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¿Tragedia o drama?

2004-01-23


  Brasil y el mundo globalizado se encuentran sumergidos en una profunda crisis. No es sólo estructural sino coyuntural, pues destruye nuestro sentido de vivir juntos. Puede representar una tragedia cuyo desenlace podría ser devastador, como en el teatro griego, o un drama cuyo final podría ser bienaventurado, como en la liturgia cristiana. Que sea una cosa o la otra depende de nosotros y de nuestra capacidad de decidir. Pero crece la conciencia de que nos acercamos al momento en que tendremos que decidir, de lo contrario la crisis ya no podrá ser drama, para convertirse en tragedia colectiva.

Desde el advenimiento del existencialismo, especialmente con Sören Kierkegaard, la vida es entendida como proceso permanente de crisis y de superación de crisis. Ortega y Gasset mostró, en un famoso ensayo de 1942, que la historia, a causa de sus rupturas y recuperaciones, posee la estructura de crisis. Ésta obedece a la siguiente lógica: (1) el orden dominante deja de realizar un sentido evidente; (2) comienzan la crítica y la percepción de que estamos ante un muro, y por eso reina la duda y el escepticismo; (3) urge una decisión que cree nuevas certezas y un sentido distinto, pero ¿cómo decidir si no se ve claro?, pero sin decisión no habrá salida para la crisis; (4) tomada la decisión, aun con riesgo, se abre entonces un nuevo camino y otro espacio para la libertad. Se superó la crisis. Comienza un nuevo orden.

La crisis representa purificación y oportunidad de crecimiento. No necesitamos recurrir a la palabra china de crisis para saber sobre su significado. Basta recordar el sánscrito, matriz de nuestra lengua. En sánscrito, crisis viene de kir o kri que significa purificar y limpiar. De kri viene crisol, elemento químico con el cual limpiamos el oro de la ganga, y acrisolar quiere decir depurar. Así pues, la crisis representa un proceso crítico, de depuración de lo esencial: sólo lo verdadero y sustancial queda, lo accidental y agregado desaparece. A partir de lo esencial se construye otro orden.

Pero todo proceso de purificación no se hace sin cortes ni rupturas. De ahí la necesidad de una decisión. La decisión produce un rompimiento con lo anterior e inaugura lo nuevo. Aquí puede ayudarnos el sentido griego de crisis. En griego, krisis, crisis, significa la decisión tomada por un juez o por un médico. El juez pesa y sopesa los pros y los contras y el médico conjuga los varios síntomas, y entonces uno y otro se deciden por un tipo de sentencia o por un tipo de dolencia. Este proceso decisorio se llama crisis. En el evangelio de san Juan aparece 30 veces la palabra crisis con el sentido de decisión. Jesús se presenta como \'\'la crisis del mundo\'\', pues obliga a las personas a decidirse.

Brasil vive postergando sus crisis por faltarle a sus líderes -también bajo el PT- osadía histórica para tomar decisiones que corten con el pasado perverso. Se hacen siempre conciliaciones con el pretexto de la gobernabilidad, preservando así los privilegios de las élites. El PT se proponía realizar esa misión histórica. ¿Lo hará? La crisis del capitalismo es notoria, pero nunca hay cortes estructurales para inaugurar un tiempo nuevo. Siempre se hacen ajustes que preservan la lógica explotadora de base, permitiendo apenas políticas pobres para los pobres. Bien decía Platón en medio de la crisis de la cultura griega: \'\'Las cosas grandes suceden sólo en torbellino”. Con la decisión, el torbellino y la crisis desaparecen y nace una nueva esperanza. ¿Podemos esperar eso para nuestra generación todavía bajo el gobierno Lula?

 

Leonardo Boff




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