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La vuelta del padre

2004-09-03


  Si es cierto que se da un eclipse de la figura del padre en la sociedad moderna, también lo es que hay una nostalgia por su vuelta, testimoniada ya hace siglos por Telémaco, hijo de Ulises, en la Odisea de Homero: «Si aquello que los mortales más desean pudiese ser conseguido en un abrir y cerrar de ojos, la primera cosa que yo querría sería la vuelta del padre». Curiosamente, esta vuelta es augurada por el Cristianismo, en una página memorable de San Lucas al hablar de la vuelta del padre hacia el hijo pródigo.

Para comprender esta vuelta del padre, importa situar la parábola en el ccontexto de la práctica y de la propuesta de Jesús. Es un dato históricamente segurado que Jesús andaba entre personas de mala compañía y que comía con ellas, lo cual, en aquella época, era señal de amistad. Naturalmente ello provocaba escándalo entre las pesonas piadosas, que lo criticaban.

¿Por qué Jesús asumió de esta manera un comportamiento ambiguo? Parea responder a ello implica identificar su experiencia espiritual y su forma de entender a Dios. Jesús experimenta a un Dios que es Padre de infinita bondad y que, por ello, tiene características de madre: acoge a todos, buenos y malos, y manifiesta una missericordia ilimitada. La forma como Jesús expresa la misericordia de Dios es ser él mismo misericordioso, coherente con lo que aconsejaba a los otros: ³sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso». Por eso es por lo que se mezclaba con las personas de mala fama para que, en contacto con él, pudieran sentir la misericordia divina. Hace falta ser duros de corazón y faltos de espiritualidad para no apreciar esa experiencia de Dios como Padre de misericordia. Como el amor es incondicional, incondicional es también la misericordia. En eso la parábola del hijo pródigo es explícita. La novedad no reside en el hecho de que el hijo vuelva al padre, después de haber dilapidado todo y después de llenarse de remordimientos y de nostalgias. La novedad está en el hecho de que el padre se vuelva al hijo: al verlo en la curva del camino, el padre corre a su encuentro, se le echa al cuello y lo cubre de besos. No le reclama nada. Al contrario, le prepara una fiesta.

Con eso Jesús quiso dejar claro: Dios es un Padre materno o una Madre paterna que siempre se vuelve hacia sus hijos e hijas, por malévolos que sean, porque nunca se le salen del corazón. Las Iglesias, diferentes de Jesús, rara vez se vuelven hacia las personas para que hagan una experiencia de misericordia. Más bien continúan aterrorizando las conciencias con las llamas del infierno. Escogen el camino del moralismo, reforzando el miedo que mantiene cautiva la libertad y triste la vida.

Jesús denuncia la actitud del hijo bueno que quedó en casa, a la sombra del padre. Se niega a volver hacia su hermano. Prefiere la observancia de la norma y la aplicación del castigo. Este hijo bueno es al único al que critica Jesús. Para Jesús no basta que seamos buenos. Hace falta volverse siempre hacia el otro con amor y misericordia.

Padre e hijo se vuelven uno hacia el otro: se cierra el círculo y surge entonces la irradiacion de la humanidad.

 

Leonardo Boff




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