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AUTOR: Huanacuni, Fernando
 
AGENDA LATINOAMERICANA AÑO: 2012

El Buen Vivir, Tradición indígena

Fernando Huanacuni


Exposición que hizo Fernando Huanacuni, aymara boliviano, en el Foro Público «El Buen Vivir de los Pueblos Indígenas Andinos» realizado el jueves 28 de enero de 2010 en el Congreso de la República de Perú. El Foro fue organizado por la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI). Huanacuni es autor de un estudio para la CAOI titulado: «Buen Vivir/Vivir Bien: filosofía, políticas, estrategias y experiencias de los pueblos indígenas andinos». www.minkandina.org

Todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente

Vamos a compartir aquí en nuestra pacha, tiempo y espacio, todas las reflexiones de este torrente de las aguas y las vertientes de nuestros abuelos, de nuestras abuelas.

La enseñanza de los abuelos y abuelas no es sólo racional, tiene el ímpetu y la fuerza de la vivencia, la claridad de la mente y del corazón. Ante las nuevas condiciones de la realidad a las que nos ha llevado la modernidad, el desarrollo, el humanismo, el antropocentrismo, el deterioro de nuestra vida y la vida en su conjunto, hoy emerge vigorosa, fuerte, traslúcida, la voz de los pueblos indígenas originarios.

Tenemos que ir hacia algo, hacia alguna parte. En aymara decimos Taki, el camino sagrado. Indudablemente ahí aparece el allin kausay (quechua) sumak qamaña (aymara), vivir bien (castellano). Ese horizonte nos permite reconstituir nuestra fuerza, nuestra vitalidad, saber quiénes somos, cómo vivimos, con qué fuerzas, y quiénes nos acompañan.

Armonía y equilibrio

Vivir bien nos hace reflexionar que debemos vivir en armonía y en equilibrio. En armonía con la Madre Tierra. La Pachamama no es un planeta, no es el medio ambiente... es nuestra Madre Tierra. Vivir en armonía con el cosmos, porque el cosmos también tiene ciclos, ritmos; vivir en armonía con la historia, saber que estamos en tiempos del Pachakuti, la época del reordenamiento de la vida, de la revitalización de las fuerzas naturales ante la conducta anti-natura del pensamiento occidental.

Vivir bien es vivir en armonía con los ciclos de la vida, saber que todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente; vivir bien es saber que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto; pensamientos y sabidurías de nuestros abuelos y abuelas que hoy nos dan la claridad del horizonte de nuestro caminar.

El movimiento indígena originario, en el horizonte del vivir bien, no solamente busca reconstituir el poder político, social, jurídico o económico: esencialmente busca reconstituir la Vida, reencontrarnos con nosotros mismos.

Somos Pachamama

Somos hijos de la Madre Tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto no existe la dicotomía ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos Pachamama, somos Pachacamac, somos vida. Por lo tanto, somos responsables también como «agricultores de la vida».

En estas nuevas condiciones emergentes, reconstituir nuestra identidad es volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida, de la naturaleza. Volver a nuestra sabiduría, a nuestros ancestros, al camino sagrado. No es retroceder, sino reconstituirnos en los principios y valores que no tienen tiempo, que no tienen espacio.

¿Vivir en equilibrio con quiénes? Con todas las formas de existencia. «Todo vive», decimos en aymara: las montañas, el río, los insectos, los árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto de la vida. Y nosotros, para reconstituir el vivir bien, tenemos que vivir en equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que vemos; incluso con lo que no vemos: nuestros abuelos, abuelas, nuestros ancestros, porque ellos también están con nosotros.

Proceso de naturalización

Salir de esa visión monocultural, uninacional, salir del «monocultivo mental». Así como el monocultivo ha deteriorado la madre tierra, la vitalidad y la fertilidad de la madre tierra, tenemos que salir del monocultivo mental que también ha deteriorado la capacidad natural que cada uno tenemos. Estamos emergiendo en estados plurinacionales, saliendo del estado colonial, de la república que solamente nos ha sumido en una individualidad humanista.

