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Era tan pobre que lo único que tenía era dinero

Lucas 16, 19-31

Juan Carlos JUÁREZ


 

Había en El Salvador un hombre que quería ser rico y deseaba vestirse con ropa finísima diseñada por famosos para famosos; También deseaba comer regiamente, participar en grandes banquetes, organizar grandes comilonas. Deseaba codearse con gente de la oligarquía e incluso emparentarse con ellos. Soñaba casarse con una hija de una de las 14 familias más ricas de El Salvador.

Para realizar sus sueños empezó a querer poner ORDEN y empezó a reprimir a las organizaciones de obreros y campesinos que exigían un minimun vital para sus futuros Lázaros. Por último fundó un partido político de ultraderecha para favorecer en todo a los oligarcas.

Había también un pobre llamado Lázaro, todo cubierto de tatuajes. Vivía con su abuelita, ya que su papá había sido asesinado por unos escuadrones de la muerte durante la guerra y su mamá hace años había emigrado para el norte y había sido violada y asesinada en su paso por México hacia la USA.

Lázaro cubierto de penas y tatuajes pertenecía a una mara (pandilla) de esas que se habían formado después de la firma de los tratados de la seudo-paz´, sobrevivía en las zonas marginales en las orillas del Río Acelhuate junto a la colonia San Francisco, en donde habitaba el futuro rico ex-militar.

Lázaro tenía muchas ganas de disfrutar algunas cosas que los demás tenían. Había deseado ir a alguna escuela, aunque sea publica, pero no tenía ni para pagar las cuotas voluntarias ´obligatorias´; deseaba comer aunque sea un tiempo con frijoles; O al menos deseaba pasear libremente por Metrocentro sin que los demás lo vieran con desprecio y deseaba que los policías no lo persiguieran sin cometer ningún delito, (solo por el hecho de pertenecer a una pandilla) para aplicarle el ´ plan mano dura contra los pandilleros. Y cuando se quedaba dormido en la calle, a causa de hueler pega (pegamento para zapatos), hasta los perros llegaban a mearse junto a él.

Pues bien, un día el pobre Lázaro amaneció degollado por una pandilla contraria. Vinieron unos Ángeles y fue llevado hasta el cielo cerca de Monseñor Romero.

El otro cuando murió ya tenía mucho dinero. Murió de cáncer en la garganta (Yahvé así lo quiso) Cáncer a causa de tanto blasfemar contra los Profetas y contra el Pueblo de Dios. Y lo sepultaron con gran pompa en el cementerio de los ilustres.

Estando en el infierno en medio de tormentos y sufrimientos, aquel pobre rico, levanta los ojos y ve muy lejos a Monseñor Romero y a Lázaro riendo y hablando muy felizmente.

Entonces en su desespero grita: "San Romero de América, ten piedad de mí, y manda a ese pandillero que se moje la punta de un dedo, para que me remoje la garganta, porque ya no aguanto este tormento".

Monseñor respondió: "Hijo, acuérdate que tú querías tener mucho dinero y lo obtuviste. Quisiste formar un partido político para ser recordado como un héroe por muchos, y lo lograste, en fin, casi obtuviste todo lo que te propusiste y engañaste a muchos.

Sin embargo Lázaro solo recibió males, desde que nació hasta que subió al cielo.

Ahora él aquí encuentra consuelo y tú en cambio tormentos por una eternidad.

Sepas que por eso existe un gran abismo entre ustedes y nosotros (como el que hay en la tierra). Para que nosotros aquí, aunque quisiéramos ir a consolarlos allá no podamos y para que ustedes sin méritos puedan venir aquí. Para que ustedes no puedan atravesar de allá hacia aquí".

Contestó aquel: "Entonces te ruego Monseñor, que mandes a Lázaro donde mi familia; donde están los que siguen mi pensamiento; donde están los que me toman como un ídolo en el partido que fundé; donde están los que siguen mintiendo y oprimiendo al pueblo; donde los injustos para que Lázaro les advierta y no tengan que pasar por esto como yo"

Monseñor contestó: "En El Salvador tienen a los profetas que domingo a domingo, pasan y se reúnen en La Cripta de Catedral, para anunciarles y denunciarles como yo, el mal que hacen. A ellos que escuchen. En Latinoamérica hay muchos que como yo, han tomado como bandera la Opción Preferencial por los Pobres. A ellos que escuchen". "No Monseñor - dijo aquel - si uno de entre los muertos los va a visitar, se arrepentirán y cambiará El Salvador y Latinoamérica, ya que otro El Salvador es posible"

Pero San Romero le dijo: "Si no escuchan lo que yo les advertí, y si no escuchan a los Profetas que hay por toda Latinoamérica, no lo creerán. Porque yo, ya Resucité en mi Pueblo"

 

Juan Carlos Juárez

El Salvador

 


 



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