Natividad del Señor

25 de diciembre


Formulario I

Formulario II

Formulario I

 

Introducción:

Dios se ha acercado a los hombres de una manera definitiva al enviarnos a Jesús. El nacimiento de Jesús es una luz que continúa iluminándonos hoy (1ª lect.). Nos unimos a toda la creación para dar gracias al Señor (sal.). A pesar de la pequeñez del signo, adoramos con fe y confesamos que Jesús es el Salvador del mundo (ev.).

 

PRIMERA LECTURA

Un hijo se nos ha dado

Monitor:

Cuando nace un niño es como si se iluminase la tierra. Hay una gran vida en el mundo. Los padres, familiares y amigos celebran una alegre fiesta.

La lectura que vamos a escuchar nos habla de luz en la noche, de alegría, gozo y paz. ¿Por qué?

Porque nos ha nacido un niño que trae la paz. Porque Dios nos ha dado a su Hijo Jesús. La tierra ya no está a oscuras.

 

Lector:

Lectura del libro de Isaías 9, 1-3. 5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas
vio una luz grande;

habitaban tierra de sombras,
y una luz les brilló.

Acreciste la alegría,
aumentaste el gozo;

se gozan en tu presencia,
como gozan al segar,

como se alegran
al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor,
y el yugo de su carga,

el bastón de su hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.

Porque un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado:

lleva a hombros el principado,
y es su nombre:

«Maravilla de Consejero,
Dios guerrero,

Padre perpetuo,
Príncipe de la paz».

Para dilatar el principado,
con una paz sin límites,

sobre el trono de David
y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo
con la justicia y el derecho
desde ahora y por siempre.

El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 11-12 (R.: Lc 2, 11a)

Monitor:

Damos gracias a Dios porque hoy ha nacido para nosotros el Salvador. Invitamos al cielo, a la tierra, al mar y a cuanto vive en ellos a cantar con nosotros al Señor.

 

Salmista:

R. Hoy nos ha nacido un Salvador.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.

 

O bien:


Nosotros no hemos amado a Dios, sino que él nos amó

Monitor:

Se nota que somos amigos de alguien y le amamos de verdad cuando le damos lo mejor de nosotros mismos y lo que más queremos. El amor que recibimos de otro nos pone contentos, alegres y con nuevas ganas de vivir. Vamos a escuchar la lectura de una carta de san Juan. Nos alegramos al saber que Dios nos dio a su Hijo Jesús para que por medio de él tengamos mucha vida. Así conocemos que Dios nos ama de verdad.


Lector:

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10

Queridos hermanos:

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Palabra de Dios.


Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6 (R.: 11a)


Monitor:

No queremos disfrutar solos de nuestra alegría. Por eso invitamos al cielo y a la tierra a proclamar con nosotros el amor maravilloso de Dios, que nos ha dado a su Hijo.


Salmista:

R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.

El Señor ha hecho el cielo;
honor y majestad lo preceden,
fuerza y esplendor están en su templo. R.

 

Aleluya Lc 2, 10-11

Os traigo una buena noticia, una gran alegría:
nos ha nacido un Salvador:
el Mesías, el Señor.

 

EVANGELIO

Os traigo una buena noticia: hoy os ha nacido un Salvador

Monitor:

Al acercarse el nacimiento de Jesús, María y José están de viaje. No tienen sitio en la posada. Cuando nace Jesús, María lo envuelve en pañales y lo acuesta en un pesebre.

De pronto en la noche se hace una gran claridad. Un mensajero de Dios anuncia a los pastores la Buena Noticia: un niño pequeño y débil trae a todos los hombres la vida y la paz verdaderas. Con la fe sencilla de los pastores adoramos a Jesús, el Salvador del mundo.

 

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.

Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.

También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.

Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.

El ángel les dijo:

—«No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontrareis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

—«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor».

Palabra del Señor.

 

Formulario II

 

Introducción:

Dios no abandona a su pueblo (1ª lect.). Expresamos nuestra alegría porque muestra su misericordia a todos (sal.). Alabamos a Dios, que eligió a los sencillos para que fuesen los primeros en recibir el anuncio de la salvación (ev.).

 

PRIMERA LECTURA

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

Monitor:

A veces estamos tristes porque los compañeros nos han hecho una faena. Nos da pena y esperamos que alguien nos eche una mano para hacer las paces.

Muchos años antes de nacer Jesús, las naciones vecinas de Israel destruyeron la ciudad de Jerusalén, que era la capital.

El pueblo estaba triste y desalentado. Entonces un profeta anuncia de parte de Dios una Buena Noticia. El Señor no abandonará a su pueblo. Vendrá y traerá la paz a todos los pueblos de la tierra.

 

Lector:

Lectura del libro de Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae la Buena Nueva,
que pregona la victoria,
que dice a Sión: «Tu Dios es rey»!

Escucha: tus vigías gritan,
cantan a coro,

porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,

que el Señor consuela a su pueblo,
rescata a Jerusalén;

el Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,

y verán los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4 (R.: 3a)

Monitor:

Hasta los lugares más alejados de la tierra han visto las maravillas de Dios. Por eso nos da alegría saber que el Señor se muestra lleno de misericordia con todos.

Salmista:

R. El Señor se acordó de su misericordia.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

O bien:


Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros

Monitor:

Nos gustaría ver a Dios. ¿Dónde podríamos encontrarle? En la lectura de la carta de san Juan escuchamos la respuesta: Dios está en nosotros cuando confesamos de corazón que Jesús, nacido entre los hombres, es el Hijo de Dios. Dios permanece en nosotros cuando sin miedo nos amemos unos a otros, porque Dios es amor.

Lector:

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 11-18

Queridos hermanos:

Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.

A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

En esto conocemos que permanecemos en él, y el en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.

Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.

Palabra de Dios.

 

Salmo responsorial: Salmo 71, 1-2. 12-13

Monitor:

Muchos israelitas esperaban un rey justo y defensor de los pobres. Hoy cantamos la misericordia eterna del Señor que nos envió a Jesús, el amigo de los pobres, el Salvador de todos los pueblos.

 

Salmista:

R. El Señor es bueno y su misericordia es eterna.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

Porque el librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

 

Aleluya Lc 2, 14

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.

 

EVANGELIO

Los pastores encontraron a María y a José, y al niño

Monitor:

Las grandes noticias del mundo son conocidas en primer lugar por las autoridades. Después ellas autorizan su difusión y llegan a nosotros por medio de la prensa, la radio o la televisión. Dios tiene otro modo de proceder. La gran noticia del nacimiento de su Hijo no la comunicó a las autoridades, sino a los pastores, que eran gente sencilla y pobre. María medita en su corazón estos modos de hacer tan distintos a los nuestros. Dios aparece en un niño y es amigo de los pobres. Los pastores dan gloria y alaban a Dios.

 

Sacerdote (o diácono):

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 15-20

Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:

—«Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor».

Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

Palabra del Señor.