Cuando hablamos de vivir bien, estamos hablando de un proceso de naturalización, y no solamente de humanización, porque el proceso de humanización que Occidente ha planteado sigue viendo al ser humano como «el rey de la creación», y a los demás seres como objetos. Vivir bien significa entrar en ese proceso de naturalización, volver a nuestra naturaleza. Salir de las premisas de Occidente. Occidente dice: «ganar no es que sea todo, es que es lo único». Y nos sume en una competencia desleal, deshonesta entre humanos. Una competencia no solamente con los humanos, sino con todo tipo de existencia. Vivir bien significa comprender que si uno gana o uno pierde, todos hemos ganado o perdido.

Vivir bien significa mirar bien el horizonte, reconocer que la vida humana no es el único parámetro, ni la forma de entender a través de lo racional es la única. En aymara decimos: «sin perder la cabeza, caminemos la senda sagrada del corazón». Es abrirnos a la vida, es comprender que la vida tiene facetas importantes para reconstituir la vida misma.

Reconstituir nuestra identidad

El Estado que estamos cuestionando -humanista, individualista, jerárquico, depredador, homogenizador...- emerge de una cosmovisión, y esa cosmovisión tiene un carácter individual, machista y humanista. Por lo tanto, para reconstituir la cultura de la vida en el horizonte del vivir bien, tenemos que reconstituir nuestra cosmovisión y eso significa nuestra identidad. Significa hacernos las preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, qué corazón tenemos, quiénes han sido nuestros abuelos y con qué fuerza han podido caminar.

Éste es un tiempo de reordenamiento de la vida, pachakuti, decimos en aymara y quechua. Reordenamiento no solamente para alcanzar el poder político, sino, esencialmente, para reconstituir la vida. Ése es el mensaje de los abuelos y abuelas, y hoy repercute con más fuerza ante las condiciones adversas de la humanidad en las que el modernismo y el capitalismo nos han sumergido.

Vivir bien, no «mejor que»

Hay que diferenciar vivir bien del vivir mejor. Vivir mejor significa ganar a costa del otro, es acumular por acumular, es tener el poder por el poder. Pero vivir bien es devolvernos el equilibrio y la armonía sagrada de la vida. Todo lo que vive se complementa en un ayni que es una conciencia de vida; el ayni es la conciencia de que todo está interrelacionado. El árbol no vive para sí mismo; el insecto, la abeja, la hormiga, las montañas, no viven para sí mismos, sino en complementariedad, en reciprocidad permanente: a eso llamamos ayni.

Tiempo del Pachakuti

La gran pregunta es: para qué vivimos nosotros. Porque desde la visión occidental pareciéramos el virus que está deteriorando la vida misma en su conjunto, sin saber que el deterioro de cualquier especie, pequeña o grande, es el deterioro de todos nosotros y de la vida misma. Hoy nuestra generación despierta al llamado de una responsabilidad generacional: saber que nosotros no somos seres individuales, somos los ojos de los abuelos, somos la voz de los abuelos, por lo tanto también somos la acción y la esperanza de los abuelos. También somos la semilla de quienes van a venir después de nosotros, la semilla que va a aportar para que la cultura de la vida se fortalezca.

Ante las condiciones anti-natura, se fortalecen y se revitalizan las fuerzas naturales: ése es el tiempo en que estamos viviendo. Pachakuti: reordenamiento de la vida, un buen tiempo. Nosotros tenemos un abuelo que se llama Tata Avelino Siñani, que ha hecho la escuela ayllu, mostrando la pedagogía y el sistema comunitario de educación. Él decía que el mejor tiempo para ver es la oscuridad. En aymara decía: ahora es cuándo, no mañana, y no pasado, ahora. Por lo tanto toda esta sabiduría del vivir bien, nuestro horizonte, camino, fuerza del vivir bien, nos está mostrando la grandeza de la vida de nuestros abuelos y abuelas, hoy reflejada en la esperanza de nuestra generación.

Vivir bien es devolvemos el equilibrio y la armonía, comprender que hay ciclos de la Madre Tierra. Por lo tanto hay que sembrar y cosechar en su época, y no en otras épocas. Salir del monocultivo que ha destrozado nuestra vida y la fertilidad de la Madre Tierra. Salir del «monocultivo mental» que no nos permite ver tanta diversidad de la vida.

 

Fernando Huanacuni

Foro Público «El Buen Vivir de los Pueblos Indígenas Andinos»

 

 

 


 



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