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Rejuvenecer como águilas

2004-12-31


  Más que hacer un balance de 2004 es importante mirar hacia dentro de nosotros mismos e identificar las energías que necesitamos para enfrentar los desafíos de 2005. Pensando en esto, me acordé de un mito de la antigua cultura mediterránea sobre el rejuvenecimiento de las águilas. De tiempo en tiempo, reza el mito, el águila, como la fénix egipcia, se renueva totalmente. Vuela cada vez más alto hasta llegar cerca del sol. Entonces las plumas se incendian y toda ella comienza a arder. Cuando llega a este punto, se precipita desde el cielo y se lanza cual flecha en las aguas frías del lago. A través de esta experiencia de fuego y agua, la vieja águila rejuvenece totalmente. Vuelve a tener plumas nuevas, garras afiladas, ojos penetrantes y el vigor de la juventud. Seguramente este mito constituye el sustrato del salmo 103 cuando dice: «El Señor me rejuvenece como un águila».

Fuego y agua son opuestos, pero cuando se unen se convierten en poderosos símbolos de transformación. El fuego simboliza el cielo, la conciencia y las dimensiones masculinas en el hombre y en la mujer. El agua, por el contrario, la tierra, el inconsciente y las dimensiones femeninas en el hombre y en la mujer. Pasar por el fuego y por el agua significa por lo tanto integrar en sí los opuestos y crecer en identidad personal. Nadie que pasa por el fuego o por el agua permanece intocado. O sucumbe o se transfigura, porque el agua, lava y el fuego, purifica.

El agua también nos hace pensar en las grandes crecidas que con su fuerza se llevan todo, especialmente lo que no tiene consistencia y solidez. Son los infortunios de la vida. Y el fuego nos hace imaginar los hornos que queman y acrisolan todo lo que no es esencial. Son las conocidas crisis existenciales. Cuando hacemos esa travesía por la «noche oscura y temible», como dicen los maestros espirituales, dejamos aflorar nuestro yo profundo. Entonces maduramos para lo que es auténticamente humano. Quien recibe el bautismo de fuego y agua rejuvenece como el águila del mito antiguo.

Pero, dejando aparte las metáforas, ¿qué significa concretamente rejuvenecer como águila? Significa hacer morir todo lo viejo que hay en nosotros para que lo nuevo pueda irrumpir y ser integrado. Lo viejo en nosotros son los hábitos y las actitudes que no nos engrandecen, como la falta de solidaridad con los pobres, el desinterés por el bien común, el deseo de tener razón y ventaja en todo, el descuido de la basura, el desperdicio del agua y la falta de respeto hacia la naturaleza. Todo esto debe morir para que podamos inaugurar una forma sostenible de convivencia entre los seres humanos y con todos los otros seres de la creación. En una palabra, significa morir y resucitar.

Rejuvenecer como águila significa también desprenderse de cosas que en su día fueron buenas y de ideas que fueron luminosas pero que lentamente fueron quedando superadas e incapaces de inspirar el camino de la vida.

Rejuvenecer como águila significa tener coraje para volver a empezar y estar siempre abierto a escuchar, a aprender y a revisar. ¿No es eso lo que nos proponemos cada nuevo año? Que el año que mañana se inaugura sea la oportunidad de preguntarnos cuánto de gallina -que no quiere otra cosa que escarbar la tierra- existe en nosotros, y cuánto de águila tenemos todavía, dispuesta a rejuvenecer y a enfrentarse valientemente a los tropiezos y a las crisis de la vida.

¡Que el Spiritus Creator nunca nos falte!

 

Leonardo Boff




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