fiesta de la nueva tierra de Dios», reza el mensaje navideño que me envían los monjes benedictinos del Priorato de Weston, USA.

    «Canta y camina», exhortaba San Agustín, mientras se venía abajo el Imperio Romano.

    Cantemos y caminemos, que otros imperios se vendrán abajo también. Mientras el Reino prosigue.

     

    Pedro Casaldáliga, obispo de São Félix do Araguaia, Mato Grosso, Brasil. En el año nuevo de 1994.





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